Debate en el Tribunal Penal Uno de Posadas por el crimen de Maximiliano Mendoza (25), día 2

“Maxi gritó ‘ayuda Ale’ y cuando sacó la mano del pecho ahí vi el cuchillo”

Alejandro Machado sostuvo que el ataque por parte de Hugo Rolón (32) contra la víctima fue repentino y que en ningún momento previo se produjo una discusión entre ambos
miércoles 20 de abril de 2022 | 6:03hs.
“Maxi gritó ‘ayuda Ale’ y cuando sacó la mano del pecho ahí vi el cuchillo”
“Maxi gritó ‘ayuda Ale’ y cuando sacó la mano del pecho ahí vi el cuchillo”

La declaración de Alejandro Machado, vecino del barrio El Progreso de Posadas que en la madrugada del 9 de junio de 2018 presenció el repentino ataque que derivó en el asesinato a puñaladas de su amigo Maximiliano “Porteño” Mendoza (25), representaba uno de los aportes más esperados en la previa a la segunda jornada de debate oral por el homicidio del joven y que se lleva adelante el Tribunal Penal Uno de la capital provincial.

Sobre todo para la fiscalía y la querella, que tenían preparado una batería de preguntas con el fin de que el testigo pueda narrar cómo se sucedieron los hechos que derivaron en el crimen que tiene como único imputado al empleado municipal Hugo Alberto Naranja Rolón (32). 

Por pedido del magistrado Ángel Dejesús Cardozo, presidente del tribunal, el muchacho comenzó su relato diciendo que era amigo de la víctima y que al empleado municipal implicado lo conocía por ser junta del barrio.

Recordó que esa madrugada, al llegar a lo de Mendoza, éste estaba solo en la casa. Aunque dijo que al poco tiempo llegó al inquilinato el imputado, pero que por motivos que él desconoce, esa noche iba y venía a cada rato.

Pero al llegar al momento del ataque mortal confió que de un momento a otro el acusado le asestó lo que para él en un principio fue un golpe de puño en el pecho. 

“Bah, pensé que era una piña y en realidad fue un puntazo. Yo primero no me metí, como no vi un arma y como no discutieron o pelearon por así decirlo no hice nada. Pero después escuché que Maxi gritó ‘ayuda Ale’ y cuando le sacó la mano del pecho ahí vi el cuchillo y no me quedó otra cosa que pegarle, le tumbé al piso”, sostuvo el testigo, quien en un desesperado intento por auxiliar a su amigo utilizó su camperita blanca y la remera de la víctima para hacer un torniquete y evitar que siguiera perdiendo sangre. 

A su vez contó que en medio de la desesperación fue corriendo hasta la casa de un vecino que tenía un kiosco a pocos metros y que sabía que podría estar despierto porque solía estar atendiendo las 24 horas.

Pero más allá de que el comerciante llegó casi de inmediato, a los pocos minutos el joven murió a causa de la grave lesión.

Luego, al exhibirse los elementos secuestrados en la pesquisa, Machado contó que esa noche alcanzó a ver un cuchillo, aunque dijo que el arma blanca plateada que fue incautada no la reconocía. “Yo vi uno pero no era así, era negro”, puntualizó.

Sí reconoció su campera blanca y una gorra con visera de la víctima entre todas las prendas de vestir que se le mostraron ayer en el juicio. 

Ante la consulta del abogado César Ortellado, defensor del imputado, sobre si conocía al testigo Emilio Bareiro, Machado dijo no conocerlo.

También sostuvo que este muchacho afirmó que lo conocía pero dejó en claro que jamás él le confesó a esta persona haber asesinado a su amigo Maxi y lo que valió tiempo después un careo entre Mendoza y Bareiro en el juzgado de instrucción. 

“Yo a él no le confesé nada. No tengo porqué decir algo que no sé. Yo no lo conozco”, aseveró subiendo un poco el tono de su voz. 

Sobre cómo estaban dispuestos él y Mendoza esa madrugada dentro de la habitación del fallecido, el testigo le respondió a los miembros de la querella que Maxi estaba sentado frente a él en una silla y que él estaba a pocos metros cerca de la cama.

Remarcó que cada vez que arribaba al lugar, Rolón se paraba en la puerta, a pocos metros del dueño de casa.

Y luego agregó que tras el ataque del imputado hacia su amigo, ambos salieron hasta el corredor en donde quedaron trenzados hasta que el agresor retiró el puñal del cuerpo de Mendoza. 

Más testimoniales

Otro de los que dio su aporte en la investigación y que también atestiguó ayer en el debate fue el bioquímico forense Carlos González, quien estuvo a cargo del análisis de las muestras de sangre y orina tomadas al imputado y a la víctima.

En su informe no se detectaron rastros de la ingesta de pastillas, sí de alcohol -1,44 gramos de alcohol en sangre- y de compuestos cannábicos en la víctima. 

Sobre Rolón, “el análisis extrajo una muestra de orina a raíz del pedido del doctor (Fernando) Verón y se hizo un estudio toxicológico completo en donde se arriba a la conclusión de negativo para cocaína y marihuana”. 

Consultado por el fiscal Martín Rau en relación a lo que dijo el lunes en su declaración el imputado que tras su detención durmió los siguientes cuatro días a causa del exceso de alcohol y pastillas que había consumido, el profesional sostuvo que es exagerado pensar que tanta concentración pudiera estar más de 48 horas en el cuerpo humano. 

Luego le tocó el turno de declarar a Héctor Tati Fernández, un pintor que vive en el mismo inquilinato donde ocurrió el asesinato.

El hombre comentó que no conoce al imputado y que siempre se saludaba con Maxi Mendoza.“Yo trabajaba todo el día y cuando venía al oscurecer, a veces estaban los muchachos de reunión. Yo los saludaba y me metía en mi pieza, prendía la tele y me quedaba ahí”, relató el pintor.

Más allá de brindar datos sobre las circunstancias del hecho, la importancia de su testimonio tenía más que ver con que el día del hecho fue testigo del acta de secuestros de la Policía. 

Por su parte, al preguntársele sobre qué elementos vio en la escena y cuáles fueron incautados por los uniformados dijo que no participó de ningún procedimiento y que por eso no podría reconocer ni el cuchillo ni las prendas recolectadas como pruebas en el debate.

Hasta negó haber ido al edificio del Juzgado de Instrucción Tres cuando fue citado y que la firma que estaba en la foja judicial podría haber sido falsificada. 

Pero quien sí confirmó que Fernández colaboró con la Policía el día del hecho fue el comerciante Lucas Oporto, quien en aquel momento tenía un kiosco a pocos metros del inquilinato y quien fue en auxilio de Machado ante los pedidos desesperados del joven.

El vecino recordó que en medio de la intervención de los policías, una vez consumado el crimen, “había un señor que creo que le dicen Toti, que vive en el lugar, que participó de las pericias porque le llevaron a ver las cosas”. 

Agregó que Machado esa mañana estaba muy asustado por lo que le había sucedido a Maxi. Pero aclaró que horas antes de enterarse del homicidio no escuchó gritos o indicios de pelea en casa de sus vecinos pero por la distancia que están ambos inmuebles.

Planteos rechazados

Además de la declaración de los distintos testigos, ayer los miembros del tribunal rechazaron distintos pedidos presentados por las partes.

Uno de ellos fue al requerimiento de reconstrucción del hecho planteado el lunes por la querella.

También al de un careo entre el Machado y el imputado planteado por el abogado defensor, como así también la producción de una nueva pieza probatoria planteada por el fiscal tras la declaración de Fernández.

Fernández negó haber participado como testigo de actuaciones el día del hecho.
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