Desconectar para conectar

Tiempo de nuevas conexiones

Con una carga simbólica importante, esta Semana Santa nos recordó la necesidad de tener más tiempo de calidad con nosotros mismos para poder darles más tiempo de calidad a los que nos rodean
lunes 18 de abril de 2022 | 1:00hs.
Tiempo  de nuevas  conexiones
Tiempo de nuevas conexiones

Tras un fin de semana repleto de disfrute, pareciera que volver a la rutina es más agobiante que nunca. Ansiamos la llegada de otro fin de semana largo, las vacaciones. El sentimiento de agotamiento mental, de estar ‘quemados’ -burnout- es cada vez más cotidiano, constante y democrático. Afecta a todos sin distinguir rubros y por eso es cada vez más añorada la desconexión.

La Semana Santa no sólo es uno de los findes extra largos más esperados sino que tiene un simbolismo profundo sobre muerte y resurrección, comunión, compartir en familia. Por eso, fue para muchos una de las oportunidades ideales para  abrazar nuevos hábitos de crecimiento y deconstrucción.

Para arrojar luz sobre el tema, la licenciada Beatriz Martínez se interrogó: “¿Cuándo se convirtió esto de estar conectado en una necesidad vital?”.

“Antes teníamos más espacios de desconexión, de contacto con la naturaleza, simplemente de levantar la vista para ver como está el día, por la ventana, no por el celular’’.

Entendiendo que son herramientas que vinieron para sumar se pregunta también en qué momento ‘‘dejamos de estar conectados con nosotros mismos para estar como en esa red atrapados”,

No sólo la rutina laboral exige y demanda la actualización constante de noticias, el estar conectado permanentemente, sino también pareciera que el tiempo de ocio está marcado por la interacción en redes sociales y pantallas más que el cara a cara.

Numerosos estudios han revelado las consecuencias mentales y sociales de esta nueva práctica y aún así nos cuesta  desenchufar.

Según Martínez, especialista en coaching y mentoring, entre otras disciplinas, al ser un hábito, se ejerce de manera inconsciente pero con la práctica consciente de límites, se puede revertir.

“¿Cómo generamos los hábitos? Con las repeticiones de las acciones que hacemos, ya sea consciente o inconsciente”, planteó.

“Al repetir continuamente una acción, esto lo convertimos en hábito, cuando está instalado como hábito, en nuestro cerebro crea una red neuronal y para desarmarla hay que crear un nuevo hábito. Los hábitos pueden ser constructivos o destructivos. En este caso, estar hiperconectado todo el tiempo se torna destructivo sin que nos demos cuenta. Perdemos contacto con seres queridos, perdemos contacto con nosotros mismos y no le podemos dar a los demás lo que nosotros no tenemos. Si no tenemos tiempo de calidad para nosotros, cómo podemos brindarle calidad de tiempo a los demás”, profundizó.

En diálogo con Radioactiva, la especialista explicó que muchas veces este impedimento de soltar la tecnología, la conexión tiene que ver con el síndrome Fomo (del inglés fear of missing out), que es el temor a dejar pasar algo, a perderse algo.

Entonces cada actividad ‘placentera’, de relax o de desconexión puede estar marcada por el uso nuevamente de la tecnología o de una interrupción de ella.

A tono con la implementación de hábitos más amenos y saludables con nuestra mente, la constancia hace al maestro.

En esta línea Martínez remarcó que “uno a veces logra un desconecte, de decir ‘me voy a tomar el tiempo para tomar un té, leer un libro’ pero después me lleva otra vez al celular y veo a mis amigos en una playa o un restaurante hermoso, y yo en vez de conectarme con ese libro que pensaba leer, me voy con mis amigos a través de la foto y vivo una realidad paralela. Es un instante”.

Así es que la valoración del tiempo presente se convirtió en un aliado ineludible a la hora de apostar por un cambio.

“El aquí y ahora. Recordar que el momento presente es el que habitamos, no el que podríamos, el que debería, el futuro o el pasado. Entonces para conectar con ese instante es bueno respirar. Simplemente respiro, si prueban ahora, ¿a dónde te lleva esa respiración en forma consciente? Nos trae a este instante presente, en este momento”, recomendó Martínez, sobre un ejercicio práctico como para detener la vorágine cotidiana.

La aceptación vence también a la frustración, permitirnos reír, errar, volver a reír es parte de abrazar la vida con sabiduría.

Por ese motivo es que tal como alegó la profesional, otro tip simple es dibujar una sonrisa en la cara ya que el cerebro no entiende si es real o no. “Si uno sonríe para alejar el pesimismo o para frenar esto de querer estar en otro lugar, nos va a permitir aceptar la realidad así tal cual es”, postuló.

En este marco, volvió a ahondar en la necesidad de dejar el control y aceptar lo que tenemos delante.

“La conexión, la hiperconectividad tiene que ver con el control, querer tener el control todo el tiempo, estar controlando todo lo que pasa, todo lo que me pasa todo el tiempo no es posible. Entonces hay que confiar en la vida y en el devenir del futuro incierto que nos propone la vida misma. Aceptar la vida sin querer modificarla, sino observando la influencia que podemos tener en ella. Porque de nada nos sirve querer controlar algo que está totalmente fuera de nuestro accionar”.

Pararse desde otro lugar, nos habilita a disfrutar, saborear lo que está por venir, surfear mejor la ola. “Saborear es vivir con sabiduría”, marcó Martínez.

De esta manera, es sabio crear más instantes para desconectar y conectarnos con nosotros mismos y lo que nos rodea.

Si la Pascua fue la oportunidad perfecta, bienvenido sea el cambio de rumbo.

“Hay que crear ese instante mágico sin esperar que sea semana santa, fin de semana largo, vacaciones o feriado para conectar con ese desconecte. Ir creando esos instantes en el día a día nos va a permitir generar ese hábito, tener esos pequeños momentos de desconexión”, manifestó.

“Entonces, no tendríamos la necesidad de desconectar un fin de semana largo porque ya generamos el hábito que me lleva a eso y entonces cuando llegue el fin de semana largo me voy a desconectar pero con calidad, no como una imposición del deber ser, de tener que desconectarme en las vacaciones. Podemos todos los días buscar una herramienta que me permita eso”, alegó.

Así como tenemos rutinas para   poner en forma el cuerpo, para mantener una casa ordenada, un placar limpio, es hora de que comencemos también a entrenar la mente, a limpiarnos de tantos  bagajes cotidianos, de imposiciones de ser feliz 24/7 modo Instagram y de permitirnos este espacio personal, familiar que no sólo redundará en mayor salud y calidad de vida, sino también en mejores relaciones humanas. 

¿Que opinión tenés sobre esta nota?