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Efectos de la reapertura del puente internacional

Desde adentro, la venta informal de naftas en Encarnación que provocó crisis en las estaciones de servicio

En calles y avenidas de barrios alejados al circuito se exhiben botellas con combustibles a precio más bajo que las estaciones en Paraguay, que registraron una fuerte merma en las ventas

viernes 08 de abril de 2022 | 5:30hs.
Desde adentro, la venta informal de naftas en Encarnación que provocó crisis en las estaciones de servicio
Una vendedora recarga nafta a un cliente en plena calle barrial de Encarnación. / Fotos: Marcelo Rodríguez
Una vendedora recarga nafta a un cliente en plena calle barrial de Encarnación. / Fotos: Marcelo Rodríguez

Las calles y avenidas de los barrios alejados del circuito comercial de Encarnación, Paraguay, exhiben un negocio que se intensificó tras la reapertura del puente San Roque González de Santa Cruz. Al ras de la vereda de kioscos, talleres, comercios e incluso por fuera de casas particulares se observan botellas de uno o dos litros que anteriormente contenían gaseosa y ahora en su interior tienen combustible argentino. Esa botella tiene un sentido: indica que allí se vende nafta de manera informal, a un valor más barato al que se puede conseguir en un surtidor de la Perla del Sur.

Desde noviembre, uno de los principales motivos del cruce desde Encarnación a Posadas es para la compra de combustibles, no sólo para llenar los tanques de los vehículos sino también para la venta informal en suelo paraguayo, en el afán de obtener rédito económico. “Una changa”, en términos coloquiales.

La diferencia cambiaria actual motiva el paso y la demanda, ya que resulta hasta 50% más barato que comprar en Paraguay, y despertó un negocio que hoy gana terreno en el vecino país. En una calle, por ejemplo, hay hasta tres puntos de venta de combustibles, alguno con más distancia entre uno y otro, o incluso llegan a estar al lado de otro que se dedica a la misma reventa. También hay casos en los que a pocos metros de una estación de servicio hay una casa que se dedica a ofrecer la nafta más económica de lo que se puede conseguir en un surtidor, significando un grave perjuicio para la actividad. Desde el sector empresario afirman que por esta modalidad de venta informal, sumado al cruce por el puente internacional para abastecerse de gasolina en Posadas, provocó una merma en Encarnación de hasta el 80% en las ventas.

Todo ello fue relevado por El Territorio, que cruzó a Encarnación para observar cómo es la radiografía de la venta informal de combustibles, un panorama que dejó la reapertura del paso internacional Posadas-Encarnación a seis meses de la habilitación tras el cierre que provocó la pandemia por el coronavirus.

Radiografía de la venta informal

El barrio San Isidro está a escasos metros del fin del circuito comercial encarnaceno, que es sinónimo de pequeños negocios pero también de puntos de venta de combustible argentino. Kioscos y pequeños talleres son los espacios que se dedican a este tipo de negocio que creció hace meses.

Sobre una pequeña caja o simplemente sobre la vereda exhiben la mercadería a disposición. No hace falta cartel indicador, la puesta de la botella de uno, dos o tres litros señala que allí se vende combustible.

Un similar se repite sobre las calles aledañas a la avenida principal. Casas particulares ofician de puntos de reventa en pequeños envases. Afuera, una persona o dos están sentadas hasta que aparezca un cliente, que aparece en moto o en auto. La mayoría de los consumidores que observó este matutino en su estadía en Encarnación eran pequeñas motos.

Un motociclista se acerca a un pequeño taller mecánico que tiene dos botellas en la vereda y pide un dos litros de nafta. La vendedora se acerca, mira a ambos lados de la calle para ver si ningún patrullero se acerca. No hay nadie a su alrededor, seguridad que le permite avanzar en la transacción.

Dependiendo del tiempo o de la urgencia, el comprador decide llevar la botella o cargar directamente en el lugar de venta, a la vista de todos. En al menos dos oportunidades que presenció este matutino, los motociclistas prefirieron llevar las botellas con destino incierto.

El negocio arranca temprano, ya a las 8 la mercadería se expone y la espera arranca, según relevó este medio.

En esa estadía, un patrullero se dispuso a recorrer la avenida y las calles internas. En ese momento, pocos minutos antes que la policía llegase a transitar sobre esas casas o kioscos, los vendedores guardan las botellas exhibidas, como si nada hubiese pasado. Una vez lejos el vehículo policial, la venta vuelve.

La compra informal se ramifica más adentro del barrio. Allí, las casas particulares ofician de pequeños surtidores por si algún vecino o automovilista requiere de una nafta que para los paraguayos resulta más barata.

En medio de la recorrida, se consultó sobre el precio. “El litro lo vendemos a 7.000 guaraníes” (unos 200 pesos), afirmó una vendedora informal, quien explicó que hay diferentes tipos de envases: botellas de un litro, de dos y de tres.

En algunos casos, en una cuadra solo hay un punto de venta, en otros hay dos y hasta tres que funcionan separados o juntos, es decir, uno al lado del otro.

Otros, en tanto, eligen ubicarse en las esquinas. Algunos únicamente tienen tres botellas de combustible en exhibición, mientras que otros además de ventas de comestibles sueltos tienen como producto la nafta en botellas que era de gaseosa o de aceite de maíz con una capacidad de cinco litros.

El mismo panorama se repite en la zona de Cambyretá, a escasos metros del límite con Encarnación. A diferencia del San Isidro, los puntos de venta son más alejados pero con un mismo denominador común: una botella cargada advertía que en ese lugar se vende nafta.

En lo observado por este matutino, un taller mecánico ofició como centro para vender un importante cargamento de combustibles a un auto que se acercó al frente del negocio. Allí, una vendedora salió a la calle y dialogó con un conductor. Luego, volvió al interior del taller y salió de allí con una botella de dos litros que sirvió para cargar el tanque del auto y un embudo para oficiar la carga. Después, regresó al taller y al volver al auto lo hizo con varias botellas llenas de nafta. Las dimensiones variaban, de dos y de tres litros. Tanto la vendedora como el comprador comenzaron a colocar el combustible en el baúl, con un destino incierto.

En tanto, en el Centro de Frontera de Encarnación, se observa al costado de los puestos de control algunos bidones de gasolina que se incautan, que intentaban ingresar de manera ilegal por la frontera.

Estaciones de servicio en crisis

Mientras las estaciones de servicio tanto de Posadas como del resto de la provincia trabajan con un fuerte caudal de demanda, que supera la oferta en muchos casos, una situación diferente se vive en las de Encarnación. Como si fuera la otra cara de una moneda, los surtidores de la Perla del Sur transcurren sus días prácticamente con nulo movimiento. El cruce de automovilistas para abastecerse en la Argentina y la venta informal en diferentes puntos de esa ciudad explican el motivo de la reducción de la compra, que disminuyó hasta el 80% según el caso.

Dicha situación provocó una crisis sin precedentes en la ciudad. “Nunca se vio algo así”, coincidieron los empresarios y playeros consultados por este matutino en la recorrida por algunas de las estaciones de servicio de Encarnación.

Igor Cyncar, encargado de la estación Petromax, relató el estado de situación en su caso particular. Diariamente debe afrontar no sólo las ventas nulas sino también lidiar con un puesto de venta informal que se sitúa apenas a diez metros del surtidor de la firma. “En mi estación, las ventas son nulas. Necesitamos vender una cantidad de litros mensuales para sostener el negocio, que tiene un margen pequeño de ganancia en general. Pero las ventas están muy por debajo de los niveles sostenibles. Traemos dinero de otras estaciones de servicio de la firma para sostenernos, con la esperanza de que la política cambiaria mejore, de que suba el peso”, explicó.

En diálogo con El Territorio, precisó que por la merma en las ventas debió despedir personal. “Teníamos cuatro personas y nos quedamos con dos, con personal de playa que hace de limpieza. También tenemos una tienda que la mantenemos cerrada por medio tiempo. Es un negocio que debería funcionar con seis personas. Pero las personas que tenemos no podemos mantenerlos con el dinero”, precisó.

Más tarde, Cyncar apuntó que, a la baja en las ventas por la diferencia cambiaria, se suman los puestos de ventas informales. En su caso, al lado de su estación hay un local de venta de neumáticos que vende nafta de forma ilegal. “Al lado tenemos un puesto de venta ilegal. Tuve que despedir a personal y trabajar a pérdida, evaluando si seguimos”, comentó sobre la consecuencia de dicho accionar.

“Más que una competencia desleal, es una competencia de carniceros por los precios”, resumió al respecto.

“Es que la gente está al pendiente de cómo organizar los precios, ya que hay una diferencia de 1.000 guaraníes por litro. Un cliente llega a la estación con la necesidad y ves la billetera que tenés que hacer rendir el dinero. Y ves que al lado hay otro puesto que vende la nafta más barata. Eso es lo que genera el contrabando”.

El empresario detalló la diferencia de precios. Por ejemplo, la nafta premium llega a los 10.000 guaraníes en muchos casos, que equivale a 285 pesos argentinos, y en la reventa informal se comercializa a 7.000 guaraníes para este tipo de producto, es decir, a 200 pesos. Un ahorro de casi 100 pesos por litro. En tanto, en lo que refiere a la súper, en las gasolineras encarnacenas cotiza en 8.300 guaraníes (237 pesos) mientras que la botella de litro se consigue por 6.000 guaraníes (171 pesos).

La baja en las ventas por efecto de la venta informal y el cruce de paraguayos a las estaciones de servicio posadeñas comenzó en noviembre pero se intensificó en los últimos meses. “Desde que reabrió el puente estamos con este problema, que fue creciendo. Cuando el puente estaba cerrado no teníamos ese problema”, afirmó.

Sin embargo, relató otro inconveniente que también afectó al circuito de venta formal de naftas: “Hay muchos argentinos que cargan combustible, llenan sus tanques y los venden acá en Encarnación. Es un problema que se suma al ciudadano paraguayo que carga el combustible y lo vende más barato. Incluso es el propio argentino el que viene con el tanque lleno, lo vacían y lo venden acá. Eso se añade a la crisis que venimos atravesando”.

Asimismo, contó que pese a las extensas filas que diariamente se forman desde Encarnación hacia Posadas, con tiempos de espera de hasta diez horas: “La gente sigue cruzando para comprar combustible”. Es decir, no es un motivo que desaliente el cruce.

“Tenemos la esperanza de que suba el precio en Argentina para alivianar esta situación, pero es un panorama incierto. Aguantaremos hasta donde podamos”, acotó.

Por su parte, desde la estación Copetrol señalaron que “actualmente las ventas están muy bajas. Antes vendíamos bien y ahora apenas llegamos al 30 por ciento de lo que vendíamos antes”. De 50.000 litros diarios, apenas se comercializan 5.000, precisaron.

Al ser consultado sobre los motivos a los que atribuyen la baja en las ventas, explicaron que “tiene que ver con la venta que se hace en las calles, que tienen un precio más bajo, y eso afecta mucho a las ventas de las estaciones de servicio”.

“Únicamente vienen algunos clientes para cargar un poco de combustible para tener algo en el tanque y asegurarse de contar con algo para hacer el cruce. Los tanques los llenan directamente en la Argentina”, relataron.

Indicaron que la semana pasada hubo un incremento en el valor de las naftas, hecho que también incidió en la disminución de las ventas. Esto provocó que en las estaciones de servicio de la firma se haya reducido el personal dedicado para el trabajo.

En tanto, desde la estación de servicio Shell explicaron que desde noviembre registran una importante baja en el caudal de venta de combustibles. “Tuvimos que reducir personal porque hay muy poco movimiento en la estación”, comentaron.

En la recorrida que realizó este medio en otras estaciones de servicio de Encarnación, se replicó el mismo panorama: playas vacías y personal que aprovechaba la falta de clientas para limpiar los surtidores a la espera que algún automovilista o motociclista se acerque hasta allí para surtirse de combustible.


Venta de bidones, el otro negocio

A la par de la venta de combustibles de forma informal, surgió otro negocio atendiendo al contexto de asimetría: el de los bidones. Sobre las avenidas principales y en el propio circuito comercial son los sitios donde se puede adquirir el insumo para el almacenamiento de las naftas. De diferentes colores, tamaños pero del mismo material -de plástico- constituyen un artículo para satisfacer una demanda que surgió en estos tiempos de pospandemia. ‘Super oferta de bidones’, reza una leyenda en una importante esquina transitada del circuito comercial, mientras se exhibe una decena del artículo.

Al ser consultado por este matutino sobre el precio a un comerciante en el circuito, precisaron que cada bidón cuesta 700 pesos, que tiene una capacidad para diez litros.

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