Pinceladas de historia

Misiones después de Andresito

domingo 03 de abril de 2022 | 6:00hs.

La sucesión de Andresito, una vez apresado por las fuerzas portuguesas, fue un tema que debió resolver el mismo José Artigas. Para tal fin convocó a los principales lugartenientes del ex Comandante de las fuerzas misioneras a una reunión en la improvisada capital de las Misiones, el campamento de Asunción del Cambay, a orillas del río Miriñay. En esa reunión reconoció Artigas la imposibilidad de la continuidad de las fuerzas guaraníes de continuar las luchas contra el Imperio del Brasil en el territorio misionero. Las ciudades destruidas, los campos arrasados y baldíos, la sociedad guaraní casi totalmente disuelta, eran una razón más que suficiente como para no continuar con utopías militares. Al mismo tiempo se decidió el nombramiento de Pantaleón Sotelo, un indio guaraní, con su apellido españolizado, nacido en Santo Tomé, como nuevo Comandante General de Misiones. Casado con una yapeyuana, María Victoria Mbaré, había acompañado a José Artigas en el primer sitio de Montevideo de 1811, en el segundo sitio en 1813 y en el Éxodo Oriental hacia el Salto Chico. Había sido Segundo Jefe del Ejército de las Misiones Occidentales, después de Andrés Guacurarí.

La primera y trascendente misión de Sotelo, a pesar de la decisión de José Artigas de no dar continuidad a las guerras, fue la de preparar las fuerzas misioneras que habían sobrevivido al desastre contra Chagas para acompañar a Artigas en un nuevo intento de desalojo de los portugueses de la Banda Oriental. Una vez más los valientes guaraníes eran trasladados, como en toda esta triste época, a defender intereses que no siempre los afectaban directamente, como en este caso. Pero allá fueron. Tras el líder que habían elegido años atrás, a cuya causa toda la sociedad guaraní-misionera ofrendó su destino.

Después de algunos pequeños triunfos en tierra oriental, el 22 de enero ocurrió la desgraciada batalla de Tacuarembó, en la cual, las fuerzas artiguistas al mando de Andrés Latorre, secundado por los guaraníes Manuel Cayré y Pantaleón Sotelo fueron destrozadas por el ejército portugués, muriendo en este combate el mismo comandante misionero.

La derrota en Tacuarembó prácticamente marca el final del liderazgo de José Artigas de la Liga de los Pueblos Libres. Pocas semanas después, el segundo del oriental, el entrerriano Francisco Ramírez rompía relaciones con Artigas, obligándolo a abandonar el escenario misionero.

La mayoría de los jefes guaraníes habían muerto en los graves acontecimientos de esta catastrófica década. Quedaban sólo oficiales de segundo plano, entre los que se encontraba el también santotomeño Francisco Javier Sití, quien en la improvisada capital de Misiones, Asunción del Cambay, fue nombrado nuevo Comandante General de las Misiones Occidentales el 5 de marzo de 1820. Ya entonces la estrella de Artigas había languidecido y su liderazgo estaba en total decadencia. Sití decide pactar con el entrerriano Francisco Ramírez. Esto traerá malestar entre los oficiales guaraníes, divididos en sus adhesiones a Artigas o Ramírez. Algunos seguirán con el oriental, lo que provocará desobediencias y deserciones en el alicaído ejército guaraní.

En la mitad de 1820 Artigas ya no tenía más que unos pocos aliados misioneros. Había perdido su liderazgo en la Banda Oriental, en Entre Ríos y en gran parte de la oficialidad guaraní. Sólo le quedaba un camino: el ostracismo en el Paraguay. Y hacia allí se dirigió el oriental donde trascurrió el resto de su vida.

El corto tiempo de relaciones entre Ramírez y Sití fue caracterizado por una larga lista de conflictos. A fines de 1821 y decidido el entrerriano a poner fin a lo que consideraba una rebeldía de su subordinado, envía fuerzas de su provincia al mando de Gregorio Piris hacia Misiones con el objeto de intimidar a Sití e imponer su autoridad en aquella parte de su República.

Dispuesto a dar lucha, el comandante guaraní instala su cuartel general en su pueblo natal, Santo Tomé, siendo atacado el 13 de diciembre de 1821 por las fuerzas de Gregorio Piris, y obligado a cruzar el paso del Hormiguero junto a cientos de misioneros occidentales que finalmente se instalaron en el pueblo de San Miguel, en las Misiones Orientales.

Alejado Sití del territorio mesopotámico, ya no habrá más comandantes generales, ni tampoco sobrevivirá la Provincia de Misiones. Como parte de la República Entrerriana de Ramírez, un caudillo criollo, el capitán Nicolás Cabral, será el comandante del campamento de Asunción del Cambay y un mestizo correntino, Félix de Aguirre administrará la importante población de San Miguel, conformada íntegramente por familias guaraníes emigradas desde los pueblos del Paraná, destruidos por el gobernante paraguayo Rodríguez de Francia, en 1817. En aquellas ruinas del alto Paraná, quedaría Nicolás Aripí, quien se encargaría de recibir al sabio francés Amado Bonpland a su llegada a Misiones en julio de 1821.

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