Perdió una pierna por la diabetes y pide acceso a la salud

El ex combatiente Juan Fagúndez vive en El Soberbio y para tratar su enfermedad vendió su acordeón y quiere recuperarlo.
domingo 27 de marzo de 2022 | 11:11hs.
Perdió una pierna por la diabetes y pide acceso a la salud
Perdió una pierna por la diabetes y pide acceso a la salud

“El recuerdo más recurrente que tengo de la guerra son los combates, las explosiones, hasta el día de hoy que voy a cumplir 60 años es el recuerdo más fuerte que tengo”, dijo Juan Fagúndez, ex combatiente de Malvinas mientras toma mate en su chacra de El Soberbio, desde donde conversó telefónicamente con El Territorio.

Este héroe de guerra misionero combatió en Monte Harriet y Monte Kent y fue también camillero y enfermero. El 12 de junio, dos días antes de la capitulación argentina que puso final al conflicto, fue alcanzado por tres esquirlas de bala enemiga. Estos fragmentos lo lastimaron seriamente al ingresar a la altura del cuello y la espalda, quedó al borde de la muerte y con secuelas durante muchos años, que debilitaron su salud.

“El 12 de junio a las 01.30 de la mañana caí de la montaña al ser alcanzado por las esquirlas, el tiroteo seguía, era una ráfaga. Fui llevado prisionero de guerra de los ingleses hasta el 23 de junio y estuve en el buque Uganda, un buque hospital británico donde fui atendido por ellos que me hicieron la primera cirugía a 200 millas de las Islas Malvinas”, aportó con precisión y sostuvo: “en la guerra y al igual que mis compañeros, pasé hambre, frío, angustia y volví casi muerto, llegué a las Islas con un cierto peso y cuando terminó la guerra se me veían los huesos”.

Nuevamente en continente, el soldado hijo de una familia rural misionera y que toca el acordeón desde los 12 años, quedó internado en recuperación en el Hospital Militar de Buenos Aires hasta octubre de 1982.

“Pasó mucho tiempo hasta que pude reencontrarme con mi familia en Misiones, quedé mucho tiempo muy mal de salud, después viví también un tiempo por Buenos Aires, trabajé de todo en mi juventud, fui colectivero, camionero y siempre fui músico. La música me salvó muchas veces y fue mi refugio. Me acuerdo que mi papá quería que yo aprendiera a carpir y plantar tabaco y yo me escapaba al monte para aprender a tocar el acordeón”, rememoró emocionado el hombre que hace un tiempo perdió una pierna a causa de la diabetes y más recientemente también sufrió la amputación de los dedos. Para costear los gastos médicos debió vender su querido acordeón.

“Las consecuencias de la guerra son muchas para los veteranos. Yo no tuve mucho acceso a la salud, hoy que estamos llegando a los 60 años es importante que nuestra obra social responda y funcione bien en todas partes, no solo en las capitales. Yo tuve que ir a Posadas donde los veteranos me dieron un lugar donde quedarme y me llevaban al hospital. Todavía tengo que ir hasta Posadas para tener atención médica”.

El veterano fue contenido en Posadas por la asociación civil Centro de ex Combatientes Veteranos de la Guerra de Malvinas, que lo asistieron con techo, traslados y gestiones médicas y también lo ayudaron a conseguir una prótesis.

“Ahora que estoy en la silla de ruedas me hace falta más que nunca mi acordeón. Yo toco acordeón piano 80 bajos, ese es el que tuve que vender hace unos cinco años por mi tratamiento y no lo puedo volver a comprar, pero me encantaría poder volver a tocar chamamé, cumbia, polcas, música brasileña, de toda la región”.

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