Buenos Aires de experiencias

La Ciudad de la Furia, además de albergar a gran parte de la población del país, tiene experiencias de diversas índoles: ver Buenos Aires desde las alturas, un abanico gastronómico del país y del mundo y alternativas de espectáculos
domingo 13 de marzo de 2022 | 6:00hs.
Buenos Aires de experiencias
Buenos Aires de experiencias

Buenos Aires es el distrito más populoso del país y una de las ciudades más importantes de la Argentina y del mundo. La metrópoli es sinónimo de historia porque allí se desarrollaron los acontecimientos que marcaron hitos en los comienzos y desarrollos del país hasta la actualidad. Y también es sinónimo de diversas experiencias que se pueden realizar en la capital argentina.

Una característica de toda ciudad es la multiplicidad de ofertas turísticas y gastronómicas para ofrecer al visitante, en temporada alta o todo el año. Es una de las apuestas. Toda ciudad se convierte así en una cuna de experiencias.

Me verás volar por la Ciudad de la Furia, inmortalizó en uno de sus acordes Gustavo Cerati y resumió así a la ciudad de Buenos Aires, en su tránsito por la mítica banda Soda Stereo. Pero también la define de alguna manera, por su intenso movimiento cotidiano y por sus aventuras que alberga por sus calles y sus fachadas históricas, de la época colonial. Y en el medio de tantos edificios y autos y bicicletas, hay puntos para conocer y disfrutar.

La ciudad de las alturas

Un ícono de la ciudad es el Obelisco, situado en la intersección de las avenidas 9 de julio y Corrientes, en la Plaza de la República. Su lugar cobija la historia nacional, ya que fue allí donde se izó por primera vez la bandera argentina en la ciudad. Fue inaugurado en 1936, en consonancia con los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires. Es el epicentro de encuentro y movilizaciones.

Al monumento de 67,5 metros se lo conoce desde afuera, imagen obligada de fotografías de los turistas o de forma televisiva. Pero adentro esconde escalones por cuyo ascenso permite ver la ciudad con una vista privilegiada. Para llegar a la cúspide es necesario subir 206 escalones, con siete paradas (a cada ocho metros) para descargar y tomar impulso hasta llegar a la meta. Una subida que demanda de equipamiento de seguridad y adrenalina. Mientras se escala, hay un sonido de fondo: el ruido del paso de las dos líneas de subte que se sitúan justo por debajo del Obelisco.

Tiempo de subida no hay: se hace según los tiempos y exigencias personales. Al cumplir con los 206 escalones, en la cúspide se observan cuatro ventanas que ofrecen una vista privilegia de Buenos Aires. En una ventana se puede ver todo el Sur de la 9 de julio; y en otra, todo el Norte de la avenida más ancha del país. Las otras opciones permiten observar la extensa avenida Corrientes en ambos sentidos. Edificios, el tránsito, cartelería, los árboles, el cielo. Experiencia que permite invertir los sentidos, de ver la ciudad desde arriba, casi desde el aire. Literal, en la punta del Obelisco.

Cada año se repite la experiencia que vecinos y turistas puedan subir al Obelisco, conocer desde adentro un monumento emblema de la ciudad. En cada oportunidad, sube la cantidad de personas equivalente a la cantidad de años que cumple. En este año, va rumbo a los 86 años de vigencia.

Diversidad gastronómica

Cada ciudad, provincia o país tiene un plato típico que lo característica y lo vuelve distintivo. En el andar por la ciudad de Buenos Aires se replica todo eso en su conjunto, en el afán de brindar una multiplicidad de opciones para quien lo visita. Un abanico de opciones.

Un clásico porteño de gastronomía se concentra en los mercados, espacios que albergan ofertas de todo tiempo: queserías, verdulerías, carnicerías, tiendas exóticas, restaurantes, bares, entre otros. Su ubicación depende de la demanda y la necesidad de cada barrio de la gran ciudad. También, como una manera de tener al alcance todo, sin realizar grandes distancias.

Hay varios de este tipo. Uno de ellos es el Mercado de Carruajes, un paseo gastronómico que hace poco tiempo quedó habilitado al público. Se sitúa en pleno bajo porteño, a unos escasos metros de la Casa Rosada. Ese espacio tiene una historia particular, ya que era el sitio donde se guardaban los carruajes de la presidencia. Fue puesto en marcha en 1899, por pedido del mandatario Julio Argentino Roca.

Con el paso del tiempo, fue depósito no sólo de los carruajes, sino también de los vehículos que utilizaban los presidentes para su traslado por su cercanía a la Casa de Gobierno. Pero luego quedó en desuso. Antes del arribo de la pandemia, se decidió convertir el sitio que había quedado como depósito para un mercado con una diversidad de ofertas gastronómicas.

Pastelería, bares y restaurantes con platos típicos de buena parte del globo se concentran en ese ámbito. Cuenta con un patio cerrado y un patio abierto que conservan detalles del Siglo XX pero adaptándose a la arquitectura vigente. Un sitio que atrajo en las últimas semanas a turistas que observan en detalle parte del patrimonio que se conserva y vivir la historia desde adentro, mientras se degusta un plato típico, por ejemplo, de Italia o China.

Otro mercado de gran concurrencia es el de Belgrano, un sitio que se erigió como la primera capital del país y donde trascurrieron las primeras grandes decisiones de la incipiente Argentina. En un espacio también histórico, se caracterizó por el arribo de miles de vecinos que buscaban verdura, fruta y carne fresca, todo ello en la antesala de la aparición de las grandes cadenas de supermercados. A su alrededor todo cambió, pero ese mercado conserva a vendedores tradicionales e incluso, a hijos de los primeros comerciantes. Fruta, verdura, carne, pollo, pescado, postres, restaurantes y bares conviven en un mismo ámbito, en el afán de brindar una experiencia gastronómica para la zona, de carácter familiar y tradicional, y para el turismo.

Ofertas hay varias y una de ellas se erige desde un piso 21 en plena avenida Corrientes. Un bar, Trade Sky Bar, apunta a una experiencia desde las alturas, de tomar un trago a libre elección y tener una vista privilegiada de la ciudad, viendo a lo lejos el Paseo del Bajo, el Puente de la Mujer, el río de la Plata y parte de la mítica Corrientes, entre otros sitios históricos. Allí, se es testigo del comienzo y fin del atardecer y la noche. Qué noche mágica Ciudad de Buenos Aires, lo expresa Chano Charpentier. Desde esa altura se observa la iluminación nocturna y el movimiento de una ciudad que nunca duerme. Su acceso es con reserva previa y con ánimo de vivir una para el recuerdo.


El Obelisco

Es obra del arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales exponentes del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex. Con una altura total de 67,5 metros y una base de 6,8 metros por lado, el Obelisco posee una única puerta de entrada (mirando hacia la Avenida Corrientes en dirección oeste). Quienes deseen más información sobre este y otros atrasctivos pueden comunicarse con el Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, el Centro Virtual de Atención al Turista al +54 9 11 3682-4880.


Los sentidos en marcha

Buenos Aires se caracteriza por su oferta teatral, que se concentra mayoritariamente sobre la avenida Corrientes. Pero hay otras posibilidades, adaptables a todos los gustos y con el pasaje a vivir una experiencia sensorial.

Una de ellas apela a la imaginación: el Teatro Ciego. En una sala completamente a oscuras, con auricular puestos, cerras los ojos por un tiempo y la imaginación te trasladan a mundos diferentes, a una historia narrada y jugar con los sentidos. Olfato, sonido y tacto son requisitos fundamentales para poner en juego.

Pero la finalidad apunta a conocer la cotidianeidad de todas las personas ciegas. Conocerlos un poco más, en el afán de entender el contexto. Un relato de una hora permite reflexionar y eliminar estereotipos que siempre operan en un mundo de predominancia visual. Una experiencia para entender y comprender.

La ciudad cobija múltiples ofertas para todos los gustos, con muchos aires de experiencia en todo momento.

El Trade Sky Bar, parada obligatoria.
La vista de la avenida 9 de Julio desde la cima del Obelisco, a 67,5 metros de altura.
Mercado de Carruajes, un sitio histórico del Siglo XIX que hoy ofrece gastronomía.
Mural en el barrio Chino que refleja parte de una cultura milenaria.
El mercado de Belgrano, un sitio ideal para comprar y disfrutar.
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