Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Memorias de Punta Gómez

viernes 11 de febrero de 2022 | 6:00hs.

La zona de Punta Gómez en la ciudad de Posadas es silenciosa testigo de las diferentes concepciones del “urbanismo costero” según pasan los años; ancestralmente comprendida en el llamado Paso de Itapúa, el espacio del río Paraná más accesible para trasladarse de una orilla a otra, vio pasar guaraníes durante siglos hasta que un día el cruce lo hicieron personas diferentes.

En otra oportunidad -unos 200 y pico de años después- un muro de piedras superpuestas llegó hasta el montecito cercano a la barranca y tras un breve silencio de un par de décadas, cientos de soldados, animales y pertrechos cruzaron el Paraná hacia Asunción, poco después, a la inversa, hablando un portugués cerrado.

Años más tarde, cuando Roca instaló su regimiento en las cercanías, la Plaza de Armas le dio otra sonoridad a los días, lo llamaban “barrio de los cuarteles”; como siempre los años siguieron transcurriendo y una tardecita de 1926, Punta Gómez vio con desesperación como un ciclón destruyó la Villa Baja de Encarnación, vio una canoa cruzar en busca de auxilio, los ferrobarcos transportando heridos…

Al año, los encarnacenos sobrevivientes expresaron agradecimiento colocando una pirámide de piedra roja, allí, en la barranca; y poco a poco el vecindario se refirió al lugar como “el parque de los paraguayos”.

En el verano de 1940 hubo un gran acto, inauguraron la Costanera Norte, un paseo peatonal que aprovechó el desnivel natural, un porteño llamado Alejandro Bustillo lo sugirió y dibujó. Entonces, la barranca se pobló de jóvenes enamorados, de niñas emperifolladas, de alegría y música desde el Parque Japonés, de un Museo Regional, de Exposiciones Nacionales en un nuevo edificio, y hasta un presidente de la República caminó por allí.

Poco tiempo después, en el mismo edificio, se instalaron los primeros diputados y diputadas provinciales, pero duró poco…

El inicio de la década de 1960 en Misiones marcó la consolidación definitiva de su condición de provincia argentina luego de casi un lustro de incertidumbre política, intervenciones federales y la sanción de una nueva Constitución, la provincia estuvo en manos de seis interventores federales y la condición jurídica estuvo en discusión hasta 1958 cuando se sancionó una nueva Carta Magna - la que nos rige en la actualidad, reformas mediante-.

Finalmente, el Ejecutivo nacional autorizó que, en el marco de la elección legislativa convocada para el 27 de marzo de 1960, Misiones eligiera sus autoridades y retomara el rumbo provincial definitivamente; la fórmula Ayrault-Errecaborde se consagró ganadora, asumieron como gobernador y vicegobernador el Día Internacional de los Trabajadores del año 1960. Si bien no lograron cumplir el tiempo correspondiente de gestión por un nuevo Golpe de Estado en el país -en abril de 1962-, en casi dos años de frenética labor sentaron las bases de un cambio definitivo de la realidad misionera.

Una de esas concreciones fue llevar adelante el Campeonato Nacional de Basquetbol de 1962, en su vigésima novena edición, y otra la construcción del Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez para cumplir con ese compromiso.

Y Punta Gómez retomó su protagonismo.

Apenas iniciado el año 1961, la Comisión de la Federación Misionera de Basquetbol propuso a la provincia como sede del 29° Campeonato Argentino, promocionado como “el más argentino de los Campeonatos”, ante las autoridades de la Confederación Nacional de ese deporte, y obtuvieron la respuesta esperada.

Al regresar a Misiones, se reunieron con el gobernador para comunicarle la decisión de la federación y solicitarle el apoyo necesario; el único inconveniente estuvo en las instalaciones deportivas requeridas para semejante evento. Por ese entonces, el arquitecto Jorge Pomar había realizado un proyecto para la construcción de un anfiteatro y se lo había hecho llegar al gobernador.

En una reunión informal en la casa de Bertrán, Ayrault, su esposa Ofelia Ruiz Reca, Pomar y Mario Juri debatieron entre la construcción de un estadio municipal en la intersección de las calles Catamarca y San Lorenzo o el proyecto de Pomar, este último ganó, el lugar elegido para emplazarlo fue la Costanera Norte, por entonces bastante venida a menos.

El titánico desafío ante el escaso tiempo, el sitio elegido y la complejidad de la obra, ahuyentó a posibles oferentes; Aldo Contristano, al frente del Instituto Provincial de la Vivienda, se puso a disposición del Ejecutivo y se hizo cargo de la obra conjuntamente con el ingeniero Eugenio Beghé.

Durante 100 días se trabajó incesantemente, en jornadas de doce horas y por suerte el clima colaboró. En paralelo, se encaró la finalización de los monoblocks de la avenida Roque Sáenz Peña, donde se alojaría a las delegaciones participantes, se puso en condiciones la cancha existente en el Club Racing -usado como subsede-, se planeó con responsabilidad la logística del encuentro, se adquirieron relojes para las mesas de control y gran cantidad de elementos deportivos.

El 17 de febrero de 1962 se inició el 29° Campeonato Nacional de Basquetbol en Posadas, el gobernador César Ayault y el intendente municipal Raúl Zapelli recibieron a las delegaciones provinciales en la plaza 9 de Julio; más tarde, se inauguró oficialmente el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, con la presencia de autoridades provinciales y municipales, el presidente de la Confederación Argentina de Basquetbol, José M. Montórfano, el presidente de la Federación Misionera, José Antonio Bertrán, y un numeroso público, se inició la contienda, que duró varios días y consagró campeón al equipo de Santiago del Estero.

El anfiteatro tenía 2.928 metros cuadrados, un imponente escenario –a ras de piso- y cinco gradas en abanico, capacidad para 5.000 espectadores sentados, todo en hormigón armado; se conservó la escalera original y el muro perimetral de la Costanera Norte, años más tarde se agregaron sanitarios y camarines en un subsuelo.

La tradición oral cuenta que el gobernador consultó a Aníbal Cambas sobre el nombre más adecuado para el anfiteatro, y la sugerencia fue Manuel Antonio Ramírez, poeta, periodista y militante político del medio, y así se lo designó.

En noviembre de 1963 se realizó la edición inaugural del Festival de la Música Litoraleña, que conocemos como Festival Nacional de la Música del Litoral y del Mercosur. El escenario, desde 1992, lleva el nombre de Alcibíades Alarcón, y en 2014 se nombró Ramón Ayala a la platea central.

Después vino la Costanera, pero eso es otra historia.

¡Hasta el próximo viernes!

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