Cartas de lectores

El reflejo de nuestra sequía intelectual

sábado 05 de febrero de 2022 | 6:00hs.

El agua es vida, los árboles retienen el agua por lo tanto retienen la vida, esto significa que si los cortamos estamos impidiendo el surgimiento de la vida. Los árboles son el refugio de los insectos, los insectos son el alimento que permite la cadena alimentaria y la polinización de las plantas, si entorpecemos esta conexión, nos estará faltando un eslabón.

Cuando no tenemos dinero solemos utilizar la metáfora ¡estoy seco!, que alude a la naturaleza, porque una planta seca no puede dar frutos. La sequía es un signo de los tiempos, un signo que debemos escuchar para cambiar nuestra conducta; si queremos resultados distintos no podemos seguir haciendo lo mismo.

Vivimos en la selva paranaense, dónde cada hoja, planta, árbol, se nutren del sol, transforman el dióxido de carbono en oxígeno, donde el manto de hojas genera una alfombra natural qué retiene el agua y humidifica los lugares, permitiendo tener arroyos caudalosos, aguas subterráneas, que nos dan de beber. Deforestamos no solo para extraer madera dura sino para plantar monocultivos, ganadería, yerba, etcétera. Pero con una gran población mundial, que depende casi en la totalidad de los motores a explosión para alimentarse, estamos generando un efecto invernadero que aumenta la temperatura y trae consigo desequilibrios, que se vuelven impredecibles, dañinos para nuestra agricultura y alimentación.

Es hora de tomar cartas en el asunto, de entender que somos parte de la naturaleza, que es nuestra socia, aliada y benefactora, no nuestra enemiga, o una mera mercancía, muchas veces concentrada en pocas manos. Debemos vivir en equilibrio con ella, respetando sus territorios, tiempos y formas de desarrollarse. Nuestra mentalidad tecnológica cree que todo lo puede controlar, olvidándose de la interrelación que tenemos los humanos con los otros organismos. Cuando se descuida de esta conexión por vivir en entornos antropizados como las ciudades, se pierde su capacidad de asombro por la casa común y no se puede querer lo que no se conoce. Lo curioso es que después todos quieren vacacionar en entornos silvestres, tener una casa de campo, tomar agua potable, porque en el fondo el contacto con la naturaleza nos hace bien, pero se hace muy poco por su conservación.

Pablo Martín Gallero
Puerto Rico

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