Ñande reko rapyta (Nuestras raíces)

La ‘Iguazú’ de Zelmira

viernes 04 de febrero de 2022 | 6:00hs.

En diciembre del año 1935 apareció en Misiones el primer número de una nueva revista mensual titulada ‘Iguazú’; en ella hacían su aporte literario -más que periodístico- León Naboulet, Casiano Carvallo, Raimundo Fernández Ramos, Soriano S. Romero, Antonio Gentile, Isabel Llamosas de Alvarenga, Edmundo Barreyro, Balbino Brañas (hijo), Nélida Giménez Giorio, Mario A. Herrera, Miguel Ángel Martínez, Ramón Suaiter Martínez, bajo la responsabilidad editorial de Luis María Bardauil. La Dirección de la revista estaba en la calle Buenos Aires N° 377, y la Administración, en Colón N° 401, de la antigua numeración de la capital misionera.

En el medio circulaban por entonces los diarios ‘El Territorio’ y ‘La Tarde’, el semanario ‘La Mañana’ y la revista ‘Actualidades’, aunque de vez en cuando surgía una que otra publicación que no lograba sobrevivir a las vicisitudes económicas de una década marcada por el caos financiero.

Con áreas bien definidas, la ‘Iguazú’ se jactaba de ser la primera revista en dedicar páginas al “quehacer agronómico”, a cargo de Naboulet; la firma “Foto Fernández” estaba al frente de las imágenes, especialmente en dar a conocer eventos sociales “del centro”, tan importantes por entonces para la charla ocasional. La sección Pedagogía estaba bajo la responsabilidad de la señora de Alvarenga, los “off de record” eran firmados con el seudónimo de Sir Bal Cammis; y varias páginas estaban dedicadas a la poesía, prosa y literatura, como era la costumbre en la época.

Tampoco miraron al costado en el tema “Provincialización de Misiones”, y casi sin tomar postura, ofrecieron los argumentos de las Ligas Antiprovincialista y Provincialista, en espacios similares y derecho a réplica incluido.

Carvallo y Fernández Ramos escribían sobre historia regional y especialmente bregaban por la conformación de lo que por entonces llamaban Junta de Historia Misionera –aunque los puntos de vista no confluían-, su importancia y necesidad; en algunos de los números, el caricaturista Emilio R. Bastos volcó su particular arte en la portada, con ilustraciones de personajes destacados de la ciudad de Posadas.

Cuando el año 1936 finalizaba, un hecho por demás inesperado sacudió la opinión pública misionera: se hizo cargo de la dirección de la revista ‘Iguazú’ Zelmira de la Torre de Quadri, paraguaya de origen, vecina posadeña, esposa de un martillero público, una mujer que rompió las estructuras de su época, pionera en actividades casi vedadas a las de su género y hasta consideradas inmorales.

Como directora de la revista -para esa fecha con Dirección y Administración unificada en Félix de Azara N° 111-, incorporó nuevas secciones con un claro giro hacia la política, el feminismo y las cuestiones sociales; apoyó con la publicación a las artes visuales; especialmente, para ello sumó a exponentes como Eduardo Fabre, artista porteño que vivía en la ciudad desde hacía unos años, alumno de Eduardo Schiaffino y Ernesto de la Carcova, especializado en Francia con Henri Vollet y en escultura con León Fagel. Tenía en su curriculum varias exposiciones en Europa y Estados Unidos, en 1933 había sido invitado por la Gobernación a exhibir sus obras en nuestras tierras y en una segunda ocasión representó a Misiones en el Salón Amigos del Arte de la ciudad de Buenos Aires, con una serie de 22 dibujos a lápiz, inspirados por las entonces Ruinas Jesuíticas de San Ignacio; enamorado de la exuberancia misionera, se instaló por acá y para fines del 36 presidía la Comisión de Bellas Artes local.

Otro beneficiado por Zelmira y la ‘Iguazú’ fue Manuel Quintana, otro pintor de moda, que se instaló en el hotel Magestic –ubicado en la esquina de 3 de Febrero y Santa Fe-, luego de una exitosa gira a lo largo y ancho del país. Dictó cursos de perfeccionamiento a interesados y realizó trabajos de retratos a pedido. Otro convocado fue Carlos Selva Andrade; las incorporaciones reforzaron el staff existente…  impensado e impagable en la actualidad.

Su gestión triplicó la cantidad de páginas de la revista, innovó en concursos de lectores –el ganador no sólo accedía a un interesante premio, también definía el desenlace del radioteatro del momento-, entrevistas comprometidas con la primera línea política y uniformada y tomó clara postura sobre la ideología de los golpes de Estado que se instalaba velozmente y subrepticiamente en la sociedad. 

Zelmira de la Torre fue periodista practicante, actriz, dramaturga, escritora y cabeza de la Compañía Radio Teatral, que puso al aire -desde ZP3 Radio Bouquet de Encarnación, Paraguay- el radioteatro de carácter regional, en ese entonces la máxima expresión del arte popular, que era llevado “a las tablas” cuando finalizaba la transmisión de una obra; impulsó la realización de Exposiciones de Libros Argentinos en Posadas, con obras de los más afamados escritores de entonces y por varias ediciones.

A toda esta febril actividad Zelmira le sumó algo más, lo que le valió reconocimiento nacional: fue activa militante y portavoz de la Causa de la Mujer Obrera en esta zona argentina, se definía a sí misma como una “obrera del pensamiento”, caminó convicciones con Alicia Moreau de Justo y Justina G. de Garay… y seguro pagó el precio de tanta libertad intelectual.

Como a tantas otras personas, el devenir del tiempo sepultó su obra y legado, se llevó su nombre en una ráfaga de viento norte tal vez, pero esta mujer hamacó su pasión y convicción entre las dos orillas del río Paraná, dirigió una revista de carácter claramente político y social en su gestión, sus escritos denunciaron desigualdades con todas las letras tanto hacia mujeres como hacia los hombres.

No hay más datos –por ahora– de esta mujer, y si no fuera porque sobrevivieron algunos números de la revista, no sabríamos de ella, pero del “pasado nadie escapa”, dicen por ahí…

¡Hasta el próximo viernes!

¿Que opinión tenés sobre esta nota?