La orquídea eterna

¿Alguien recuerda a los enanos de jardín? A toda esa fauna de personajes con la que los vecinos daban vida a sus jardines: princesas, gnomos, sapos, cigüeñas... Incluso hay jardines en la ciudad que tienen esculturas realizadas con desechos, con chatarra. Son ecos quizás de otros tiempos, de otras ciudades, donde se ornaban las casas con figuras colosales, arreglos llamativos. Los jardines requerían jardineros para su cuidado. Relojes de sol, leones, angelitos, gárgolas en esas ciudades milenarias. Posadas expone murales, mosaicos, esculturas, detalles, perlas urbanas para atesorar o una gigante orquídea como en este caso.

Quien va desde la zona oeste hacia el centro de la ciudad puede observar a su derecha, en la esquina de la avenida López y Planes y calle 113, frente a la casa, en una vereda preponderantemente verde, una gran orquídea en flor.

Orgullo de los dueños de casa, admiración de transeúntes, ella está allí no con perfume, pero sí recordando y rememorando la belleza. Es que la fascinacion por las orquídeas viene de lejos: orquidelirio se llamaba a la locura cuya pasión fue equiparada a la fiebre del oro. En la Inglaterra victoriana, los ricos coleccionistas organizaban expediciones por desconocidos territorios para tener ejemplares únicos, y éstas podían terminar en batallas sangrientas.

Esta perlita urbana se encuentra en la avenida López y Planes casi en su intersección con la avenida Lucas Braulio Areco, en la ciudad de Posadas.