Pinceladas de historia

El nombre de Argentina

domingo 23 de enero de 2022 | 6:00hs.

Domingo Faustino Sarmiento, en el inicio de su libro ‘Conflictos y armonías de las razas en América’, en 1883, se pregunta: “¿Argentinos? ¿Desde cuándo y hasta dónde?”. Los textos oficiales de historia argentina no dudan en afirmar que la historia de nuestro país se inicia en los primeros contactos entre españoles e indígenas en los tiempos de la conquista del Río de la Plata y la entrada al Tucumán. Pero, para considerar los límites espaciales de esa historia, es necesario abandonar la idea del territorio argentino actual, donde existen límites internacionales y provinciales claros y precisos. En aquellos tiempos, en el primer cuarto del siglo XVI, las jurisdicciones se las asignaban a los conquistadores, o adelantados. Eran imprecisas y se aplicaban a regiones muy distantes unas de otras, e incluso desconocidas y sin ocupación efectiva. En ese sentido, el espacio de lo que hoy se estudia en la historia argentina hispánica era mucho más amplio del actual.

El propio nombre de Argentina que utilizaron muchos cronistas y cartógrafos de aquellos tiempos tardó en imponerse y coexistió con otras denominaciones, como Provincias del Río de la Plata o incluso Provincia Paraquaria de los Jesuitas.

El nombre de Argentina deriva del latín argentum (plata). En 1554, el cartógrafo portugués Lopo Homem mencionaba a este territorio como terra argéntea y el nombre se popularizó en 1601 con el poema ‘Argentina’, de Martín del Barco Centenera, integrante de la expedición del conquistador Ortiz de Zárate, quien denomina al Río de la Plata como “el Argentino”. Vicente López y Planes, creador del himno nacional, no duda en incluir ese término en el propio texto del himno y en su obra ‘Triunfo argentino’, en 1810. Sin embargo, en los inicios de los tiempos de la independencia el estado seguía figurando oficialmente como Provincias Unidas del Río de la Plata, o Provincias Unidas de Sudamérica, como figura en el Congreso de Tucumán de 1816.

En 1824, durante los tiempos rivadavianos, llegó a sancionarse una constitución que, por su carácter exclusivamente porteñista, nunca entró en vigor. A esa constitución se la denominó “de la República Argentina”.

Fue en el período de Rosas (1829-1852) donde se afianzó el nombre de Argentina. El caudillo federal tituló a su estado gobernante de diferentes formas pero siempre incorporando el término de Argentina. Así, en los sellos oficiales de aquellos tiempos aparece como la Confederación Argentina, Estados Unidos de la República Argentina, República de la Confederación Argentina y Federación Argentina.

La Constitución de 1853 se sanciona en nombre del pueblo de la Confederación Argentina, pero la reforma constitucional del 1º de octubre de 1860 cambia el término Confederación por Nación, y Provincias Confederadas por Provincias; agregando además un nuevo artículo, el número 35, que dice: “Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber, Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina, Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintos para la designación del gobierno y territorio de las provincias, empleándose las palabras Nación Argentina en la formación y sanción de las leyes”.

El 8 de octubre de 1860, en la ciudad de Paraná, el presidente Derqui decreta que “siendo conveniente a este respecto establecer la uniformidad en los actos administrativos, el gobierno ha venido a acordar que para todos estos actos se use la denominación República Argentina”.

Desde 1860 el general Mitre utilizó el nombre de “presidente de la República Argentina”, quedando fijado desde entonces definitivamente el nombre con el que se reconocería mundialmente a nuestro país hasta el presente.

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