Todo pasa, todo queda

lunes 17 de enero de 2022 | 6:00hs.

Por Ramón Claudio Chávez Ex juez federal

Julio Humberto Grondona, el “ferretero de Sarandí”, que llegó a ser presidente de la Fifa siendo vice, se hizo famoso por una frase impresa en uno de sus anillos, que utilizó hasta que murió su esposa.

La frase era “Todo Pasa”.

Para comprender la historia tenemos que remontarnos al año 1300 AC, cuando el Rey Ramsés II ocupaba el trono del Imperio Egipcio.

Ramsés no estaba conforme con su vida personal, ni con su reinado, por lo que fue al encuentro de un sabio que le obsequió un anillo con una inscripción en el lado interior.

La frase era “Esto También Pasará”. El faraón coqueteaba con dos chicas y se mandó hacer dos anillos iguales, alguien le pregunto qué pasaría si ellas se cruzaban al mismo tiempo.

El Faraón respondió- ¡Todo pasa!

El mandamás del fútbol argentino, a quien llamaban “El Padrino”, no sólo es recordado por esa frase, sino también por el poder que acumulo y el escándalo del “Fifa Gate”.

La canción “Cantares” de Antonio Machado y Joan Manuel Serrat” comienza con la frase “Todo pasa, todo queda”.

Podríamos afirmar que en la vida “todo pasa, todo queda”.

No es la misma para todos, hay un contexto material en el que vivimos, el tipo de familia en la que nacemos, cuánto dinero tenemos y de donde somos.

Mucha gente prefiere siempre el mar para sus vacaciones, organiza con tiempo el viaje, los costos y los lugares.

No pocos son los que concurren anualmente al mismo escenario, se sienten cómodos allí, se familiarizaron y disfrutan de esto.

Los más jóvenes prefieren la variedad, conocer otros destinos, otra gente, otros colores.

El psicólogo Arturo Torres, graduado en la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que la vida humana, está dividida en “nueve etapas”.

1). Etapa prenatal, 2). Primera Infancia, 3). Niñez temprana, 4). Niñez intermedia, 5). Adolescencia, 6). Etapa de la juventud, 7). Etapa de la madurez, 8). Etapa de la adultez madura y 9). Tercera edad.

A cada una le otorga una determinada edad; y aunque no lo dice categóricamente, a partir de la etapa de la madurez, el ser humano se torna más conservador de sus logros.

Cabe aquí esa frase de “Todo pasa”.

Los que antes dormían en camping, en carpas, con noches interminables de música y alcohol, prefieren ahora disfrutar del mar temprano, para descansar plácidamente en las noches en la comodidad de un buen hotel o departamento.

Cuando somos jóvenes queremos llegar rápido a cualquier lugar, cuando somos viejos sólo queremos llegar.

En definitiva, es la manera en que nuestro propio cuerpo nos hace vivir.

Independiente de los que prefieren el mar para vacacionar, otros se sienten atraídos por otros lugares, y muchos por más que quieran, no se pueden ir de vacaciones.

Hay gente que vive de vacaciones, otros viven seis meses en un lugar y los otros seis en otro.

Para muchos es un tema de la moda, de las condiciones que ofrece el lugar turístico y su industria sin chimeneas.

La publicidad nos bombardea con lugares paradísiacos, los planes en cuotas y el famoso “all inclusive”.

A los argentinos nos sale caro veranear en el país; o en el extranjero por la devaluación que ha soportado nuestra moneda.

Retornando a la idea inicial del artículo, mucha gente no quiere comenzar el año nuevo sin las vacaciones y siente verdadera frustración cuando no puede hacerlo.

El chico o la chica joven le dice a su pareja, vamos a un lugar “con onda”, donde se pueda disfrutar el descanso, aunque eso signifique dormir muy poco.

El hombre mayor le dice a su esposa:

– ¡Decile a tus hijos que nosotros vamos de vacaciones, no a cuidar nietos!

– ¡Olvidate!, le responde ella:

– ¡Vos sabés que los nietos hacen lo que quieren con los abuelos!

Queda el sabor del agua salada, de las olas del mar que vienen y van, de los días de sol y las noches románticas con ese inconfundible sonido del océano golpeando las rocas.

Los recuerdos perduran.

“Todo pasa, todo queda”.

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