Carnaval de historias y alegrías

El sol comenzó a bajar, apaciguando el sofocante calor. Y los vecinos de Villa Blosset se iban sumando en la tradicional plaza de la calle Lanusse.

La música marcaba el camino. Los ritmos de samba, cumbia y alegre música cervecera invitaban a todos a convocarse frente al escenario mayor para dar inicio a la gran fiesta. Sillones y silletas, equipos de mate y tereré, comida para compartir y, sobre todo, muchas ganas de bailar; los vecinos de la zona llegaron preparados para revivir una vez más el reencuentro carnavalero.

Algunos viviendo a pocas cuadras, otros un poco más alejados. Vecinos instalados hace poco tiempo en el barrio y otros tantos viejos que muchos años habitaron Villa Blosset pero debieron emigrar por las relocalizaciones y otras cuestiones; todos se fueron sumando a la fiesta.

“Muchos crecimos y fuimos mudándonos. Otros tantos dejaron este lugar porque sus casas fueron quedando bajo agua. Pero en esta época del año sabemos que siempre nos reencontramos. El carnaval es para volver al barrio”, contó Graciela Escobar que ya no vive en la zona pero regresa todos los años en época de carnaval. Junto a su tocaya Graciela Ramírez, llegaron al lugar para disfrutar de la música y recordar viejos tiempos. “Somos amigas hace casi 60 años, el barrio nos unió y venimos al carnaval para celebrar la música y recordar anécdotas e historias. Tenemos una amistad entrañable, nos conocemos de toda la vida”, compartieron con El Territorio al tiempo que recordaron varias anécdotas.

En la otra punta del escenario, coquetos y con ganas de bailar, Rosa y Beto aguardaban el inicio de la batucada comparsera. “No somos del barrio. Pero solemos venir porque siempre se disfruta mucho este carnaval. Participamos y nos divertimos. La música es alegre, desde hace varios años venimos a bailar”, contaron mientras destacaron que las fiestas de San Juan, y otras tradicionales de la región, también las disfrutan en Villa Blosset.

Como ellos, los González también participaron del encuentro. Se acomodaron en ronda, con sillones y tereré, para disfrutar en familia del carnaval.

Minutos antes de las 21, las luces de colores iluminaron la calle y el micrófono se encendió para abrir paso al primer show en vivo de la noche. Sergio Show y su banda irrumpieron con ritmos de cumbia y música tropical, invitando a todos a sumarse a la fiesta. Con chistes, chamamé y música alegre, el artista que vive en Villa Blosset hace más de 50 años se llevó los aplausos de toda la comunidad.

Seguidamente, Victor ‘el Potro Misionero’ cantó al ritmo del cuarteto, animando a todos los presentes a corear los clásicos cuarteteros y bailar al son de la pegadiza música.

Para la 36ª edición se desplegó un escenario con pantalla gigante por el que desfilarían posteriormente Raúl Guerrero, Batería Grande de Posadas, La Vieja Guardia de la Espiral, Banda Espiralinha, una banda de Puerto Rico y otra invitada especial de Encarnación, entre otras varias.

Durante la noche se recaudaron alimentos no perecederos, útiles escolares, ropa y otras donaciones que serán acercadas al Hogar de Día. “La idea de esta propuesta es, además de mantener viva nuestra cultura barrial, generar también un impacto en la sociedad, llevar adelante acciones que puedan ayudar a otros”, destacó Chane Arias, líder de la Espiral Infinita y uno de los organizadores del evento junto a Karina Reina (ambos residentes de Villa Blosset desde hace décadas) y otros vecinos de la zona.

Recuerdos, historia y música regional. Reencuentros, abrazos y baile. En familia, con amigos y mucha alegría, el carnaval de Villa Blosset resiste y se disfruta pese al paso del tiempo, a la pandemia y a cualquier inclemencia. A orillas del río Paraná, el espíritu carnavalero se mantiene intacto.

Víctor El Potro Misionero animó a los presentes. Foto: Nicolás Arce

La barra de Espiral vivió el carnaval como un clásico de siempre. Foto: Nicolás Arce

El carnaval fue el imán para el reencuentro de las amistades. Foto: Nicolás Arce