Ayer se realizó la entrega de premios
Federico Brítez, misionero del año
La espera para conocer al ganador del premio Misionero del Año, que convoca El Territorio llegó a su fin. Federico Brítez fue el honrado en este nuevo año marcado por la pandemia. A través de la web elterritorio.com.ar, los lectores de El Territorio votaron a su favorito de diez candidatos y dieron su veredicto contundente para definir una terna de tres finalistas.
Carlos Jurasek, Karina Salvatierra y Federico Brítez fueron los tres que pisaron el podio y ayer fueron protagonistas de la ceremonia en la planta del decano de la prensa local. La entrega del galardón se realizó siguiendo los protocolos sanitarios, con un cupo acotado, pero llegando a todos a través del streaming por redes.
Solidaridad misionera
Si bien Brítez fue quien se consagró como Misionero del Año 2021, el enfermero de 27 años reconoció que todos los candidatos podrían haber sido justos ganadores. En esa línea remarcó historias de solidaridad destacadas que bien podrían haber estado en la nómina.
‘‘Conozco muchas personas que desde mi punto de vista podrían ser Misioneros del Año: Marlene que tiene un merendero en Garupá; el Hogar Don Bosco en Candelaria, Cristina, una docente rural en Andresito; y hoy por hoy, los bomberos voluntarios. Todos son merecedores de una mención’’, arrancó diciendo.
Y destacó: ‘Ttodos tenemos algo en común que es que soñamos con un mundo mejor, pero no nos quedamos en el sueño, sino que hacemos algo para que se haga realidad. Entonces, todas esas acciones son las que hay que felicitar y, por qué no, premiar, porque es un mimo al alma y dan ánimo para seguir trabajando’’.
Federico es egresado de la Escuela de Enfermería que depende de la Universidad Nacional de Misiones y contó que viniendo de una familia humilde, le debe mucho a la universidad pública.
Actualmente es coordinador del Caps 32 de Itaembé Miní, pero se desempeña como enfermero desde 2017 en distintos ámbitos. La labor que lo destacó fue la iniciativa de dar clases gratuitas de RCP a toda la comunidad.
‘‘Me encanta la enseñanza y es mi forma de devolver lo que me dio la sociedad y la universidad pública, porque quizás no hubiese podido estudiar si no fuera por la universidad pública. Entonces quise devolverle mi granito de arena brindando estas charlas que en algún momento podrán salvar alguna vida’’, postuló el joven que a la par de continuar su formación, ya planea proyectos relativos a la salud pública, como talleres de primeros auxilios y RCP a quienes gestionen el carnet de conducir y el control de presión arterial en lugares estratégicos de la ciudad.
Por su parte, Karina Salvatierra se mostró muy emocionada por el reconocimiento al trabajo que empezó hace años y en su alocución subrayó la importancia de impulsar la investigación científica.
‘‘Es un orgullo por el hecho de reconocer a una mujer científica, eso es muy importante y agradezco también a la Universidad Nacional de Misiones, que me dio el espacio para brindar mis conocimientos, tanto los que adquirí en allí como en otras universidades y en el exterior. Volví a la provincia de Misiones y a la Universidad de Misiones para volcar mi experiencia y todo lo que sé, por eso estoy agradecida a la universidad y a El Territorio, porque haberme nominado ya es una alegría enorme’’, manifestó quien está detrás del estudio de enfermedades infecciosas en especial, antivirales del dengue, chikungunya y zika.
Con su arte a cuestas y mostrando que la música todo lo mejora, el enfermero saxofonista Carlos Jurasek se sumergió en la terna de los finalistas y ayer, en la entrega de premios, recalcó la necesidad de sumar empatía en los hospitales.
“Trabajo en oncología, después en la salas de espera y en los pasillos... me escuchan los pacientes de arriba y abajo a la vez y la gente que los acompaña. Primero fue para los pacientes, pero al final terminó siendo para todos los que van al hospital, escucha el paciente, el familiar y los enfermeros y todos se ven beneficiados’’, contó sobre su gesta de musicoterapia que aplica actualmente en el Hospital Samic de Eldorado.
‘‘Yo lo hago por empatía, por humildad, pero justamente ayer, cuando terminé de tocar en oncología, una señora vino y me dijo ‘yo venía mal y esto me transmitió paz, tranquilidad y me sentí bien’. Ese es el efecto que quiero que surja, no sólo en los pacientes, sino en todos los que escuchen este tipo de música’’, alegó quien también vivió ser paciente oncológico.
‘‘Cuando empecé en la musicoterapia, El Territorio fue el primero que me entrevistó, después pasé a ser paciente oncológico y lo estoy aplicando en carne propia, y ahí me volvieron a entrevistar, pero agradezco a Dios que me dio fuerza para hacer todo esto’’, concluyó con vigor.