Todos necesitan, todos pueden dar

Ayudar, no mirarse tanto el ombligo ni autocompadecerse, porque siempre (o casi) hay alguien que está peor que uno. Lo saben quienes habitualmente colaboran con el comedor Nuestra Señora de Guadalupe aunque el día a día cueste cada vez más. Lo sabe Fabricio Brítez, quien con 10 años asumió un doloroso diagnóstico de cáncer, salió adelante y hoy combinará el menú de fin de año con las numerosas pastillas que aún debe tomar. Lo sabe su familia, bien atendida en los hospitales de Posadas y Buenos Aires, pero aun así necesitada del respaldo y las oraciones de la comunidad, y que los retribuyó ayer con un almuerzo para 150 personas. Lo sabe la multitud de anónimos solidarios que se dona por los demás.