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El coche involucrado estaba siendo reparado en un taller de chapa y pintura

El crudo relato de una familia Afligida

Ezequiel Ferreira Durán (23) murió atropellado por un automovilista que se dio a la fuga, en San Vicente. Antes de ser detenido, Adrián Yuchen (25) estuvo cuatro días prófugo

martes 28 de diciembre de 2021 | 6:08hs.
El crudo relato de una familia Afligida
La muerte de Ezequiel, el malestar por el tratamiento de su cuerpo y el temor de que el acusado quede libre angustian a los Ferreira Durán en San Vicente.
La muerte de Ezequiel, el malestar por el tratamiento de su cuerpo y el temor de que el acusado quede libre angustian a los Ferreira Durán en San Vicente.

El pasado domingo 5 de diciembre, minutos antes de la medianoche, la familia Ferreyra Durán recibió la peor noticia. Ezequiel Nicolás, de 23 años, murió atropellado sobre la ruta nacional 14 por un automovilista que escapó de la escena sin brindar asistencia.

Sucedió a menos de dos kilómetros de la casa donde vivía junto a su mamá, Lidia Olinick (52), y varios de sus diez hermanos, en las afueras de la localidad de San Vicente.

La trágica muerte de Eze -como lo llamaban- sacudió a la familia y el dolor se multiplicó con el correr de las horas, porque confirmaron que el acusado de atropellar, matar y escapar se llama Adrián Yuchen, conocido de los hermanos y a quien esa misma tarde habían visto en la cancha de fútbol.

No sólo eso, se enteraron que llevó el auto (un Ford Ka) involucrado en el siniestro hasta un taller de chapa y pintura con la intención de reparar la zona del paragolpes y borrar huellas. Pero el chapista no logró arreglar los daños antes de que la familia de la víctima supiera dónde estaba, por lo que avisaron a la Policía y esa misma tarde el coche fue incautado, cerrando el círculo de sospechas hacia el propietario que -junto a un abogado- decidió entregarse en la sede del Juzgado de Instrucción Tres.

Si bien Yuchen permanece privado de la libertad, desde el momento en que supieron de la muerte de Eze el deseo familiar es uno solo y se circunscribe en el pedido de “justicia”, para “que la muerte no quede impune” como tantas otras que ocurrieron en las rutas de la provincia generando expedientes que duermen en los juzgados sin ninguna resolución.

Una tragedia tras otra

“Estábamos en casa, ya era tarde, en eso llegó un chico llorando desesperadamente y pidiendo hablar con alguno de mis hijos”, recordó Lidia -mamá de Eze-, por lo que salió de inmediato Alejandro (27), hermano de la víctima.

“Escuché que decía: ‘Le chocaron a tu hermano’, y sentí como se me derrumbaba el mundo”, añadió la progenitora en diálogo con El Territorio.

En ese punto, Alejandro, notando la angustia de su madre, tomó la palabra y relató los pormenores de lo que sucedió después de haber recibido la inesperada noticia.

“No lo podía creer. Fuimos rápido al lugar, me di cuenta de que no se podía hacer nada, por lo que decidimos con mamá ir hasta el hospital para esperar a que llevaran el cuerpo, pero estuvimos más de dos horas sin novedades, por lo que volvimos hasta donde lo atropellaron y estaban dos camionetas de la Policía cuidando a mi hermano, que seguía tirado en la ruta”, comentó el joven.

Luego añadió: “La gente pasaba y miraba, me avergonzaba, pero los policías decían que estaban esperando a la empresa funeraria. Pasadas las 3.30 de la madrugada recién llegaron con un cajón que brinda la Municipalidad para la gente que no tiene obra social, como nosotros, que encima era chico y tuvimos que hacernos cargo de acomodar el cuerpo”.

Acto seguido, recordó que “una chica nos avisó que teníamos que pagar 35 mil pesos por el servicio. En ese momento no pensamos de dónde sacar, ‘no tenemos plata’, le dijimos eso y se fueron, dejándonos con mi hermano en el cajón, destapado, porque sobresalían ambas rodillas y no cerraba. Hablamos con una iglesia de la zona para lavar el cuerpo y hacer el sepelio, por lo que cargamos el cuerpo en el patrullero y en el camino el policía aconsejó que juntáramos la plata como sea y pagáramos el servicio para que sea más presentable para mi mamá. Eso decidimos”.

“Con el patrullero fuimos hasta la funeraria con el cajón destapado. Un dolor siento por eso, cierro los ojos y veo a mi hermano adentro del ataúd sin tapa en la caja de la camioneta”, lamentó el joven y reclamó que “no es humano, tantos impuestos cobra el municipio a los ciudadanos, existe un hospital grandote y no son capaces de poner una ambulancia para estos casos, una morgue o un servicio social de sepelio para que nadie más tenga que pasar por esto”.

“Miró lo que había hecho y siguió”

Alejandro contó que de acuerdo al relato de un chico que caminaba con su hermano por la banquina de la ruta cuando lo atropellaron, el automovilista -hasta ese momento desconocido- “puso baliza, se bajó, miró lo que había hecho y siguió circulando. No fue capaz de ir a la Policía y hacerse cargo, más aún siendo conocido, compinche, aunque la realidad es que no nos damos mucho porque tiene un nivel económico bastante mejor que nosotros, pertenece a una familia que tiene plata”.

Pasado el sacudón inicial, recién el martes la familia de la víctima fue a la dependencia policial para interiorizarse sobre cómo iba la investigación y en ese contexto supieron que Yuchen estaba en la mira “porque lo habían visto tomando y loqueando con el auto negro desde la tarde”.

“Comenzamos a indagar de manera privada y todo lo que averiguamos coincidía, el círculo se empezó a cerrar sobre Yuchen, aunque él seguía sin aparecer al igual que el auto. Hasta que a mi tío, el miércoles, le llegó la foto del Ford Ka chocado en un taller de chapa y pintura”.

“Le mandé inmediatamente a la Brigada de Investigaciones esa imagen, pero cuando fueron no encontraron nada porque supuestamente lo habían retirado horas antes, aunque al rato se descubrió que estaba escondido en un galpón al lado del taller y fue incautado a medio reparar. Un día después se entregó el asesino con un abogado y quedó preso, pero tenemos miedo de que quieran hacer algo para zafar porque son gente con poder y desde el principio quisieron tapar todo”, alertó Alejandro.

Mano derecha y divertido

En ese tramo de la charla Lidia suspiró, cobró fuerzas y destacó que “Ezequiel era mi mano derecha, como todos mis hijos laburaba en la chacra, hacía changas, pero siempre era el que estaba acá cuidando a los hermanos más chicos”. Sobre eso, Alejandro añadió: “Somos muy unidos los hermanos, con él era diversión todos los días, no había momentos tristes porque siempre sacaba un chiste para sonreír, estaba contento. Se siente mucho su falta, se nos hace difícil seguir adelante”.

“No sabemos ni qué hacer todavía, solamente pedimos que haya justicia para mi hermano, que su muerte no quede impune como otras y que además de eso, que el municipio tenga en cuenta las familias humildes para evitar que pasen lo que tuvimos que atravesar nosotros”, puntualizó.

Declaró y sigue detenido

Yuchen se presentó en el juzgado en compañía de su abogado cuatro días después del siniestro mortal. Posteriormente fue indagado y ante el magistrado declaró que aquella noche se había dormido al volante y despertó luego de escuchar y sentir un fuerte golpe en su automóvil. Dijo que creyó haber impactado contra una señalización vial, por lo que continuó manejando.

Fue imputado por “homicidio en accidente de tránsito y abandono de persona”, por lo que se decidió que permanezca privado de la libertad en una seccional de San Vicente. El juez analiza un pedido de cambio de carátula ya que la defensa entiende que no hubo abandono de persona, por lo que corresponde descartar ese delito.

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