Anécdotas de Don Cacho

Episodios

domingo 12 de diciembre de 2021 | 13:02hs.
Episodios
Episodios

Autoacuartelamiento. En el 83, sin experiencia alguna y con una cultura por años de gobiernos militares donde la ley era el hecho consumado con impunidad y poder, fue muy difícil gobernar y adaptar al conjunto de la sociedad y a nosotros mismos a un sistema democrático maltratado por décadas. La cultura prepotente y militarizada no se podía erradicar de la noche a la mañana. Además en los comienzos nadie podía garantizar de que ésta vez sí, la Democracia iba a derrotar al autoritarismo. Los pronósticos y la experiencia de 50 años hacían pensar que el gobierno iba a sucumbir antes de terminar el mandato..

La Policía era el reservorio donde se mantenía la cultura militar y el personal que había servido durante el período de la última dictadura. En muchas provincias y también en Misiones había que tantear qué tan fuertes eran los nuevos y sus Instituciones. No pasaron muchos meses del debut del gobierno, cuando sin previo aviso la Policía se autoacuartela (es decir, dejan su funciones regulares y se juntan todos dentro de las comisarías) abandonando a las personas a su propia seguridad y desapareciendo de calles y lugares de custodia. Después del hecho -cuando debió ser antes- presentan planteos salariales fuera de toda posibilidad de cumplimiento.

Ante tal situación me dije a mi mismo, si aflojamos el pechazo del resabio autoritario vamos a ser un gobierno prisionero de la extorsión. Aguante la Democracia…

Pero no toda la presión quedó dentro de la Jefatura y comisarías. Un día en pleno autoacuartelamiento, durante el almuerzo familiar, aparece desorbitado uno de los mozos… “¡Vienen a levantar la guardia!”. Se refería a los dos policías que hacían guardia en la puerta de la Residencia. Llegaron los policías desacatados, con tanta prepotencia previa que asaltaron un colectivo de línea, bajaron pasajeros y chofer, enfilaron a la Residencia y pretendieron llevar a la fuerza a ambos policías de guardia. Abandono el postre de isla flotante y encaro al portón de ingreso semiabierto donde un oficial en tierra estaba en tarea de arreo forzoso y varios policías dentro del colectivo urbano requisado. No recuerdo si algo me dijo el oficial transgresor pero no le dirigí palabra, sí al policía de guardia… aprieto el botón modo gobernador y me sale una voz enérgica: “Usted quiere abandonar la guardia…”. Silencio absoluto, seguido de más silencio… La cara petrificada de angustia del uniformado (como en un partido de tenis cuando la pelota queda en el filo de la red y décimas de segundo no se sabe de qué lado cae), abre la boca y casi entre los dientes sale un suspiro: “Me quedo”. Respiro hondo y me dirijo al otro guardia con la misma pregunta y tengo la misma respuesta. Ahí sí, envalentonado con dos a uno en el conteo (no habiendo bajado la barra brava policial del colectivo retenido) y con vos de comandante en jefe, ante el oficial sorprendido y muy venido a menos le espeto secamente: “Puede retirarse…”. Y así fue, lo hizo sin decir palabra, sin mirar atrás, subió al ómnibus dio una vuelta en U y se perdió por la Quaranta; no lo volví a ver hasta tres años después.

El episodio policial fue muy bien manejado por el ministro de Gobierno Ricardo Argañaráz y el subsecretario Mario Dei Castelli; ambos contuvieron a los máximos jefes de la Policía, quienes permanecieron leales y firmes con el gobierno democrático. La estrategia era aguantar, esperar que la ansiedad mine a la tropa, o como último recurso pedir auxilio al gobierno nacional; pero de ninguna manera aflojar…Al tercer día Oscar Edelman, vocero y secretario de Información, se dirige a la población de la provincia desnudando la intencionalidad política del evento, poniendo además en ridículo la demanda del pedido de aumento, que triplicaba el ingreso del resto de los empleados provinciales. Con la opinión pública a favor y viento en contra el autoacuartelamiento, se termina desgranado y en rápido levantamiento el episodio.

Al instante se decidió la expulsión de la fuerza de los cabecillas y el oficial que atropelló la guardia de la Residencia. Sin publicarlo, se registró a fuego: “Nunca más saldrá gratis un autoacuertelamiento en Misiones”. A pesar de que les allanamos el camino de las extorsiones a futuros gobiernos, el justicialismo al poco tiempo nombró en su bloque de diputados al cabecilla máximo del levantamiento (sin comentarios).

En el año 87, ya ganadas las elecciones de recambio por el PJ, recibo un pedido de audiencia y visita de un joven con bigotitos que me sonaban conocidos. Se presenta y me recuerda que era el oficial del episodio del portón de la Residencia. Pide disculpas y solicita ser reingresado a la Policía. Solicitud que reflexioné razonable, ya que su actitud era hija de años de cultura prepotente y autoritaria, pero no pudiendo reintegrar al resto me comprometí a pedir lo suyo al futuro gobernador, el doctor Humada, cosa que hice pero nunca supe si efectivamente fue reincorporado… Lo que sí supe es que nunca más hubo autoacuartelamiento de policías en Misiones.

Política exterior de Alfonsín. El Beagle. Raúl Alfonsín llegó al gobierno teniendo claro los objetivos en política exterior: resolver los conflictos de límites; democratización regional; integración con los países vecinos y regionalizar la deuda externa para negociar en conjunto con los países acreedores… Objetivos por cierto nada fáciles en ese tiempo.

Logró dos, la “Declaración de Foz de Iguazú” con el presidente del Brasil Barney sembrando confianza entre los dos países de mutua desconfianza desde la cuna… que fue el cimiento del Mercosur más tarde con Menem.

El conflicto con Chile venía de larga data y había que resolverlo en una negociación racional, no a los tiros. El antecedente fue un laudo arbitral del Reino Unido, que en 1977 falla y adjudica los islotes del Beagle a Chile. La junta militar rechaza el fallo, quedando la “papa caliente” para el próximo gobierno. Alfonsín acepta una nueva mediación Papal, pero llama previa y astutamente a un plebiscito sobre el Beagle, por si el fallo no dejaba contento a los potenciales golpistas.

El plebiscito se llevó a cabo y el 80 % de los argentinos votó por el Sí, aceptar el fallo Papal.

Anteriormente al acto electoral me llama el presidente y me encomienda visitar a mis colegas gobernadores vecinos del Norte para tratar de que acompañen el Sí. Me da la instrucción básica, mal mal nomás. “Y si me preguntan tal cosa…”, y me da la respuesta, y si tal otra, y me da la respuesta. Hasta que en la tercera me contesta “y vos hacete el boludo”, y a continuación, “no te va a costar mucho…”. Terminaron las preguntas.

El Norte Grande. De la gira entablé una real amistad con el gobernador de Salta, Roberto Romero, y poco tiempo después nació la idea del “Norte Grande”, que se fue diluyendo en reuniones… una revista y actas llenas de firmas pero nada concreto. Apuntamos a un “mercado común” del Norte Grande, pero sin objetivos claros. Mucha inexperiencia toda junta. Voluntarismo puro…

Hoy las condiciones son ideales para resucitarlo y forzar concesiones en el Congreso con una Ley específica, sin grieta y en manada.

El Norte Grande (creado oficialmente en mayo de 1987) tiene nueve gobernadores, 27 senadores, 65 diputados y 10 millones de habitantes con los mayores índices de pobreza y necesidades básicas insatisfechas. Vivimos a 1.000/1.300 kilómetros del Mercado donde está el dinero. Tenemos los menores ingresos per cápita y los mayores costos del país. Somos lugar donde la gente se muere antes de tiempo. Donde falta conectividad para todos. Finalmente, aunque hay muchos finalmente, la Zona Norte es de la Argentina, donde las oportunidades de desarrollo personal son mínimas… Por eso la gente se va a sumar villas al Amba (pesada mochila de plomo para el resto del país).

Uno no elige donde nacer, el vientre donde incubar y la vagina que te expulsó a la vida en Uganda o en Noruega eligieron por vos. Donde te toca te toca, en cuna de oro o arriba de una ponchada.

Pero lo que no es aceptable es que el gobierno y la sociedad no te den las mismas oportunidades de lugares privilegiados y te condenen de antemano. Ahí no juega el destino. Son factores que se fabrican desde el poder: privilegios o injusticias.

Contra la injusticia de los argentinos marginados del norte tenemos que luchar saltando la grieta y sumando voluntades. Este es el gran momento… porque el poder no tiene dueño.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?