Travesía de artesanos

La vida de artesanos es una verdadera aventura que lleva a conocer distintos lugares con el propósito de vender más, pero por sobre todo disfrutar de los viajes, contemplar sitios únicos y aprender de las culturas de cada punto. Con estos motivos e impulsados por la pandemia que atrajo a mucha gente a hacer manualidades, la santiagueña Agustina Olmos (22) y su novio, Darío Sandivares (32), oriundo de Córdoba, emprendieron su travesía que los trajo hasta Jardín América.

 
“Empezamos hace casi un año con las artesanías debido a la cuarentena, donde aprovechamos para insertarnos en ese mundo, poder viajar y que sea nuestro sustento”, dijo Sandivares. Precisamente él hace arte con la porcelana. “Utilizo esa herramienta y fabrico tableros y las piezas de ajedrez, es algo que llama la atención a la gente por su forma y por lo que está hecho”, explicó. En tanto Agustina detalló: “A mí me gusta hacer pulseras y collares en macramé y es divertido, siempre donde llegamos la gente nos pide algo personalizado y el planificar cómo va a ser, cómo resultará el producto, lo hace muy entretenido”.

Ambos contaron cómo se conocieron y la gran oportunidad que se dieron de viajar juntos. “Yo soy de Santiago del Estero ciudad, pero de chica fui a vivir a Monte Cristo, Córdoba, luego me mudé a Tránsito, donde conocí a Darío”. Justamente en ese municipio nació el joven, a 100 kilómetros de la capital cordobesa.

 
“Yo en 2018 salí a dedo, recorrí varios países, al regresar llegué justo antes de la cuarentena y cuando se flexibilizaba todo la conocí y la invité a viajar conmigo”. Así los dos salieron desde Tránsito hasta Misiones. “Llegamos hasta acá porque ninguno conocía, siempre escuchábamos hablar y nos gusta ver los lugares, por eso vinimos”, añadió la joven.

Aunque su estadía en la Tierra Colorada es breve, les permitió recorrer distintos puntos de interés y quedaron maravillados con los paisajes, el verde de la selva, la cantidad de saltos y cascadas que hay en este suelo.

 
“Las Cataratas del Iguazú es lo principal, pero Misiones atrapa por todo, la naturaleza es impactante”, dijo Agustina.

 
Cerca de otro atractivo como el Salto Tabay, los chicos hicieron base unos días en Jardín América, vendiendo sus artesanías en la plaza Colón y en otros puntos de la localidad, antes de seguir viaje por la provincia.

 
“Los misioneros son muy atentos, amables y positivos, siempre están predispuestos y eso llama más aún la atención, porque no en todos los lugares es así”, consideró Darío que también apuntó, más allá de la simpatía, los pobladores eligieron sus productos.

 
“Acá tuvimos éxito, no así en otras provincias, por eso estamos muy contentos de haber venido, nos compran lo que hacemos y nos desean éxito”, agregó sobre la buena racha de ventas.

 
Para ellos esta posibilidad de conocer gran cantidad de ciudades, tiene un gran significado, paseando en moto con su mascota, la perra Mila, avanzan en un mismo objetivo, hacerse paso al andar.

“Queremos llegar a Centroamérica algún día, vamos muy despacio, teniendo en cuenta también donde nos podemos quedar y donde no, por la pandemia”, sostuvo el cordobés, a lo que su pareja agregó: “Para los dos representa mucho esto, poder vivir de lo que uno hace y ama y gracias a eso, poder llevar la vida que siempre quisimos”.

 
La pareja enfocada en la vida nómade y la creación de artesanías no tiene un lugar fijo a dónde ir, recorren los caminos y se centran en su gusto por el arte. La idea de conocer nuevos pueblos y ciudades los atrae y empaparse de las culturas de cada sitio en que se encuentran, disfrutando las estadías y el día a día, es lo más importante.