Juicio por el homicidio de Hugo Miguel Wasyluk, día 8

“Como era un fortachón había que atarlo y darle hasta reventarlo”

Los fiscales Myriam Silke y Elías Bys solicitaron la máxima pena para tres imputados. Además sumaron un año de cárcel para los policías de la Primera
miércoles 08 de diciembre de 2021 | 6:03hs.
“Como era un fortachón había que atarlo y darle hasta reventarlo”
“Como era un fortachón había que atarlo y darle hasta reventarlo”

Hugo Miguel Wasyluk (38) fue reducido, esposado y torturado por tres efectivos de la Policía de Misiones que prestaban servicio en la Comisaría de Villa Bonita, en complicidad con dos superiores que participaron del operativo y no hicieron nada para evitar los abusos.

Luego fue trasladado a Oberá, donde el médico policial lo revisó a la intemperie mientras comía un asado, subestimando las gravísimas lesiones que tenía.

Finalmente, fue alojado en la Seccional Primera de Oberá, cuya máxima autoridad y encargados de guardia minimizaron su delicado estado, por lo que falleció sentado en la letrina de una celda tras 27 horas de agonía.

A estas conclusiones arribaron los fiscales Myriam Silke y Elías Bys durante su alegato de ayer en el marco de juicio oral y público por el homicidio de Wasyluk. 

“El reglamento policial dice resguardar la vida de la población. La Policía debe infundir respeto, no miedo. Deben preservar la vida, no quitarla. Estamos ante uno de los delitos más graves del Código Penal, que es la tortura seguida de muerte. Por eso debe ser una condena ejemplar. Esto no puede volver a suceder”, subrayó Silke.

En consecuencia, solicitaron la pena de prisión perpetua para el ex sargento Pedro De Mattos, el ex cabo Carlos Antonio Gómez y el ex agente Ricardo Javier Rodríguez, por considerarlos coautores del delito de tortura seguida de muerte.

Para Jorge Antonio Heijo y Wilson Ricardo González, quienes completaron la comisión que detuvo a Wasyluk la noche del 25 de abril de 2011, solicitaron 12 y 8 años de cárcel, respectivamente, por no hacer cesar las torturas ni denunciarlas.

Todas las penas

Con relación a los acusados que cumplían funciones en la Seccional Primera, para Miguel Ángel Espíndola -quien era el jefe de la dependencia- solicitaron 6 años de cárcel.

Para los subalternos Carlos Ariel Lentini, Roxana Andrea Harasimezuk, Alejandro Fabián Núñez, Luis Silva y Gustavo Javier Fontana, la fiscalía pidió la pena de 3 años de prisión por encubrimiento, omisión de denuncia e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Respecto a Hugo Ariel Basaraba, también bajo el mando de Espíndola, el ministerio fiscal le otorgó el beneficio de la duda por considerar que al momento del hecho era un oficial joven que no tuvo el manejo de la situación.

En tanto, para el médico policial José Orlando Morales (ya retirado) solicitaron la máxima multa e inhabilitación.

De esta forma, los fiscales subrogantes del Tribunal Penal Uno de Oberá coincidieron con el pedido de perpetua para De Mattos, Gómez y Rodríguez que un día antes efectuó la querella, al tiempo que ampliaron en un año todas las penas para el personal de la Seccional Primera. 

Como contrapartida, los fiscales atenuaron las solicitudes de prisión para Heijo y González, ya que los querellantes pidieron 15 y 10 años, respectivamente, contra 12 y 10 de la víspera. 

Proceder ilegal

Silke avanzó sobre las responsabilidades del personal de Villa Bonita y el médico policial Morales, mientras Bys detalló el accionar de los efectivos de la Primera.

La fiscal mencionó que el 25 de abril de 2011 Ana Wasyluk se presentó en la Comisaría de Villa Bonita porque tuvo un altercado con su hermano y solicitó ayuda, tras lo cual De Mattos organizó una comisión de cinco policías para detenerlo. Incluso llamó a Gómez y Rodríguez que estaban de franco.

“Fueron con las luces del móvil apagadas, los mismos policías lo reconocieron acá. El testigo Cristian Mojsiuk dijo que llegaron sin balizas ni sirena, que él tampoco se dio cuenta de que eran policías”, precisó marcando la irregularidad del operativo.

Y citó: “De Mattos dijo algo muy interesante: ‘Las detenciones en nuestra zona no son formales. Las personas saben que la Policía llega y procede’. De Mattos manejaba y golpeó a Wasyluk con la puerta; él y Gómez bajaron con bastones y le asestaron varios golpes”.

Heijo mencionó “dos estímulos”, pero la autopsia grafica la brutalidad del accionar policial.

“Lo cargaron boca abajo esposado, como declaró Mojsiuk, y creemos que tenía las piernas inmovilizadas, por lo que no pudo defenderse a patadas, como lo haría cualquiera, ya que los imputados no tenían marcas. Wasyluk no pudo defenderse porque estuvo esposado todo el tiempo”, subrayó la fiscal.

También cuestionó el argumento de la presunta resistencia a la autoridad: “Los testigos no vieron que Wasyluk haya tenido el cuchillo incautado, y los imputados dieron diferentes versiones. Incluso, Rodríguez dijo que De Mattos y Gómez se autolesionaron para justificar la golpiza”.

Responsabilidades

Ana Wasyluk escuchó gritos de su hermano, vio que le pegaban patadas y que lo tiraron del móvil. En este punto se inscribe la “caída en horcajadas, sobre la cola”, que citó el forense Gabriel Flores, lo que produjo una seria lesión en las arterias que irrigan los intestinos.

Según la fiscalía, dos detenidos en Villa Bonita escucharon ruidos de botas contra el piso que pudieron haber sido patadas. “Escucharon como si caía una bolsa de papas. De Mattos y Gómez se quedaron en la camioneta y ellos lo tiraron”, puntualizó Silke.

Asimismo, consideró que a lo largo del debate quedó claro que muchos testigos “tienen miedo de la Policía, creemos que vieron y oyeron más de lo que contaron”.

Calificó como magistral el detalle de la autopsia realizado por el forense Horacio Marín, quien dio cuenta de múltiples hematomas traumáticos romos en todo el cuerpo, producto de las “cachiporras”.

“Por la presión del peso de por lo menos dos personas le quedó calcado en el tórax el enrejado de la carrocería del móvil. Tenía desgarros internos que le produjeron sangrado en distintos tiempos (…) Los autores de los golpes fueron De Mattos, Gómez y Rodríguez. Heijo y González no hicieron absolutamente nada para evitar la tortura, siendo que estaban al mando. Tenían la obligación de parar los golpes y después hacer la denuncia”, remarcó Silke. 

Sobre el médico policial, opinó que “su accionar fue vergonzoso. Lo miró de lejos debajo de una farola. No lo hizo bajar de la camioneta. Le mostraron lo que querían que viera. Su comportamiento fue aberrante y contribuyó al fatal desenlace. Si hubiera cumplido su labor, tal vez Hugo estaría con su familia”.

“Un acto vil”

Luego de la cuestionada revisión médica, el detenido fue llevado a la Seccional Segunda porque “lo querían dejar en algún lugar”, indicó Silke.

“Rodríguez dijo que Gómez se tiró arriba de Wasyluk, y que este le dijo que pare, que lo iba a reventar todo. Y lo reventó. Su campera, su cinto y su ropa interior tenían manchas de sangre”, agregó.

Citó que Espíndola, jefe de la Primera, declaró que a Villa Bonita se les fue la mano. “Cristian Sena, que trabajaba en la misma dependencia pero no fue imputado, contó que al hablar con Wasyluk el 26 de abril le preguntó quién le hizo eso (por los golpes que tenía) y le respondió: ‘Los que me trajeron anoche’. Es decir que Wasyluk identificó a quienes le dieron semejante paliza”, señaló.

Antes de pedir las penas, la fiscal remarcó que “la tortura consiste en no reconocer la humanidad del otro. Es un acto vil y cobarde. Rodríguez dijo que mientras lo golpeaba, Gómez le decía a Wasyluk que era para que aprenda a no meterse con la Policía. Por vestir un uniforme actuaron con desprecio por la vida humana. Lo torturaron esposado, cual animal indigno, para mellar su personalidad”.

“Tortura de omisión”

A su turno, el fiscal Bys apuntó hacia el accionar del personal de la Seccional Primera, donde Wasyluk permaneció 27 horas en agonía hasta su muerte.

“Venía de una tortura de barbarie para entrar a una tortura de omisión”, opinó.

Dijo que al momento de recibirlo, Fontana marcó discrepancias con el certificado de Morales y ello se plasmó en el libro de guardia, aunque no pidieron asistencia médica.

“El libro de guardia es la historia clínica policial de cómo iba muriendo Wasyluk. Se anotó pero no se actuó”, graficó Bys.

Y agregó: “Fontana tendría que haber denunciado. No tuvieron sentido común (…) Wasyluk estaba en posición fatal por los terribles dolores que tenía. Espíndola dijo que los muchachos de Villa Bonita se pasaron”.

“No actuaron como funcionarios públicos. Harasimezuk lo miró en la celda pero no hizo nada. Espíndola dijo que le pidió cigarrillos y pastillas, pero no hizo nada”, indicó.

Lo cierto es que Wasyluk murió sentado en una letrina: “De buena salud a muerte en menos de 30 horas. Fue molido a palos. Pero como era un fortachón había que tenerlo atado y darle hasta reventarlo”.

“Nadie hizo nada porque había un pacto de silencio entre policías y configuraron la peor de las muertes. Pero la verdad es como el sol, una vez que empieza a asomar no la puedan tapar con manotazos”, concluyó el fiscal.  

 

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