Tras escuchar a testigos, peritos e imputados, mañana inician alegatos

Olvidos, contradicciones y una verdad inobjetable: la agonía de Hugo Wasyluk

Más allá de las acusaciones cruzadas entre imputados, un forense confirmó que la víctima estuvo esposada y no tuvo opción de defensa. Un testigo dijo que vio cuando era tortuado
domingo 05 de diciembre de 2021 | 9:32hs.
Olvidos, contradicciones y una verdad inobjetable: la agonía de Hugo Wasyluk
Olvidos, contradicciones y una verdad inobjetable: la agonía de Hugo Wasyluk

Seis audiencias, 28 testigos, trece policías imputados. Sugestivos olvidos, marcadas contradicciones y una verdad inobjetable derivada de la autopsia: Hugo Miguel Wasyluk (38) fue asesinado a golpes que destruyeron sus órganos internos y falleció al aspirar su propia materia fecal, tras 27 horas de agonía sin asistencia médica.

También está probado que la noche del 25 de abril de 2011 la víctima fue detenida por una patrulla integrada por cinco policías de la comisaría de Villa Bonita.

Luego fue trasladado a Oberá, donde en primera instancia el médico policial lo revisó a la intemperie -mientras comía un asado- y certificó heridas superficiales; luego Wasyluk fue alojado en la Seccional Primera de Oberá, cuyas autoridades subestimaron su cuadro y el reclamo de asistencia médica.

El jueves concluyó la ronda de testigos y el viernes declararon los cinco imputados que al momento del hecho prestaban servicio en Villa Bonita, más tres de la Seccional Primera que aún no habían hablado. De los trece implicados, el único que se abstuvo de declarar fue el ex médico policial José Orlando Morales.

Hasta el momento los más complicados son el ex sargento Pedro De Mattos (48), el ex cabo Carlos Antonio Gómez (33) y el ex agente Ricardo Javier Rodríguez (37), acusados tortura seguida de muerte, delito que contempla la pena de prisión perpetua.

Pero el viernes los tres se dijeron inocentes y apuntaron las culpas hacia el personal de la Seccional Primera.

“No hubo golpiza, tampoco fue un procedimiento violento”, dijo De Mattos, tras lo cual aseguró que Wasyluk estaba bien cuando lo dejaron en Oberá.

Por su parte Rodríguez, que en la instrucción acusó a De Mattos y Gómez, se desdijo de todo y aseguró que declaró eso porque “estaba bajo una gran presión psicológica”.

“Eso fue una masacre”
Un día antes se escucharon varios testimonios que comprometen a los trece policías imputados, tanto a los integrantes de la patrulla de Villa Bonita que detuvo a la víctima como a los efectivos de la Seccional Primera.

Dos de los policías que entre la noche del 25 y la madrugada del 27 de abril de 2011 estuvieron de guardia en la Primera -pero no fueron imputados- declararon que Wasyluk estaba muy malherido, se quejaba de fuertes dolores y la superioridad estaba al tanto de ello, aunque nadie ordenó que lo viera un médico o su traslado al Hospital Samic.

Los funcionarios a cargo de la dependencia habrían actuado con negligencia, lo que derivó en el fatal desenlace.

También declaró Ana Wasyluk, la cual aseguró que vio cuando los policías de Villa Bonita golpearon ferozmente a su hermano que se hallaba esposado.

En el mismo sentido se expresó Elvio Neris, quien la noche del 25 de abril de 2011 se encontraba detenido en la dependencia local.

“Wasyluk estaba esposado en la comisaría y los policías le pegaron mucho. Le dieron una terrible golpiza. Él pedía por favor que paren, se escuchaba clarito. Decía: “por favor déjenme”. Eso fue una masacre”, subrayó.

Según el testigo, pudo observar la escena a través de una abertura en el acceso a la celda. “Se veía clarito, entre todos le patearon. Le pegaron con los bastones de goma y le saltaron arriba. Cómo le van a pegar así a un hombre esposado”, reclamó ante el Tribunal Penal Uno de Oberá.

Además, aseguró que luego del deceso de la víctima, De Mattos fue hasta su casa en Villa Bonita y lo amenazó. Más tarde le ofreció dinero para comprar su silencio, agregó.

“Se lo notaba dolorido”
El jueves también declararon varios policías no imputados que cumplieron sus respectivas guardias en la Primera durante las 27 horas que Wasyluk permaneció en el lugar.

Nelson Orlando Cáceres precisó que ingresó de guardia el 26 de abril a las 7 y habló con el detenido: “Se lo notaba dolorido por su forma de moverse y expresarse. Su voz era muy baja. Por orden de Silva (jefe de guardia) a las 8.30 me constituí en la celda número 2 y Wasyluk me dijo que estaba con mucho dolor en el cuerpo. Estaba acostado en posición fetal en la cucheta. Se levantó y me dijo que tenía dolor en el cuerpo”.

“El jefe de guardia le avisó al oficial de servicio, que a su vez le informó al jefe de la comisaría. Silva dijo que deje constancia que pedía para ir al hospital. A las 17.30 estaba dormido, lo llamé y sin darse vuelta ni levantarse me dijo que le dolía mucho el cuerpo. Le avisé de eso a Silva”, detalló Cáceres, ratificando que la superioridad estaba al tanto del malestar del detenido, pero no ordenaron que lo vea un médico.

En el mismo sentido, Cristian Sena declaró que durante la guardia le preguntó quién le había golpeado, a lo que Wasyluk respondió: “Los que me trajeron anoche”.

“Caminaba despacito, estaba sin remera y se le notaban golpes de bastones de goma en el pecho y la cara. Se notaban muy claras las marcas en el pecho (…) La superioridad sabía que estaba golpeado. Escuché que Silva y Cáceres iban a dejar constancia que la avisaron al jefe”, indicó.

En su defensa, Luis Alberto Silva argumentó que la víctima nunca le pidió un médico, aunque reconoció que sabía que le dolía el cuerpo.

Durante toda su guardia tampoco ingresó a la celda del detenido. “No había necesidad porque un dolor de cuerpo no es una urgencia”, argumentó.

Exhibición de la autopsia
Sin dudas, uno de los momentos más estremecedores del debate fue la exhibición de las fotos de la autopsia sobre el cadáver de la víctima, lo que fue solicitado por la querella que representa a la familia Wasyluk.

“Fue muy duro, demasiado. Pero hablamos con mamá y pensamos que era importante para que toda la gente vea lo que le hicieron a Hugo. El sufrimiento y la agonía que padeció”, subrayó Jorge Wasyluk, hermano de la víctima.

Horacio Marín, médico forense que realizó la autopsia junto a su par Gabriel Flores, detalló que el deceso fue originado por “lesiones gravísimas” en diferentes partes del cuerpo.

Los presentes en la sala pudieron observar en detalle los traumatismos en tórax y marcas compatibles con el enrejado de la carrocería del móvil policial, lo que corrobora que estando tendido boca abajo, la víctima padeció el aplastamiento de por lo menos dos personas.

También tenía marcas de bastonazos de goma en el pecho, lesiones en las muñecas por las esposas, múltiples hematomas en piernas y brazos, cabeza y cuello.

Como contrapartida, el profesional indicó que “no se observa ninguna lesión defensiva en las manos. Y las lesiones en muñecas indican que estaba esposado”. Esto confirma que Wasyluk estaba indefenso y no pudo resistirse.

Tenía lesiones en la cara producidas por el roce contra el suelo rugoso, como también de arrastre en otras partes del cuerpo.

El deceso se produjo por asfixia por aspiración de su propia materia fecal. “Los pulmones se llenaron de líquido intestinal”, precisó el forense.

Previamente llegó a un estado de obnubilación y pérdida de conciencia, lo que demanda varias horas para desencadenar el deceso, señaló, lo que marca la agonía de la víctima.

El examen forense descartó la presencia de sustancias tóxicas en el cuerpo de la víctima.

 

Dudas sobre el cuchillo

Desde el inicio de la instrucción del caso, la Policía trató de imponer la hipótesis que Hugo Miguel Wasyluk era una persona extremadamente violenta y temida en Villa Bonita, lo que fue descartado por todos los testigos citados. Ni siquiera los imputados atestiguaron haber tenido problemas previos con la víctima.

Pedro De Mattos aclaró que “personalmente nunca tuve problemas con Wasyluk”.

La oficial Roxana Andrea Harasimezuk, quien era oficial de servicio la noche en que el detenido fue ingresado a la Primera señaló: “Conmigo nunca fue agresivo. Nunca tuve problemas”.

Miguel Ángel Espínola, ex jefe de la Primera, remarcó que “conmigo no estuvo agresivo”, en lo coincidieron sus subordinados. Otro punto que genera dudas es la veracidad de la versión que indica que Wasyluk abordó con un cuchillo a la patrulla de Villa Bonita, por lo que tuvieron que utilizar fuerza extrema.

De los cinco integrantes de la patrulla, cuatro ni siquiera vieron a Wasyluk con el cuchillo en la mano, salvo Wilson Ricardo González, quien aseguró haberlo desarmado. En la instrucción, en tanto, Ricardo Javier Rodríguez dijo que sus camaradas plantaron el cuchillo y que luego se autolesionaron para justificar la golpiza. Pero el viernes cambió rotundamente su versión, dijo que declaró bajo “presión”. El debate continuará mañana, desde las 8.30, con los alegatos de la querella y los actores civiles.

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