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Juicio por el homicidio de Hugo Miguel Wasyluk, día 4

“Como era Wasyluk, se evaluó que no era necesario llevarlo al médico”

Un policía que trabajaba en la Primera complicó a los imputados. Otro reconoció que Wasyluk “tenía la camisa desprendida y se notaban las marcas de cachiporras”

jueves 02 de diciembre de 2021 | 8:27hs.
“Como era Wasyluk, se evaluó que 	no era necesario llevarlo al médico”
FOTO: Cristian Valdez
FOTO: Cristian Valdez

Ni siquiera en la vestimenta que usó la víctima durante las horas que estuvo alojado en la Seccional Primera de Oberá coincidieron ayer los policías que declararon como testigos en el juicio por el homicidio de Hugo Miguel Wasyluk (38).

Uno dijo que tenía “jean y remera”; otro “pantalón y camisa a cuadros”, y un tercero “campera y jean”. Otra constante, como en la audiencia anterior, fue la falta de memoria exhibida por la mayoría de los citados.

De todas formas, la cuarta jornada del debate oral que se desarrolla en el Oberá Tenis Club (OTC) ratificó varias cuestiones que ya en la instrucción complicaron la situación de los siete imputados que cumplían funciones en la Seccional Primera de Oberá, en cuya celda número 2 fue hallado muerto Wasyluk.

En ese sentido, el suboficial Sandro Días Pompeu mencionó que el 26 de abril de 2011 entró de guardia a las 19 bajo el mando del oficial Carlos Ariel Lentini, quien el miércoles trató de salvar su propia responsabilidad argumentando que no leyó lo que la guardia anterior dejó asentado en el libro sobre el estado del detenido.

Pero ayer, Días Pompeu subrayó que “entre los jefes de guardia se pasan las novedades y el libro de guardia es importante”.

De todas formas, terminó reconociendo que “como era Hugo Wasyluk se evaluó que no era necesario llevarlo al médico, porque era un detenido que siempre pedía para ir al hospital”.

En consecuencia, el testigo corroboró que las autoridades de la Primera subestimaron el cuadro del detenido que ingresó el 25 de abril a las 21.45 y fue hallado muerto a las 0.20 del 27. Por ello, siete efectivos de la dependencia están siendo juzgados por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Marcas de cachiporras

Otro de los policías que declaró en la víspera fue Marcelo Antoniuk, quien el 26 de abril a las 7 asumió como chofer de guardia.

Ante el Tribunal Penal Uno indicó que esa tarde se dirigió a la cuadra para higienizarse, circunstancia en la que vio y saludó a Wasyluk, que se hallaba solo en la celda número 2.

“Vi que tenía un raspón en la sien izquierda, la boca lastimada y una marca de cachiporra en el pecho. Tenía la camisa desprendida y se notaban las marcas de cachiporras en el pecho (…) Le pregunté cómo estaba y me hizo una seña con la cabeza, como diciendo mirame”, se precisó en la lectura de su declaración en la instrucción, lo que le refrescó la memoria sobre lo sucedido.

En este punto, ante la evidencia de la gravedad del cuadro que observó con pasividad, el actor civil Héctor Sánchez le preguntó: “Usted es consciente de que es un funcionario público”, a lo que Antoniuk respondió un lacónico “sí”.

Eduardo Villareo comenzó diciendo: “Sinceramente no me acuerdo de nada porque pasaron más de diez años”, aunque ratificó lo que expresó en la instrucción respecto de las lesiones que presentaba la víctima.

“Tenía una marca roja en el pecho y la boca lastimada. No estaba agresivo (…) Fontana (jefe de guardia del 25 a la noche) no lo quería recibir porque no estaba de turno y porque las lesiones no coincidían con el certificado. Pero Heijo (a cargo de la patrulla de Villa Bonita) le manifestó que era orden de la superioridad”, indicó.

Comentó que Wasyluk “no se quejó. Sólo decía ‘mamá, traeme una frazada’”, lo que da cuenta del estado del detenido.

“Ya estaba frío”

Darío Espinoza mencionó que el 25 de abril a las 19 hizo su primera guardia como policía.

“Pasé por la celda y Wasyluk estaba balbuceando y pedía por la mamá”, fue otra de las alertas subestimadas.

A su turno, Carlos Ferreyra comentó que era su primera o segunda guardia, cuando el 26 a las 17 observó que el detenido presentaba un raspón en la sien izquierda y tenía la boca lastimada. Durante toda la jornada no vio a ningún jefe acercarse a la celda.

Gustavo Wereszczuk también tuvo su primera guardia aquel fatídico 26 de abril de 2011.

“Lo veo a Hugo parado en la puerta de la celda. Me miró riéndose y me dijo: ‘No puedo cagar’. No me pidió un médico. Comenté eso en la guardia y salimos de recorrida. Yo estaba re emocionado porque era mi primera guardia”, subrayó.

Y agregó: “Después de cenar agarré una linterna y fui a ver las celdas. En la 1 estaban todos dormidos y en la 2 veo que Hugo estaba sentado en la letrina con los pies hacia adelante, pero no respondió. Di aviso y Lentini entró. El cuerpo ya estaba frío”.

También comentó que escuchó que en la Seccional Segunda no lo quisieron recibir por las lesiones que tenía.

Wasyluk fue detenido el 25 de abril, alrededor de las 21, por una patrulla de la Comisaría de Villa Bonita integrada por cinco policías, de los cuales tres están imputados por tortura seguida de muerte.

Se trata del ex sargento Pedro De Mattos (48), el ex cabo Carlos Antonio Gómez (33) y el ex agente Ricardo Javier Rodríguez (37). Incluso, Rodríguez declaró que De Mattos y Gómez se autolesionaron con un cuchillo y luego dijeron que Wasyluk los había atacado.

“Golpes con las botas”

Antes que Wasyluk sea trasladado a Oberá, la patrulla se detuvo en la comisaría local, circunstancia en la que los policías siguieron golpeando al detenido.

Entre los testigos de la víspera se presentó Cristian González, quien esa noche estaba preso en Villa Bonita, aunque lo primero que dijo fue: “No vi nada, no escuché nada”.

Si bien insistió en que desde la celda donde estaba no se escuchan los ruidos de afuera, ante la consulta de la fiscal Myriam Silke se rectificó y dijo que se escuchan hasta los ruidos de los autos en la ruta y un secadero cercano.

Por lectura, en tanto, le hicieron acordar lo que declaró en la instrucción: “El móvil ingresó al patio de la dependencia, cerraron las puertas y se escuchó como golpes con las botas”.

Darío Cardozo, quien estaba detenido en la Seccional Primera, también argumentó: “No vi nada, no sé nada”.

Incluso dijo que se enteró del deceso al otro día porque “a eso de las siete de la tarde ya dormíamos”. En este punto, el actor civil Luciano Wall le preguntó a qué hora solían cenar en la Seccional Primera, a lo que respondió que “más o menos a las seis y media”, lo que despertó el murmullo de la sala.

Sugestivamente, al igual que las personas que declararon el martes, quienes estaban alojadas en la Primera durante las horas que Wasyluk permaneció en el lugar, el testigo de la víspera no escuchó ni vio nada relativo a la víctima, a pesar de que se hallaba en una celda contigua.

Sin lesiones previas al 25

Ayer también testificó el médico Lein Hung Kuo, quien el 25 de abril de 2011 se desempeñaba en la sala de salud de Villa Bonita.

Esa tarde atendió a Wasyluk por una micosis e insomnio y le recetó una crema.

El profesional no observó golpes y subrayó: “Conmigo nunca fue agresivo. Tampoco con la gente que trabajaba en la sala, porque me habrían dicho”.

Por pedido de la querella le exhibieron las fotos de la autopsia a la víctima, ante lo cual remarcó que al momento de la consulta en la sala no presentaba dichas lesiones.

El testimonio de Hung Kuo echó por tierra una versión que en la instrucción hicieron correr desde la defensa de los policías de Villa Bonita respecto a que el 25 a la mañana Wasyluk fue atropellado por un auto, lo que derivó en las lesiones que le costaron la vida.

Esto fue absolutamente desacreditado por el médico que lo atendió el 25 a la tarde.

En la continuidad del debate, previsto para hoy a las 8.30, el Tribunal dará cumplimiento a la solicitud de la querella respecto de la exhibición pública de las fotos de la autopsia.

También declararán los forenses, quienes aportarán el aspecto técnico de las lesiones que desencadenaron el deceso de Wasyluk.

Además, ante la ausencia de la víspera, se ordenó que el testigo Nelson Cáceres sea conducido por la fuerza pública para prestar declaración. Se trata de un policía que al momento del hecho trabajaba en la Primera y aportó datos que complicaron a sus camaradas que fueron negligentes con el detenido que terminó muriendo. 

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