Debate oral en el Tribunal Penal Uno de Oberá

Policías admitieron que restaron importancia a las alertas sobre el estado de Wasyluk en el calabozo

Se trata de Gustavo Javier Fontana y Carlos Ariel Lentini, quienes estuvieron de guardia en la Comisaría Primera durante las horas previas al deceso de Hugo Wasyluk.
martes 30 de noviembre de 2021 | 14:13hs.
Policías admitieron que restaron importancia a las alertas sobre el estado de Wasyluk en el calabozo
Policías admitieron que restaron importancia a las alertas sobre el estado de Wasyluk en el calabozo

El lunes 25 de abril de 2011, poco antes de las 23 y más de una hora después de que Hugo Miguel Wasyluk (38) fuera ingresado a la comisaría Primera de Oberá -luego de que se negaran a alojarlo en la Segunda-, el por entonces jefe de guardia de la dependencia, Gustavo Javier Fontana, dejó asentado en el libro interno que el detenido presentaba más lesiones (en brazos y cuello) que las descriptas en el certificado emitido por el entonces médico policial José Orlando Morales (también imputado en la causa). Se lo comentó incluso al propio jefe de la Primera, ahora ex comisario Miguel Ángel Espíndola, al día siguiente, antes de retirarse.

Mas tarde ese mismo día, cuando Wasyluk pasó a ocupar una celda de la comisaría obereña, quien era oficial de servicio, Roxana Andrea Harasimezuk, fue a verlo a la celda y éste lo confundió con Rosa Berley, actual jefa de la Comisaría de la Mujer de Oberá y esposa de Pedro De Mattos, uno de los sindicados autores de la golpiza que derivó en su muerte y quién le generaba enorme rechazo.

En la jornada siguiente (martes 26 de abril) otro uniformado perteneciente ya a una nueva guardia, Luis Alberto Silva, dio cuenta al oficial de servicio, Hugo Ariel Basaraba, que vio al detenido acostado en posición fetal y decía: "Estoy jodido, necesito un médico. En serio estoy hablando" e incluso "que había pedido pastillas y cigarrillos".

Mismo día pero en la noche, otro policía, Alejandro Fabián Núñez, como parte de otra guardia informó a quien era oficial de servicio, Carlos Ariel Lentini, que Wasyluk le dijo que "no podía cagar" pero que "estaba tranquilo".

Poco menos de tres horas después lo encontraron muerto en el inodoro, siendo ese el punto final para una agonía que duró 27 horas sin ningún tipo de asistencia médica después de haber tenido que soportar la furia y desprecio de al menos tres uniformados de la comisaría de Villa Bonita, cuyo jefe era Marcelo Chimiski.

Se sabe ahora que esos episodios eran síntomas del daño interno ocasionado por la golpiza, pero ninguno de los policías ordenó una segunda revisión o el traslado al hospital en razón de que el certificado de Morales dejó dudas, es más, algunos de ellos ni siquiera se habían enterado de que Wasyluk tenía marcas en brazos y cuello que no figuraban en el documento porque no habían leído en el libro de guardia "la novedad" que había escrito Fontana.

El propio jefe de la Primera (Espíndola) le restó importancia, poniendo en relieve ese certificado que "daba cuenta que estaba bien" y en esa línea de desinterés el pedido de pastillas terminó siendo asociado con su adicción y constante consumo (dijeron) en tanto que la imposibilidad de defecar que la víctima hizo referencia tampoco llamó la atención, menos aún que haya confundido a la oficial con otra mujer y que en un momento de su detención pidiera por su mamá y que tenía frío. Nada hizo presumir que algo no estaba bien con la salud de Wasyluk.

En ese contexto, esta mañana, en la tercera jornada de debate oral, dos de los trece policías que están siendo juzgados por el Tribunal Penal Uno, integrado por Francisco Aguirre (presidente), José Pablo Rivero y Jorge Erasmo Villalba, admitieron implícitamente que subestimaron la situación y no actuaron como debieron.

Se trata de Fontana y Lentini, acusados de incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos. El primero fue quien detectó marcas que no figuraban en un certificado dudoso en razón de los borrones y sobre marcaciones que tenía, dejando escrito en el libro de guardia pero sin avisar al oficial de servicio de manera inmediata ni ordenar una segunda revisión y el segundo es quien encontró al detenido sin vida sobre el inodoro turco, en las primeras horas del miércoles 27 de abril.

La fiscal Silke interrogando a Fontana.

"No se quejaba"

El primero en declarar ante los jueces fue Fontana, recordando que el 25 de abril a las 19 tomó su guardia en la Primera y en ese punto, antes de seguir, aclaró que con la Segunda se turnan de manera mensual para alojar a los detenidos. "Era mes impar la Primera y mes par la Segunda", explicó y aseguró que "ese mes nosotros no estábamos de turno".

En ese contexto declaró que "la oficial (Roxana Andrea) Harasimezuk me avisó por teléfono que iban a traer un detenido y le dije que no iba a recibirlo. En un momento llegó la comisión de Villa Bonita y descienden Heijo, Gómez, De Mattos y Rodríguez. Ingresa primero Heijo, a cargo de la patrulla, y le dije que no iba a recibir al detenido pero después apareció una orden superior".

"Wasyluk se sentó en un banco, esposado, y con las manos atrás, me miró y me dijo '¿Negrito cómo estás?'. En un momento le mira De Mattos y me pide que no se acerque, pide que le quiten las esposas. En eso se remanga la campera que tenía y noto marcas más arriba de la muñeca. Mirando el certificado, era un fax y mirándole a la cara al detenido, vi que tenía excoriaciones en rostro y tórax, como decía, pero no especificaba otra cosa. También vi una marca roja en el cuello cuando se movió y eso dejé anotado en el libro de guardia, porque él (por Wasyluk) era de acusar a los policías que lo lastimaban y pensaba que si no estaba en el certificado podía pasar eso conmigo, de que me acuse de algo".

Fontana contó que a eso de las 22 lo alojó en un calabozo "y me dijo 'traeme comida y dame agua que tengo mucha sed. Le di agua. Esa noche pedía cigarrillos, una frazada porque estaba frío, que le di una que encontré y en el conteo, después, estaba parado en la puerta, no se quejaba. El 26 fue mi franco".

Interrogado por la fiscal Myriam Silke, Fontana se justificó por no haberle dado más atención a las lesiones que detectó en el brazo de Wasyluk diciendo que "al ver que venía con certificado medico le corresponde a la comisaría actuante tramitar todo lo que tiene que ver con eso, llevarlo al juzgado o la intervención del forense". Refiere en este caso a la de Villa Bonita cuyo jefe (Chimiski) no fue imputado en la causa.

Sobre las lesiones que minimizó, Fontana admitió en los estrados: "No indagué más, supuse que eran de las esposas. Le informé a Espíndola al otro día pero no se hizo más nada. Eran como raspaduras y eso no implicaba gravedad para atenderlo Él tampoco nunca manifestó dolor, no se quejó".

Lentini fue quien encontró a Wasyluk muerto en su celda.

"Cara sucia y despeinado"

En cuanto a Lentini, contó en su declaración que ingresó a su guardia el 26 de abril a las 19, y poco después fue a ver a los detenidos. "Estaba solo en la celda, acostado, se acercó y le pregunté si estaba bien y por qué motivo estaba detenido. Tenía pantalón, campera, la cara sucia y bastante despeinado", recordó.

Poco antes de las 22 uno de los uniformados hizo el conteo de presos y fue cuando Wasyluk "dijo que estaba todo bien, pero que fue al baño y no podía cagar". Eso le contó el policía a su superior (Lentini) pero pasó desapercibido.

"Cerca de la medianoche me avisaron que parece que estaba durmiendo en el baño. Ingreso con un grupo de policías a la celda, voy al baño y veo que estaba sentado en el inodoro con las manos apoyadas en el piso y la cabeza gacha. Estaba frío, sin remera. Le alumbré el abdomen y noté que no respiraba. Le quiero tomar el pulso y noté rigidez", detalló y agregó que "puse bajo custodia la celda, con candado, le avisé a Chimiski que se sorprendió y a Espíndola, que quedó loco, empezó a gritar y éste es quien se ocupa de avisar a la justicia y criminalística".

Preguntado principalmente por la querella, representada por los abogados Rafael Pereyra Pigerl y Vannela Vignolles, y por la fiscal Silke, Lentini dijo no saber que Wasyluk había sido golpeado salvajemente por los policías que lo detuvieron en Villa Bonita o que tenía lesiones que no figuraban en el certificado y en ese punto aseguró que "desconocía que estaba pidiendo pastillas o que lo lleven al médico" a lo que quedó en evidencia y admitió que no leía el libro interno en el cual constan las novedades de las guardias anteriores.

Sobre la actitud que tomó cuando le avisaron que Wasyluk no podía hacer caca, el uniformado, que está actualmente en disponibilidad e imputado en una causa por el robo de cocaína de la comisaría Tercera de Oberá, explicó que "no tome ninguna actitud porque eso no amerita atención médica urgente. Era una situación normal, yo mismo desde que empezó este juicio no puedo ir al baño", comparó y puntualizó que "recién ahora se que tuvo una detención y tuvo un conflicto", en relación a la golpiza que le dieron -según la acusación- los policías Pedro De Mattos, Carlos Antonio Gómez y Ricardo Javier Rodíguez, quienes se enfrentan a la posibilidad de recibir una pena de prisión perpetua si son declarados culpables.

Mañana, a las 8.30

En el SUM del OTC, mañana a las 8.30 continuará el debate por los delitos de "tortura seguida de muerte, omisión de denuncia e incumplimiento de los deberes de funcionario público" contra los 13 uniformados.

Wasyluk había sido detenido por una denuncia de amenaza que hizo su hermana, Ana Wasyluk, considerada testigo clave y quien debía declarar hoy pero no estuvo, por lo que se ordenó judicialmente que sea ubicada y llevada a declarar. 

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