Intersección

Alta, esbelta, de andar elegante y verbo pulido.
Ingeniera, experta en informática.
Independiente a ultranza, sus parejas le duraban poco.
Lo atribuíamos a que entre sus prioridades, no figuraba formar una familia.
Lectora voraz.
Viajera incansable, recorrió América y Europa.
…
Miserable, ruin, vivió a expensas de sus padres. A los cuarenta y nueve años, continuaba usurpando los bienes de su madre.
Del padre obtuvo una jugosa pensión. No gastaba dinero, limitándose -en ese orden- a contarlo, acomodarlo y esconderlo.
Jamás trabajó. Aducía una salud quebrantada. Se enfermaba cada vez que la instaban a realizar alguna tarea. Tampoco terminó sus estudios universitarios.
Carente de sentimientos, no se conmovía por nada. Ni siquiera cuando murió su padre en circunstancias tan oscuras y penosas.
…
Hasta aquí, vidas paralelas. Su intersección se produjo en la madrugada del veintisiete de mayo. Ese día Anabela hubiera cumplido cincuenta años, aunque aparentaba muchos menos.
Tenía dos balazos: en la boca y en el corazón. A la boca la silenciaron por embustera. Al corazón lo eliminaron por falta de uso.
Algunos testigos describieron un sujeto muy parecido a su hermano, alejándose del lugar en que apareció su cuerpo, tan sin vida como cuando, supuestamente, estaba viva.
La autora es docente y abogada. Premiada en poesía y cuento en Misiones, Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe y Ciudad Autónoma de Bs. As.
Marta Stella de Gasparini