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Cosecha

domingo 28 de noviembre de 2021 | 6:00hs.
Cosecha

Llegó a la habitación tan cansado, que solo deseaba tirarse sobre el colchón y dormir, dormir, dormir…olvidarse del trabajo, de todo, de todos.

Sin quitarse siquiera la ropa transpirada, se echó cuan largo era y suspiró. Tenía hambre, pero más aún, sueño.

Sabía que si lo hacía, no despertaría hasta el amanecer, para reiniciar, de nuevo, la jornada

Pero no. No podía. Tal vez, dentro de una o dos horas. Porque si no lo hacía él, ¿quién?

Se sentó en el borde, se restregó la cara, el pelo.

¡Andando!

Las veinte cuadras le pesaron al caminar. Pero ya faltaba poco para llegar a ese barrio de casas y departamentos modernos, limpios, con aire acondicionado, con jardines.

Levantó la tapa y comenzó a bucear. Algo siempre encontraba y su madre, anciana y enferma, sabía sacar provecho.

Uno, dos, cinco. Buena cosecha. Valió la pena; es decir, el no-descanso.

Cuando escuchó el ruido característico del motor del camión que recogía la basura, inició el regreso.

Buena cosecha, sí, esta vez. Pan, comida en un taper, una remera casi nueva, ojotas para su madre, pañales sin usar; juguetes no, para qué.

Sobre el río Paraná asomaba una luna llena rojiza, luminosa.

Los recicladores, en otros barrios, también seguirían con la búsqueda.

VERGÜENZA

La primera vez que lo hizo, se le caía la cara de vergüenza. Una mujer como ella, llegar a ese extremo.

Y toda la culpa la tenía su marido. En realidad, él la había empujado, la había obligado a eso.

La segunda vez, se dijo: ¡total! Ya nada tengo que perder. Y además, no le quedaba otra. Pero la verdad es que se sintió tan mal como la primera. Y se le hacía que todos se darían cuenta.

La tercera vez... fue espantoso. Una vecina la vio. Ahora, estaría en boca de todos. Tan luego ella, que siempre había cuidado las apariencias.

Lágrimas de rebeldía, de desprecio por sí misma, de impotencia, le mojaron el rostro. Pero si no lo hacía, no comían.

Ahora... ahora ya perdió la cuenta. Y no le importa que la miren, que le tengan lástima.

Y temprano, muy temprano, comienza a recorrer la ciudad, hurgando en las bolsas de basura.

Inédito. Del libro “Al estilo de Galeano”, próximo a editarse. Escalada Salvo ha publicado más de treinta libros de cuentos, poemas, novelas, teatro y antologías compartidas.

Rosita Escalada Salvo

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