Mañana, estreno de Varada

El drama de no poder avanzar sin antes curar las heridas

Una obra que conjuga historia particular y global. Que permite encontrarnos cara a cara con los fantasmas del pasado y visibilizar la violencia sistemática
sábado 27 de noviembre de 2021 | 2:00hs.
El drama de no poder avanzar sin antes curar las heridas
El drama de no poder avanzar sin antes curar las heridas

Hay escenas que nadie puede borrar, no se apagan con nada. ¿No es cierto? cita una de las protagonistas, marcando a poco del inicio, el nudo de toda la obra. Cada historia personal tiene capítulos que potencian la personalidad, los sueños y anhelos, los miedos y fantasmas. Cicatrices que cuesta sanar, muertos que no se terminan de enterrar y sucesos inconclusos que impiden avanzar.

Una mujer de gran porte y una sirena son las figuras de Varada, la profunda obra de Gustavo Dos Santos que se estrena mañana en Posadas.

‘‘Uno tiene la sensación de que el pasado no terminó su proceso con los personajes , sino que los sigue atravesando’’, entendió Laura Abián, parte de la puesta junto a la directora Julia Barrandeguy.

Las artistas misioneras eligieron la pieza teatral por el potente texto. Entre las ofertas que ‘hojearon’ en El Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit), escudriñaron una que pusiera bajo el foco a las mujeres y se animaron a más. Ensayo a ensayo, Luciana Curti y Fanny Duarte también se adueñaron de los personajes al poner el cuerpo y las densas emociones a favor del arte.

Una mujer camina sola por la playa, busca una ballena pero encuentra una sirena. Allí arranca un diálogo, relato, incluso discusión de argumentos entre ambas. Por momentos muy distintas y por momentos idénticas rehenes de la misma violencia sistemática. Los aviones y los barcos que circulan cada tanto la zona, tambien las hermanan en aturdimiento; las asustan, enmudecen.

‘‘Nada bueno puede caer del cielo’’, parece querer estimar una. ‘‘Hombres del mar, hombres del mal’’, arguye la otra.

Como las casualidades no existen, una misma fatalidad las conecta.

La pieza tiene ineludibles referencias a la historia argentina y a su vez, cualquier espectador ignoto y remoto puede encontrar distintas significaciones en cada pasaje de letra. Porque lamentablemente las vejaciones no diferencian tiempo ni espacio, trascienden eras e imperios.

En este marco, la violencia contra la mujer se identifica en distintas acciones, desde insultos que de tan cotidianos, parecen definir a una persona, hasta torturas y violación en manada.

Lo carnal de la obra está expresado en la experiencia viva que resuena en cada espectador y por eso promete estremecer a todos.

Incluso las problemáticas que plantea el texto, quedaron en evidencia simplemente a la hora del ‘casting’, ya que al menos cinco actrices se negaron ponerse en la piel de la chica tildada de ballena. No sólo arrastraban un estigma propio por tener gran estructura corporal, sino que aún persiste el pudor de mostrarse en ropa de playa.

La opresión trabaja de una manera persistente, tomando los cuerpos de las mujeres desde muy pequeñas. Estereotipos, moda, cánones que construyen una identidad distorsionada y una imagen siempre sexualizada.

‘‘La obra, como el arte en general, te permite tener otro contacto’’ definió Abián al tiempo que analizó cómo recibirán las referencias sobre la dictadura los más jóvenes, si tendrán herramientas para descifrarlas. ‘‘Permite pensar desde el punto de vista de: cómo las mujeres siguen siendo de algún modo violentadas y cómo hay muchas formas que se pueden rastrear hasta la colonización, mecanismos que tienen que ver con los modos de conquista, de ejercicio poder’’, estipuló sobre los análisis históricos que permitió el preestreno de Varada.

En tanto Barrandeguy, como directora, remarcó el compromiso con lo expuesto. ‘‘Cada vez que ensayábamos, o llorábamos o hablábamos del tema. Nos involucramos y empezaron a salir un montón de cosas que tenían que ver con cuestiones generacionales o de la vida de cada una, que nos atravesaban porque es una obra muy rica, muy potente’’, refirió.

Al profundizar sobre la decisión de llevar todo este bagaje a escena, especificó que se preguntaron por qué seguir hablando de violencia y dictadura hoy. ‘‘Por un lado tuvimos una de las dictaduras más crueles pero las nuevas generaciones no la conocen y por otro, la violencia contra la mujer sigue y es re fuerte. Hay un femicidio cada 30 horas y desde que empezó el Ni una menos, nunca bajó. Y también nos parecía importante esto de: ¿qué pasa que hay actrices que no quieren ponerse malla porque tienen gran porte? yo no creí que iba a pasar’’, detalló Barrandeguy.

Dos mundos, un mundo. Mar y tierra. Distintas e iguales. Limitadas, acechadas por el pasado, varadas. Una sirena que no sabe bien de donde vino y la hija de un capitán nefasto, denigrada y abandonada por su padre.

Fanny y Luciana hicieron propios los personajes y tal como definieron desde el equipo que las acompaña en el detrás de esena, grafican no sólo violencia sistemática contra la mujer, sino ‘‘cómo se articula en cada uno de nosotros las tragedias individuales atravesadas por la historia oficial, colectiva’’.

Las coincidencias fascinan a mujeres y hombres. Enredos y sorpresas, encuentros, desencuentros. ¡Vos y yo, por ejemplo! ¡Coincidencias! ‘En todas las cosas está oculto siempre un significado: de lo contrario, el mundo no sería más que una cifra vacía’, parafrasea parte del texto, invitando a encontrarnos con la historia, a palpitarnos con el otro y entender que si bien la fatalidad nos une en karma, cuerpo y alma, nadie merece el mal. 

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