Hace 14 años se dedica a cuidar de los vecinos del paraje Gentil

Día de la Enfermería: Ejemplo de vocación al servicio de la salud en la zona rural

Nélida Richardt está disponible las 24 horas, situación que toma con agrado debido a que brindar un servicio para ella es gratificante. Un contexto diferente al de la ciudad
domingo 21 de noviembre de 2021 | 0:00hs.
Día de la Enfermería: Ejemplo de vocación al servicio de la salud en la zona rural
Día de la Enfermería: Ejemplo de vocación al servicio de la salud en la zona rural

Nélida Richardt  trabaja como enfermera en el Caps municipal de paraje Gentil, a 12 kilómetros de la zona urbana de San Pedro. Su historia es similar a las demás enfermeras a quienes les toca desempeñarse en la zona rural y en este caso la vocación se pone de manifiesto porque al vivir lindante el centro de salud, es requerida las 24 horas. Su casa se vuelve salita y su auto muchas veces sirvió de ambulancia, siendo gratificante y motor de motivación, el recibir pequeños gestos de agradecimiento.

Nélida reside en paraje Gentil, desde chica se crió en la chacra, se casó a los 17 años y hace 27 años vive en San Pedro; es madre de seis hijos y fue la vivencia en la chacra, retirados de los servicios de la zona urbana, de donde nació su interés por formarse y trabajar prestando un servicio de salud. Junto a un grupo de mujeres presentaron una nota pidiendo una sala de primeros auxilios, y así comenzó su caminar. Antes de construirse el Caps, su familia cedía un espacio de la vivienda para la atención médica, luego fueron quienes donaron el terreno donde hoy funciona el Centro de Atención Primaria de Salud que depende la Salud Municipal y realizan actividades de forma permanente con zona Nordeste de Salud.

A diferencia del servicio de enfermería en la zona urbana, la zona rural tiene sus particularidades y se torna más completa y ardua cuando la profesional vive en la colonia, porque es la persona a la que los vecinos recurren a cualquier hora para pedir ayuda. Así también es importante llevar adelante un trabajo organizado y asegurase de disponer de los recursos para atender la demanda con la entrega de leche, calendario de vacunas, medicamentos, control de signos vitales, peso y talla, turnos para atención médica, entre otros, garantizando que quien asista al centro se vaya con una respuesta.

La dedicación de Nélida es similar a las demás enfermeras que se desempeñan en la localidad, con la arista de estar dispuesta los fines de semana, feriados e incluso fechas festivas y recibir a pacientes en su domicilio, para medir la presión arterial, realizar algún curativo o pedir asistencia para un traslado hasta el hospital, mientras que, de lunes a viernes su jornada en el Caps inicia a las 7, dando cumplimento a las tareas competentes de una enfermera.

Su amor por la atención de la salud comenzó hace 14 años; tuvo la posibilidad de trabajar también en la zona urbana, en el SOS de barrio Santa Rosa y conocer realidades de otras colonias. Desde que se inició busco ampliar sus conocimientos realizando varias capacitaciones, porque, estando en la zona rural, donde existen problemáticas preocupantes, no sólo debe tener capacidad para las cuestiones de salud sino saber escuchar y encaminar otros temas.

“La demanda en cuanto a salud y la necesidad de la gente es mucha, tratamos de solucionar lo máximo que podemos con los recursos que tenemos, cada mañana no sabes con que te van a encontrar, algunas veces hay situaciones tristes, otras que nos alegran. Mucha gente no puede llegar hasta el Caps, en mi tiempo libre les visito en sus casas, es normal recibir algún pedido a cualquier hora porque soy la única que aplica una inyección o toma la presión. Es una entrega y yo amo este trabajo”, indicó Nélida.

Si bien durante estos años, le tocó varias experiencias marcantes, nada supera las situaciones y pérdidas que dejó la pandemia del coronavirus. “Me tocó realizar las primeras atenciones y gestionar turno para la atención e hisopado de dos vecinos que dieron positivo para Covid-19, lamentablemente nunca los volví a ver, son las cosas que más me chocaron en ese tiempo y eso que perdí a un paciente que  lamentablemente no llegó con vida al hospital, ese miedo, ese temor de perder a alguien más a consecuencia del virus, sentirlo tan cerca, es una sensación muy marcante, tenemos que armarnos de fortaleza y seguir”, reconoció.

A esta ardua labor se suma la necesidad de generar conciencia en la población sobre la importancia de hábitos saludables, controles y llevar al día las cuestiones relacionadas a la salud que muchas veces, por la cotidianeidad del campo, queda en segundo plano “Es capacitarse en varios aspectos porque la gente se acerca y te cuenta muchas situaciones, veo con optimismo por ejemplo, el avance en los controles que deben realizarse las mujeres, en esta zona madres con nueve hijos, nunca se habían hecho un PAP, mediante charlas, contarles de qué se trata, se animan, se hacen el estudio, felizmente un equipo de salud Municipal viene una vez por mes a tomar las muestras. Esos avances nos motivan, así como todo lo que conlleva convencer a que se vacunen contra el Covid-19”, señaló Richardt.

Entre tanta dedicación, esfuerzo y en especial amor, la mayor satisfacción está en la sonrisa de alivio del paciente y los pequeños gestos de gratitud. “La aceptación de la gente, la confianza que me tienen, los niños me hacen dibujos me traen, los tengo en la pared y son esas pequeñas cosas las que me llenan de alegría y motivación”.

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