Contrabando de gas en la frontera seca con Brasil, negocio floreciente que dejó decenas de heridos y muertos en los últimos dos años

En este informe las terribles secuelas de un negocio ilegal que deja grandes ganancias para unos pocos, pero siembra muerte en las localidades de San Antonio y Bernardo de Irigoyen en la provincia de Misiones. Empujados por la necesidad y la falta de empleo cientos de personas se convierten en el eslabón más débil y desechable de una aceitada cadena de tráfico. No todos sobreviven.
miércoles 17 de noviembre de 2021 | 14:31hs.
Contrabando de gas en la frontera seca con Brasil, negocio floreciente que dejó decenas de heridos y muertos en los últimos dos años
Contrabando de gas en la frontera seca con Brasil, negocio floreciente que dejó decenas de heridos y muertos en los últimos dos años

Marcio Álves Ferreira tiene 18 años y vive junto a sus padres en la localidad de Bernardo de Irigoyen, fronteriza con la brasileña Dionisio Cerqueira, pero desde el domingo al mediodía se debate entre la vida y la muerte en el hospital Samic de Eldorado.

Tiene el 80 por ciento del cuerpo quemado y permanece desde entonces en estado de coma inducido, internado en terapia intensiva. Los médicos informaron que está con riesgo de muerte, muy complicado y si sobrevive será con secuelas permanentes. Cada segundo cuenta por eso el monitoreo es constante.

Marcio es la última víctima de un negocio ilegal, millonario y floreciente en la frontera seca de Misiones: el contrabando de gas en garrafas y cilindros que llega en camiones a los depósitos clandestinos de San Antonio e Irigoyen, se trasvasa de manera manual a garrafas compatibles con las instalaciones domiciliarias de Brasil (con diferente válvula y peso) y las cruzan a través del angosto hilo de agua que supone un límite entre amos países hacia Dionísio Cerqueira o Santo Antonio do Sudoeste, para comercializarlas por sumas que dejan casi cuatro veces más ganancias que la venta en el territorio nacional.

Las garrafas que lograron sacar del galpón en Paraje Gramado. Foto: Bomberos Voluntarios de Bernardo de Irigoyen.

En ese entramado de ambición, descontrol y tragedia aparece el joven protagonista de esta historia. Es la mano de obra barata y desechable que los gestores del contrabando reclutan de manera fácil como consecuencia de la falta de empleo y la necesidad de los pobladores de conseguir dinero para cubrir derechos fundamentales como alimentarse y vestirse en una provincia poco tenida en cuenta por el gobierno central.

El trabajo de Marcio era trasvasar el contenido licuado de las garrafas argentinas a las de origen brasileño por medio de la gravedad, con simples mangueras, en un galpón de chapa y sin ningún mecanismo de seguridad pese a la extrema peligrosidad. Una bomba de tiempo si se tiene en cuenta lo inflamable del producto manipulado.

La última foto que subió a su estado de WhatsApp, el domingo, mientras que en el país se realizaban las elecciones legislativas nacionales, fué mostrando el peligroso proceso de trasvase con mangueras conectadas directamente a las válvulas. Las garrafas argentinas colgadas, en posición invertida, en una de las paredes del galpón y las brasileñas debajo, sobre el piso, recibiendo el contenido de las de arriba. Un documento clave que será llevado ante las autoridades a cargo de la investigación de lo sucedido.

El último posteo de Marcio, el domingo, a las 8:45 de la mañana.

En medio de esa práctica desarrollada en el alejado paraje Gramado, donde la víctima retrató la imagen, una falla disparó la tragedia. Marcio terminó con el cuerpo envuelto en llamas. Sin siquiera ver qué había adelante logró salir del infierno pero su vida pende de un hilo desde hace tres días.

"Está con vida todavía pero bastante jodido, no sabemos si va a sobrevivir", lamentó entre sollozos Gilberto Alves, papá del joven, esperando novedades relacionadas a la evolución de su hijo, que resiste conectado a un respirador. "Pido que oren por él, es un buen chico", añadió, afirmando sentirse "angustiado, desesperado, esperando que los doctores nos den alguna esperanza con el correr de las horas".

La víctima vivía cerca del depósito siniestrado, contó el papá. Foto: Bomberos Voluntarios de Bernardo de Irigoyen.

El responsable del depósito clandestino se acercó a la familia a través de un intermediario, que entregó un poco de plata y no volvió a comunicarse. El padre sabe que no podrá exigir nada porque en el mundillo del contrabando los eslabones son frágiles y desechables, se hace el recambio y el negocio sigue.

Pobladores dispuestos a poner en riesgo su propia vida para ganar entre 20 y 25 mil pesos mensuales se cuentan de a cientos, más aún en medio de una galopante crisis económica que en la frontera de una provincia periférica pega mucho más fuerte.

"Pido que se investigue a fondo, que no quede impune, porque no es la primera vez que pasa. Los depósitos de gas trabajan a la luz del día y ante los ojos de las autoridades, que saben dónde están pero nadie hace nada. No hay regulación, no hay control. Esta vez fue mi hijo pero van a ser otros", alertó Gilberto, admitiendo conocer que su hijo manipulaba el gas de las garrafas sin protección "pero uno es pobre y necesitamos trabajar, él (Marcio) siempre hizo changas, por acá no se puede aspirar a otra cosa y la necesidad te empuja a meterte en estos negocios para conseguir algunas migajas".

Sobre el final de la charla con El Territorio el hombre mencionó que "las autoridades vieron todo, cómo quedó y qué fue lo que pasó en ese galpón", y sobre eso reflexionó que "van a tener que hacer algo con este caso porque todos somos seres humanos. Mi hijo, que ojalá salga adelante, no es descartable. Les pido de corazón que sean realistas y tomen medidas para que se comience a valorizar a los trabajadores. No somos basura".

Un hermano de Marcio, Josué, también está acompañando a la víctima en el hospital Samic de Eldorado, y sigue atento a la evolución.

Dos muertos en un año y medio

Esta es la primera vez que un depósito de gas se incendia en la localidad de Bernardo de Irigoyen, frente a Cerqueira, marcando que es un negocio que se va expandiendo en zonas de frontera seca.

Es que el mes pasado ocurrió un siniestro similar pero con consecuencias fatales en San Antonio, localidad que también tuvo un antecedente idéntico en 2020 y dejó no solamente a personas heridas o muertas (el caso de dos hombres), sinó que puso en riesgo, por ejemplo, a los habitantes de un barrio entero que sintieron en sus casas la onda expansiva producto de una poderosa explosión.

El año pasado sucedió en el mes de abril. Padre e hijo, de 54 y 23 años, terminaron con graves quemaduras en distintas partes del cuerpo al incendiarse el galpón de acopio lindante a su vivienda en un paraje de San Antonio. Fueron trasladados al hospital local y luego derivados al Samic de Eldorado, donde el mayor de ellos murió días después como consecuencia de las quemaduras irreversibles, tanto internas como externas.

El mes pasado idéntica situación ocurrió en el barrio Alecrín de la misma localidad. Explotó una garrafa en medio de las manipulaciones que hacían en un depósito sin habilitación provocando el incendio total en el que tres hombres sufrieron quemaduras en el cuerpo tratando de evitar que el fuego avance a las propiedades lindantes. Uno de ellos, de 45 años, murió en el hospital Ramón Madariaga de Posadas. Los otros dos siguen con vida pero sufren las consecuencias en su salud.

Y el último siniestro del pasado domingo en el paraje Gramado, que tiene a Marcio en grave estado. Tres hechos encadenados con un tendal de heridos y consecuencias fatales en un año y medio, potenciados por las necesidades, la falta de trabajo y de acción de las autoridades que no se sienten motivadas para actuar en consecuencia, dejando el terreno libre para los gestores del contrabando.

"No toman medidas y las consecuencias son terribles"

Mariana Servián vive al lado del depósito situado en el barrio Alecrín y aquella noche sintió el terror en carne propia porque si explotaban menos de la mitad de las más de 200 garrafas cargadas de gas licuado que había, las consecuencias hubieran sido catastróficas.

La joven recordó en diálogo exclusivo que la manipulación y el trasvase "era todos los días, diez de la noche, cuatro de la mañana, seis de la mañana, tres de la tarde, siete de la tarde, a toda hora gas y más gas que inundaba mi casa con el olor y me llenaba de miedo de que sucediera algo. Para no tener problemas con los vecinos que hacían eso me callé un buen tiempo, pensando que se tomaban los recaudos, hasta que se incendió todo y fue horrible, muy feo".

"Ese día explotó una sola garrafa porque el señor que murió pudo extinguir el fuego y no pasó al sector donde estaba la mayoría. Iba a ser una tragedia en todo el barrio", afirmó y paralelo a eso advirtió con preocupación que "en estos momentos están acumulando otra vez en el mismo lugar una cantidad de cilindros y garrafas argentinas mezcladas con brasileñas, y para colmo hacen asado en el medio, mientras manipulan y una chispa bastará para que vuele todo por los aires".

Mariana pretendió hacer una denuncia policial alertando sobre la situación que pone al barrio en extremo riesgo pero "en la Comisaría de San Antonio solamente me tomaron una exposición porque no hay daños", reveló que le dijeron.

Su intención a través del testimonio público es motivar algún tipo de actuación urgente de las autoridades de la provincia: "Me doy cuenta de que hice mal no haber denunciado en su momento, pero por consideración no lo hice", reconoció Mariana aunque después de haber sobrevivido a aquella experiencia traumática afirma que "es una locura lo que está pasando, las autoridades hacen la vista gorda, no toman ninguna medida y las consecuencias son terribles. San Antonio es tierra de nadie al igual que Bernardo de Irigoyen".

Requerimiento legislativo sin respuestas

En junio del año pasado, conocida una de las muertes como consecuenia del contrabando de gas hacia Brasil, el diputado provincial Miguel Ángel López Vedoya expuso en una sesión virtual de la Cámara de Representantes la preocupación de los pobladores de las mencionadas localidades fronterizas en relación al comercio ilegal. En tal sentido presentó un proyecto en el cual solicitó al Poder Ejecutivo "el inicio inmediato de una investigación o mayores controles".

En aquella oportunidad el legislador había comentado que "los pobladores manifiestan una gran preocupación ya que el producto expuesto a lo largo y ancho de ambos municipios no es utilizado solamente de forma particular, sino con un fin comercial ilegítimo y por supuesto sin control", y observó que "entre los habitantes de ambos pueblos se sabe quiénes son los que comercializan, dónde lo hacen y cómo es el mecanismo de tráfico".

En ese contexto graficó que el trasvasado de gas "se hace a garrafas industriales e incluso de pequeñas garrafas de 10 kilos hacia garrafas brasileñas de 13 kilos. Esta carga se hace por gravedad o por presión pero sin ningún control".

Justamente, Marcio se debate entre la vida y la muerte producto de esa práctica que lo convirtió en el eslabón más débil y desechable de la aceitada cadena de tráfico, empujado por la necesidad. En este contexto el alerta de su papá, Gilberto, cobra aún más preponderancia: "No hay regulación, no hay control. Esta vez fue mi hijo pero van a ser otros".

 

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