Pedro Malla

Anecdotario de una vida dedicada a la Armada

miércoles 17 de noviembre de 2021 | 6:04hs.
Anecdotario de una vida dedicada a la Armada
Anecdotario de una vida dedicada a la Armada

Pedro Eliseo Malla (47) es misionero, nació en la ciudad de Jardín América y hoy es Suboficial Principal Furriel de la Armada Argentina, por lo que realiza diferentes tareas administrativas.

A la corta edad de 15 años decidió dejar su Misiones natal con la firme convicción de ingresar en alguna escuela militar en Buenos Aires. Un año y medio más tarde, ingresó a la Armada Argentina. “Un día pasé por la vereda de la Escuela de Suboficiales de la Armada, entré a averiguar por la carrera y es increíble pero ya pasaron 30 años”, dijo con una sonrisa.

Por aquel entonces, en el año 1991, tenía 17 años. “Tuve que mandar los papeles a Misiones para que los firmen mis padres en mi casa porque era menor de edad”, detalló.

Cuando conoció Buenos Aires recordó que todo le parecía nuevo. “Fue un impacto”, describió. De hecho, se pasó los primeros dos años y medio sin volver a Misiones. Confesó que siempre que podía, volvía a descansar a su ciudad natal: “Un lugar para estar en familia, en mi casa, y disfrutar de la naturaleza y el silencio”.

Antes de ingresar a la Armada, este misionero no había tenido la oportunidad de conocer el mar. Su primera navegación fue a bordo del aviso ARA “Alférez Sobral” con el que viajó al sur, rumbo a Ushuaia, Tierra del Fuego. “Mi encuentro con el mar fue encantador”, confesó.

Y recordó haber tenido la dicha de que en su primera navegación le tocó un “mar de aceite”, como se denomina al mar calmo y planchado, en la jerga marinera: “El mar parecía un espejo de agua. Haber navegado por el sur de nuestro país fue una experiencia inolvidable”, agregó.

La camaradería

Hoy, a tres décadas de su ingreso, aseguró que “la experiencia dentro de la Armada Argentina es positiva, pero lo más sobresaliente es el espíritu de camaradería que se vive; más que nada cuando se está embarcado. Al momento de trabajar y de actuar, todos somos uno”.

La camaradería es lo que más disfruta del ámbito naval, y la definió como “ese vínculo difícil de romper”. “La camaradería que se forma en un grupo permanece siempre, a pesar de los cambios de destinos. Es un espíritu de equipo que se mantiene en el tiempo”, sostuvo.

A la hora de realizar un balance de todos estos años, reflexionó: “La Armada Argentina es una experiencia inolvidable. La vocación fue lo que me motivó a ingresar, la disciplina y el hecho de pertenecer a una Fuerza. Cuando uno se acostumbra de chico a eso, es difícil cambiarlo”.

Transitando los últimos años en la Armada, su expectativa es “tratar de volcar en los demás, lo que aprendí en la Institución. Es importante transmitir a los más jóvenes nuestra experiencia y enseñar a quererla desde el principio”, recalcó.

Finalmente, reflexionó el sentimiento nacionalista que siente a cada paso. “Cuando escucho el himno nacional fuera del ámbito naval, en los actos de la escuela de mi hija, siento un temblor por dentro que me hace emocionar. Creo que es por todo aquello que aprendí acá”. 

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