Alerta roja para el planeta

martes 02 de noviembre de 2021 | 6:00hs.

Hoy se está llevando a cabo, durante la mañana, la segunda parte del plenario para líderes mundiales en la Cumbre de Cambio Climático organizada por Naciones Unidas en Escocia. En la primera parte -que se realizó ayer- pudimos escuchar los discursos alarmantes de presidentes y miembros de la realeza de todo el mundo, en concordancia con del mensaje que dio Antonio Gúterres después del Reporte N° 6 del IPCC sobre el calentamiento global.

El mes pasado, el informe basado en estudios de 14.000 científicos de todo el mundo ratificó que el calentamiento global es consecuencia directa de la acción desmedida de las personas, sus actividades y su industria, y que el espacio de maniobra es cada vez más reducido para poder revertir un agravamiento de la crisis climática. Ante estas conclusiones, al secretario general de Naciones Unidas no le tembló la voz para decir que estamos ante lo que llamó una alerta roja.

El 26 de octubre, desde el Programa para Medio Ambiente de Naciones Unidas (Pnuma) presentaron el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021 y puede ser un excelente documento de referencia para saber dónde estamos parados. Si los países siguen emitiendo gases de efecto invernadero en el volumen que lo vienen haciendo hasta ahora, los esfuerzos por mantener el Calentamiento Global por debajo de +1,5° resultaría inútil, llegaríamos a 2030 con +2,8°. Si todos los gobiernos realmente alcanzaran lo que se proponen en cuanto a políticas ambientales, aun siendo ambiciosos, el informe confirma que los resultados nos darían un planeta con +2.6° en 2030, lo que también es mucho.

Antonio Guterres está viendo a las claras que alcanzar las metas del Acuerdo de París está cada vez más lejos y resultará casi imposible lograrlo. Los informes técnicos le permiten al diplomático portugués ir un paso más allá, y ya está viendo todos los eventos climatológicos extremos que nos esperan los próximos años, y que se vienen tiempos difíciles para los pueblos más vulnerables.

Es por eso que al movimiento activista tampoco le tiembla la voz y peregrina por las calles de Glasgow reclamando que durante años todos los gobernantes y decisores que los representaban no han logrado salir de las promesas.

Pero cómo podemos saber si las soluciones y acuerdos a los que arriben los gobiernos son oportunos o se quedan cortos. Lo que resulte de la cumbre durante estas dos semanas debe ser medido en base a tres ejes:

Mitigar las emisiones de carbono hacia 2035. Los próximos años están en manos de la gente. La primera etapa debe encontrar a los ciudadanos más comprometidos que nunca, las comunidades deben enfocarse en realizar un verdadero cambio en su estilo de vida. Evitar usar el auto lo máximo posible, y si lo usamos que sea de la manera más inteligente, por ejemplo, que lo puedan usar otros miembros de la familia en un solo viaje y no tener que andar yendo y viniendo. Aparecen iniciativas como las app para ponerte en contacto con un vecino de tu barrio y que vayan juntos al trabajo, compartiendo los gastos. Lo mismo sucede a la hora de llevar a los chicos al colegio, los pools escolares, en un auto pueden ir varios chicos y no un auto para cada alumno, como podemos ver todas las mañanas en las puertas de muchos colegios. La mejor manera de compartir el transporte de manera sustentable siempre va a ser usar el transporte público la mayor cantidad de veces posible. Y así como hablamos de movilidad, podemos encontrar muchas formas de ser parte del cambio, separando la basura en casa, aprovechando el agua de lluvia, impulsando las huertas urbanas y fomentando una ciudad distribuida, de manera que tengamos todo más cerca de casa.

Neutralizar las emisiones de carbono hacia 2050. Aquí las empresas tendrán un rol protagonista. Sus sistemas de producción y sus productos deben volcarse por completo a energías renovables. Volviendo al ejemplo, ya no se trata de aprovechar responsablemente cada litro de nafta, se trata de usar autos eléctricos. Argentina en 2040 va a dejar de vender autos que no sean eléctricos, California prohibirá la circulación de autos convencionales desde 2030, y la General Motors estima que a partir de 2025 sólo va a fabricar vehículos a batería. La segunda etapa es cambiar por completo la forma de hacer las cosas. Mientras en la primera etapa usábamos menos luz, recurriendo a iluminación LED, esta segunda etapa debería encontrar nuestras casas con sus paneles solares instalados.

Restaurar la biodiversidad ahora. Ya no se trata de frenar la deforestación de bosque nativo, se trata de recuperar el espacio destinado a la vida silvestre. En Buenos Aires, un espacio rellenado del río se destinó a reserva ecológica. En Corrientes, la estancia de un filántropo se volvió parque nacional, y así permanecerá para las próximas generaciones. Debemos devolverle a la naturaleza el espacio que le quitamos. Sin ir mas lejos, el arbolado urbano le permite a todo un ecosistema de aves volver a tener espacio para vivir, el hábitat urbano puede ser diferente.

En conclusión, partiendo de estos tres ejes podremos evaluar el estado de avance de cada lugar. Cuando China se compromete cero emisiones de Carbono hacia 2060, podemos ver que está por diez años pasada de lo que propone el eje de neutralizar las emisiones en 2050.

No perdamos el horizonte. Y aunque es evidente que la agenda para el 2030 es una batalla perdida, los objetivos para un desarrollo sostenible no deben quedar relegados. Es necesario alcanzarlos los ODS, aunque sea más tarde que temprano.

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