Tres hombres son juzgados por robo calificado y abuso sexual a una mujer

Un caso aberrante y la complejidad de una causa que requirió dos juicios

La primera sentencia se anuló por falla en la incorporación por lectura del relato de la víctima. En el segundo juicio, a pesar de estar enferma, fue obligada a declarar
domingo 24 de octubre de 2021 | 6:03hs.
Un caso aberrante y la complejidad de una causa que requirió dos juicios
Un caso aberrante y la complejidad de una causa que requirió dos juicios

Fiel a su costumbre, esa noche cenó temprano y liviano, un pedazo de pan y un vaso de yogur. Antes de acostarse se sacó el auricular del oído izquierdo y quedó sumida en absoluto silencio, entregada al sueño.

Por ello, la mujer -entonces de 67 años- no escuchó cuando los delincuentes rompieron el vidrio de la ventana por la que accedieron al domicilio en el que vivía sola. La sorprendieron acostada, totalmente indefensa ante la aberración a la que fue sometida.

Ya entonces padecía múltiples problemas de salud, como artrosis y macroglosia, trastorno que hace crecer la lengua más de lo normal y dificulta la dicción.

Pero aquella noche del 6 de octubre del 2016 los malvivientes no tuvieron ningún tipo de contemplación. Fue golpeada, atada, torturada y violada por tres individuos, tal como declaró después.

Las secuelas del horror perduran hasta hoy, como quedó plasmado el último miércoles durante la primera audiencia del juicio oral contra Yonathan Ezequiel Taborda (30), Rosalino De Melo (54) y Jacobo Saúl Bareiro (36), imputados como coautores de los delitos de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante, doblemente agravado por la participación de más de dos personas y con arma, y robo calificado en concurso real.

Si bien en el inicio del debate se exhibió un certificado médico que dio cuenta del frágil estado de salud de la señora, por insistencia de los defensores Gabriela Carvallo, Roberto Bondar y Matías Olivera se descartó incorporar por lectura su declaración y se la obligó a testificar y revivir el infierno.

No sin dificultad para expresarse, confirmó que los tres acusados la violaron. Contó que la desnudaron y dio detalles de la extrema perversión.

La confesión
Taborda fue detenido la misma noche del hecho en inmediaciones de la casa de la mujer. Tenía la ropa ensangrentada y en su poder hallaron un ejemplar de bolsillo del Evangelio de según San Juan, propiedad de la víctima.

Luego el implicado confesó que participó del hecho e incriminó a Bareiro y a De Melo, a quien acusó de haber sido el único que violó a la señora, actualmente de 72 años.

En rueda de reconocimiento la víctima identificó a Bareiro y a De Melo, a los cuales conocía porque tiempo atrás trabajaron en el aserradero de su hermano.

Así, en menos de dos años la causa se ventiló en un primer juicio y el 30 de agosto del 2018 Taborda fue condenado a 18 años de cárcel, mientras que los otros dos imputados recibieron la pena de 22 años cada uno.

Pero el año pasado el Superior Tribunal de Justicia (STJ) anuló la sentencia por una falla en el acta de debate relacionada a la incorporación por lectura del testimonio de la víctima y ordenó la realización de un nuevo juicio con un Tribunal subrogante conformado por Miguel Orlando Moreira, Jorge Villalba y Graciela Heppner.

Y tal como lo hizo en el primer debate, en el segundo Taborda fue el único que reconoció su participación en los hechos y comprometió a De Melo y a Bareiro, quienes insistieron en su inocencia.

“Entramos por una ventana. Nuestra meta era la plata. En eso escucho como una persona sufriendo. Me paré en el umbral de la puerta y vi lo que estaba pasando, corrí para contarle a mi cuñado. Era una escena grotesca, para mi indescriptible”, señaló Taborda, quien ante la pregunta de la fiscal confirmó el abuso y señaló a De Melo.

Si bien dijo que sólo uno cometió la violación, Taborda confesó que ató a la víctima con unas vendas que tenía.

No hay ADN
Por su parte, De Melo, que ya cumplió condena por homicidio, calificó a Taborda como “psicópata y drogadicto” y que no entiende por qué lo acusó.

“Dónde hay un ADN mío. Sólo porque Taborda dice. No hay ninguna prueba en mi contra, pero perdí mi familia, perdí mi salud”, declaró.

Reconoció que trabajó nueve años con el hermano de la víctima y dijo conocer a Bareiro desde chico. “Trabajamos juntos, pero no en el aserradero”, lo que fue desmentido por la cuñada de la septuagenaria.

A su turno, Bareiro reclamó que nunca les dieron lugar a sus testigos y aseguró que le tomaron muestras de ADN, pero no supo el resultado.

Dijo no conocer a Taborda, ni siquiera de vista. En cambio, con De Melo se conocen “desde que yo tenía 10 o 11 años”, precisó.

El imputado negó su responsabilidad en el hecho e hizo hincapié en que no es un violador.

“Nunca hicieron lugar a un testigo clave que pedí, un vecino con el cual estuve esa noche tomando mate en su casa hasta que volví a la mía con mi señora y ahí estuve hasta el día siguiente, que me fui a trabajar. Tampoco aparecieron las muestras de ADN que me tomaron en la comisaria”, subrayó.

Precisamente, en sus respectivos alegatos, las tres defensas reclamaron por la ausencia de pruebas de ADN que vinculen a los acusados con el abuso, por lo que la acusación se sustenta en el relato de la víctima.

Para los defensores la mujer no estaba en condiciones de declarar ni fue precisa, pero ellos mismos insistieron para que se presente. “Estaba siendo torturada”, reconoció Carvallo, defensora de Taborda, ante la evidente revictimización a la que fue sometida la señora.

Declaró con asistencia
Por sus varios problemas de salud, la anciana contó con asistencia de una traductora de alemán, idioma paterno con el cual se desenvuelve mejor.

“Los tres delincuentes entraron por una ventana, la golpearon en la cara y diferentes partes del cuerpo. Le apretaron los pechos y le tiraron agua fría y alcohol en la cara. Dijeron que iban a hacer lo que quieran con ella. Le ataron las manos y los pies. Buscaban plata y tiraron las cosas al suelo (…) Le sacaron la ropa y la violaron los tres”, tradujo Carol Ferrari, quien asistió a la mujer.

También recordó que a consecuencia de las lesiones estuvo cinco días internada en el hospital Samic, mientras que las secuelas psicológicas perduran. “Está traumada, no puede dormir”, dijo a través de la traductora.

Mientras tanto el abogado Bondar le exigía detalles del abuso, incluso cuando la víctima no podía hablar porque lloraba, lo que motivó el llamado de atención de Heppner hacia el defensor.

En coincidencia con la víctima declaró su cuñada, quien ratificó que De Melo y a Bareiro habían sido empleados del aserradero de su esposo.

Contó que la septuagenaria le dijo que los tres la violaron y le hacían burlas. Hasta le quitaron el audífono y lo tiraron.

“Ella conocía a dos y después los reconoció (…) Sigue muy traumada, sólo llora y tiene mucha vergüenza. Ella nunca tuvo novio ni marido. Era señorita (…) Preguntarle del tema es volver traumarla cada vez más”, lamentó.

Con relación a De Melo, la testigo aseguró que años atrás el mismo acusado les robó un motor que luego la Policía halló en su casa.

Pruebas del horror
En su alegato, la fiscal Estela Salguero graficó la brutalidad del hecho y enumeró las pruebas que incriminan a los acusados.

“Una mujer mayor, sola, la golpearon y cortaron. Incluso tomaron una sidra mientras que abusaron de ella. Le sacaron fotos y se burlaron. Sabían que vivía sola y que era una víctima totalmente indefensa”, subrayó.

Ponderó el aporte del testigo de un vecino de la víctima, quien alrededor de las 23 llegaba a su casa y, por el camino, observó tres hombres en actitud sospechosa y un horno eléctrico tirado en cercanías.

Llamó a la Policía y luego recorrió la zona, circunstancia en que logró identificar a un hombre que resultó ser De Melo. Taborda fue detenido e identificado en inmediaciones del domicilio

“En este debate la señora contó nombró a los tres. Dijo Bareiro, De Melo y Taborda. Dijo los tres abusaron de mí; contó que le apretaron los pechos y que la ataron las manos”, destacó Salguero.

Argumentó que en este tipo de casos no hay testigos y por ello “la principal prueba es el testimonio de la víctima. Con todas sus dificultades, acá contó llorando que le tiraron agua fría y alcohol en la cara y todo lo que le hicieron”.

“Taborda reconoció que participó del hecho, pero dijo que no abusó, aunque la víctima lo reconoció por el pantalón cortado. A De Melo lo identificó. Lo mismo que a Bareiro, quien dijo que no conocía a Taborda, siendo que eran cuñados”, precisó la fiscal, quien solicitó la pena de 35 años de cárcel para todos los imputados.

La lectura de la sentencia está prevista para mañana, desde las 10.30, en sede el Tribunal Penal Uno de Oberá.

 

Estrategias defensivas

De los tres abogados que asisten a los acusados, son defensores oficiales: Matías Olivera (De Melo) y Gabriela Carvallo (Taborda). El tercero es Roberto Bondar, defensor particular de Bareiro.

En sus alegatos, tanto Olivera como Carvallo cuestionaron el rol de los organismos del estado involucrados en el proceso: juzgado de instrucción, Policía y Cuerpo Médico Forense.

Pero fue Bondar, una vez más, quien trató con insistencia de trabar la continuidad del debate y hasta recusó al Tribunal y al secretario del cuerpo, lo que no prosperó.

Ya en el primer juicio el letrado cuestionó la imparcialidad del Tribunal actuante.

Por ello, aquella sentencia luego anulada incluyó una sanción disciplinaria a Bondar por “falta cometida contra la dignidad y decoro de los señores jueces integrantes de este Tribunal y de la señora fiscal de este Tribunal, como también de los señores jueces y fiscales de esta circunscripción judicial en la audiencia de debate de la presenta causa y en escritos presentadas en la misma, afectando la autoridad e investidura de los mismos y por el desempeño profesional moralmente reprochable mantenido en la audiencia de debate de mención”.

El juicio se realiza en el Tribunal Penal Uno de Oberá con jueces subrogantes. Foto: Macarena Bordón
¿Que opinión tenés sobre esta nota?