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El hecho ocurrió en 2019 en la localidad de San Vicente

La lucha de Mercedes tras la prisión perpetua para el femicida de su hija Fiorella

Leopoldo Agustín Borovski (23) mató a quien era su novia, Fiorella Itatí Aghem (20), y recibió una condena de prisión perpetua hace un mes. La tenacidad de la madre de la víctima en la búsqueda de justicia y el deseo de lograr una sociedad más comprometida.

domingo 24 de octubre de 2021 | 6:05hs.
La lucha de Mercedes tras la prisión perpetua para el femicida de su hija Fiorella
Mercedes tuvo que declarar en el juicio y enfrentar a Borovski, quien convirtió la vida de su hija en un infierno. //Fotos: Makarena Bordón.
Mercedes tuvo que declarar en el juicio y enfrentar a Borovski, quien convirtió la vida de su hija en un infierno. //Fotos: Makarena Bordón.

¿Qué más puedo hacer? La pregunta da vueltas y vueltas en la cabeza de Mercedes Pereira Gómez, que desde hace exactamente un mes sigue sin poder orientar sus pensamientos hacia alguna respuesta que la satisfaga. Su hija, Fiorella Itatí Aghem (20), fue asesinada por el hombre que decía amarla: Leopoldo Agustín Borovski (23), quien el 23 de septiembre fue declarado femicida y condenado a prisión perpetua en un fallo judicial que siente como propio porque, en silencio, muchas veces le prometió a Fiorella que su muerte no quedaría impune. Pero la realidad es que a pesar de eso una habitación de la casa la sigue esperando intacta, un lugar en la mesa permanece vacío, no hay abrazos ni se escuchan risas y faltará siempre en las fotos familiares. La ausencia duele y de manera constante golpea desde muchos frentes.

Tener que convivir con eso es la lucha diaria de Mercedes y la razón fundamental de la pregunta inicial. ¿Qué más puedo hacer? Porque la condena de prisión perpetua terminó siendo una nimiedad ante la agonía que produce la ausencia de su hija. Y lastima el doble saber que Fiorella pidió ayuda de muchas maneras, inclusive a las autoridades sanvicentinas que debían protegerla desde el principio, pero no, ni siquiera las denuncias previas lograron evitar el infierno en manos de Borovski.

Entonces ahora, un mes después de conseguir que el femicida fuera condenado, la madre empieza a caer en la cuenta de que haga lo que haga Fiorella no va a volver y ante eso resiste buscando otra forma de continuar haciendo justicia y exponiendo que su hija también fue víctima de la indiferencia, de la falta de empatía de una sociedad que, en gran parte, todavía duda del irreparable daño que produce la violencia machista y de las autoridades judiciales y policiales que siguen reaccionando tarde. 

"Estoy trabajando todo el día para no recordar, pero llego a mi casa y comienza la tristeza. Tengo que ponerme fuerte para no entrar en estado depresivo", reconoció Mercedes, pero casi al instante aclaró: "No voy a rendirme fácilmente, Fiorella me da fuerzas para seguir luchando por ella y tengo tres hijos -Eliana, Enzo y Leonela- además de mi nieto Benjamín, que me necesitan".

"La sentencia es la que queríamos, pero sigo en la búsqueda de quién es el otro" (según declaró un testigo en el debate, la noche en que se cometió el femicidio vio a más personas salir de la chacra donde después encontraron el cuerpo). "No voy a parar hasta llegar a la oficial de la Policía que no quiso ayudarnos en aquella primera denuncia por violencia de género que se negó a tomarle a mi hija, porque ella también es culpable de que no esté conmigo. También son responsables los padres de Borovski porque cuando les pedí ayuda me dieron la espalda y el juez Gerardo Casco (Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente) por no trabajar debidamente en este caso y así, son varios los que deberán rendir cuentas por el femicidio de Fiorella. Tengo claro que Borovski la mató pero tiene que haber consecuencias para esa gente por el irreparable daño que nos hicieron", afirmó Mercedes.

En esa línea reveló que "el juez (por Casco) me puso custodia policial para que yo no hablara, los psicólogos me decían que tenía que encerrarme en casa y no hablar, pero no me pudieron callar. Es realmente vergonzoso lo que quisieron hacer pero no pudieron. Yo le juré a Fiorella que iba dar mi vida en este caso, que iba a denunciar a quien tenga que denunciar y así va a ser aunque se haga difícil". Y admitió además que "muchas madres dicen que admiran mi fortaleza y lucha diaria en búsqueda de justicia para mi hija, pero lo hago también para que no suceda más, para que ninguna familia tenga que pasar por lo que mi familia pasó. Sufrimos mucho".

La mamá de Fiorella lamentó que "igualmente en nuestra sociedad siguen ocurriendo cosas horribles como asesinatos y femicidios que dejan a cientos de familias destruidas. Son casos que duelen porque la justicia permanece de espaldas a las víctimas. Creo que tenemos que romper el silencio, comprometernos y decir basta, unirnos y marchar para que no nos maten, comenzar a exigir seriedad y celeridad" a las autoridades.

Sobre el final Mercedes eligió agradecer "al pueblo" porque sintió que "en esta lucha me acompañaron siempre, estuvieron a la par desde el principio para llegar a una condena y siguen estando presentes".

El camino que recorre esta madre (desde la noche del 28 de febrero y madrugada del 1 de marzo de 2019 cuando Borovski mató a Fiorella) es largo, angustiante, repleto de sinsabores y lamentablemente en los últimos años muchas familias misioneras fueron obligadas a transitarlo, pese a las alertas emitidas y los pedidos de auxilio de las víctimas. Sería justo entonces que toda la sociedad acompañe a Mercedes en la búsqueda de respuestas: ¿Qué más podemos hacer?

Sentencia en Oberá

El pasado 23 de septiembre el Tribunal Penal Uno de Oberá condenó a Borovski a la pena de prisión perpetua por el femicidio. El acusado nunca declaró, aunque sobre el final del debate oral se incorporó por lectura una declaración escrita que realizó durante la instrucción. En la misma reconoció que estuvo con la víctima entre la noche del 28 de febrero y la madrugada del 1 de marzo, tal como lo corroboraron varios testimonios y pruebas. "Esa noche le escribí para vernos y la busqué. Yo no la maté. Ella era todo para mí", señaló. Según admitió a las 2.30 del 1 de marzo dejó a Fiorella a dos cuadras de la "sin ningún rasguño".

Entre las pruebas se destacaron una serie de grabaciones de cámaras de seguridad de diferentes establecimientos de San Vicente, como la terminal de ómnibus, predio al que acudieron tres veces para usar los sanitarios entre la noche y madrugada del crimen.

Es decir, desde un primer momento todos los indicios apuntaron a Borovski, quien el sábado 2 de marzo, mientras la familia de Fiorella la buscaba desesperadamente, viajó a un encuentro de jeeps en Brasil y estando en el vecino país le preguntaron si sabía algo de chica, a lo cual respondió que hacía más de seis meses que no la veía. Mintió.

Como contrapartida, desde un primer momento el entorno de la víctima orientó las sospechas a su ex y se lo hicieron saber a la Policía, que no actuó con la celeridad que amerita la situación. Un informe psicológico leído en el juicio concluyó que el femicida era "celoso, violento y manipulador".

Los gritos de Fiorella

Fiorella se acercó por primera vez a una comisaría para denunciar el robo de su celular el 2 de julio de 2018, después de las 23.30. La joven se había subido a la camioneta de Borovski, una Ford Ranger, donde discutieron. Según relató, el hombre le reclamó por unas aplicaciones que había descargado y terminó quitándoselo. Al otro día Mercedes se acercó a la casa del implicado a pedir que se lo devuelva, pero dijo que ya no lo tenía.

El 4 de julio del mismo año se presentó nuevamente en la Comisaría de la Mujer, donde hizo una exposición -su madre aseguró que una oficial no le quiso tomar una denuncia- y relató que le había manifestado a su novio sus intenciones de terminar la relación, pero que éste la agredió y amenazó con suicidarse.

"Hace cuatro meses terminamos en razones de que Leopoldo es muy celoso, en una oportunidad me dijo que me merecía una paliza y que me dejaría tirada en el medio del monte", precisó Fiorella en sede policial.

El jueves 28 de febrero de 2019, a las 20.15, Borovski le escribió: "Hola mi amor cómo estás, será que podemos vernos. Me baño y te llamo. Te extraño, te amo. Besos y abrazos. Sos todo para mí, princesa". Luego la llamó dos veces y la chica, que era estudiante del profesorado de Lengua y Literatura, le dijo a su mamá que iba a la casa de una amiga a entregar unos papeles. Fue la última vez que la vio con vida.

Con el hecho consumado, trascendió un audio que el 2 de enero del mismo año la víctima le mandó a una compañera de estudios contándole que Borovski la había tratado de ahorcar. Fue un presagio del horror, que derivó en denuncia y en una prohibición de acercamiento mutua que estaba vigente, pero Mercedes no estaba al tanto.

"Como jugando conmigo me estaba ahorcando. Me enojé y le dije 'si me vas a matar, matame en serio'. Ahí me apretó más y me hizo ver las estrellas. Me caí en la capuera y me acurruqué porque me dolía el cuello. Él se arrepintió, pero me escapé y pedí ayuda en el destacamento de vial", detalló Fiorella y a otro amigo le contó que por ese ataque tenía lesionada la tráquea. 

La condena a prisión perpetua coincidió con el requerimiento de la fiscal Estela Salguero: "Indudablemente Fiorella le tenía miedo porque además de manipulador, era controlador, violento y terriblemente celoso. Todas estas características hicieron eclosión esa noche. Borovski dio rienda suelta a lo que venía amenazando y haciendo sobre ella. Aparte de ser agresivo, Fiorella contaba como aquella noche casi la mató, le contó a su amigo que tenía problemas en la tráquea por ese ataque y a su amiga que llego a ver las estrellas", concluyó y continuó: "Borovski llevó a cabo lo que amenazaba, de tirarla lejos en un descampado y fue así. La llevó a ese lugar cerca de la chacra de sus padres y dio rienda suelta a su agresividad. Con ese cable en el cuello mató a Fiorella y como si fuera poco, para demostrar su personalidad, después de haber cometido semejante crimen se fue a Brasil para disfrutar con amigos".

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