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La sentencia será dada a conocer el lunes por el Tribunal Penal de Oberá

Fiscal pidió 35 años de cárcel para acusados de robo y abuso sexual

En su alegato Estela Salguero enumeró las pruebas contra los imputados. Las defensas criticaron la ausencia de estudios de ADN y solicitaron la absolución

sábado 23 de octubre de 2021 | 4:00hs.
Fiscal pidió 35 años de cárcel para acusados de robo y abuso sexual
Las defensas de los acusados pidieron la absolución. Foto: Makarena Bordón
Las defensas de los acusados pidieron la absolución. Foto: Makarena Bordón

“Una mujer mayor, sola, la golpearon y cortaron. Incluso tomaron una sidra mientras que abusaron de ella. Le sacaron fotos y se burlaron. Sabían que vivía sola y que era una víctima totalmente indefensa”, subrayó la fiscal Estela Salguero en su alegato de ayer, tras lo cual solicitó la pena de 35 años de cárcel para los tres acusados de robar y violar a una mujer -que en ese momento tenía 67 años- en Oberá.

Previamente, por solicitud de la titular del Ministerio Fiscal, se incorporó por lectura el certificado médico que detalló las lesiones que padeció la víctima: múltiples heridas y excoriaciones en diferentes partes del cuerpo, signos de ataduras en las muñecas y de abuso sexual con acceso carnal.

Fue tan malherida que permaneció cinco días internada en el hospital Samic y luego requirió 45 días de curaciones.

Por el hecho están siendo juzgados Yonathan Ezequiel Taborda (30), Rosalino De Melo (54) y Jacobo Saúl Bareiro (36), imputados como coautores de los delitos de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante, doblemente agravado por la participación de más de dos personas y con arma, y robo calificado en concurso real.

A su turno, las respectivas defensas atacaron la instrucción de la causa, hicieron hincapié en la ausencia de pruebas de ADN que acrediten la autoría del abuso sexual y solicitaron la absolución.

En tanto, si bien De Melo y Bareiro se declararon inocentes de todas las acusaciones, Taborda reconoció que estuvo en el lugar de los hechos, implicó a los otros dos y manifestó que De Melo fue quien violó a la víctima.

Tras los alegatos, el Tribunal Penal Uno de Oberá llamó a un cuarto intermedio hasta el lunes, cuando darán el veredicto.

La acusación
El hecho que se investiga se registró en la noche del 6 de octubre de 2016 en una vivienda ubicada en el kilómetro 9 de la ex ruta nacional 14, en Oberá.

En su alegato, la fiscal Salguero relató que los acusados entraron por una ventana, redujeron y golpearon a la víctima. La ataron y violaron. Revisaron la casa, le pedían plata y la amenazaban con un cuchillo. Al momento del ilícito la mujer tenía 67 años (hoy tiene 72).

Luego los delincuentes escaparon del lugar con varios elementos que más tarde fueron hallados en la zona.

La fiscal ponderó el aporte del testigo Fernando Trondle, vecino de la víctima, quien alrededor de las 23 llegaba a su casa y, por el camino, observó tres hombres en actitud sospechosa y un horno eléctrico tirado en cercanías.

Llamó a la Policía y luego recorrió la zona, circunstancia en que logró identificar a un hombre que resultó ser De Melo.

Taborda fue detenido e identificado en inmediaciones del domicilio y en su poder hallaron anillos, billetes de Australes (en desuso) y un ejemplar de bolsillo del Evangelio según San Juan, propiedades de la anciana. Además portaba un cuchillo.

Llevaba una remera con manchas con sangre y un jean cortado, prenda que luego identificó la víctima.

“En este debate la señora contó nombró a los tres. Dijo Bareiro, De Melo y Taborda. Dijo los tres abusaron de mí; contó que le apretaron los pechos y que la ataron las manos”, destacó Salguero.

Identificó a los tres
Los detalles del abuso son aberrantes y, según alegó la fiscal, en este tipo de casos no hay testigos y por ello “la principal prueba es el testimonio de la víctima. Con todas sus dificultades, acá contó llorando que le tiraron agua fría y alcohol en la cara y todo lo que le hicieron”.

También opinó que el relató de la víctima fue corroborado por el de su cuñada, con quien habló luego del hecho.

Asimismo, en rueda de detenidos identificó a los tres sospechosos. Dijo que conocía a De Melo y a Bareiro porque trabajaron en el aserradero de su hermano y que solían ir a su casa a pedirle agua, por lo que sabían que vivía sola y era indefensa.

“Taborda reconoció que participó del hecho, pero dijo que no abusó, aunque la víctima lo reconoció por el pantalón cortado. A De Melo lo identificó. Lo mismo que a Bareiro, quien dijo que no conocía a Taborda, siendo que eran cuñados”, precisó la fiscal.

Previamente, en la incorporación de pruebas por lectura, se detalló que el análisis químico efectuado por la Policía corroboró manchas de sangre en la remera de Taborda, pero sin especificar si era su propia sangre o de otra persona.

Vale recordar que el 30 de agosto del 2018, por el mismo expediente, Taborda fue condenado a 18 años de cárcel, mientras que De Melo y Bareiro recibieron la pena de 22 años cada uno, aunque el año pasado el Superior Tribunal de Justicia (STJ) anuló la sentencia por una falla en el acta de debate relacionada a la incorporación por lectura del testimonio de la víctima.

Ataque a la instrucción
En su alegato, Matías Olivera, defensor oficial de De Melo, mencionó que los elementos sustraídos de la casa de la anciana fueron hallados cerca de Taborda, pero a su cliente no le hallaron nada.

Atacó el procedimiento de identificación fotográfica sin control de la defensa, ya que la Policía llevó al testigo Trondle a ver las fotos que le sacaron a su cliente estando detenido.

“La fiscal no mencionó el estudio de ADN no hecho. Y si no se hizo ADN debe ser valorado a favor, no en contra de los acusados”, expresó.

Insistió en que “existían elementos para determinar la autoría del hecho, pero no se tomaron medidas (…) La fiscal no mencionó las grabaciones de las cámaras de seguridad no revisadas de la estación de servicio” donde los sospechosos presuntamente dejaron las motos, como “tampoco se hizo nada con los análisis bioquímicos. La instrucción fue deficiente”.

Olivera indicó que en las diferentes instancias del proceso la víctima varió en la cantidad de autores del hecho.

Dijo que en el debate “quedó en evidencia que la víctima no estaba bien y su relato no es coherente”, afirmó que el testigo Trondle fue inducido por la Policía y pidió la absolución de De Melo.

En la réplica, la fiscal aclaró que “las pruebas son las que se producen acá, para eso está el debate. Y la víctima vino a declarar por insistencia de los defensores”.

Revictimizada
Gabriela Carvallo, defensora oficial de Taborda, ponderó que su cliente “siempre relató lo mismo porque es lo que pasó. Entonces no puede contar otra cosa”.

“La prueba principal del abuso es la prueba genética, y desde el principio era necesario ese cotejo, no sólo para la defensa, ya que el estado requiere que haya un culpable, no cualquier culpable sino el real”, opinó.

Carvallo dijo que el relato de la víctima nunca fue concluyente ni existe ADN, por lo que no hay prueba que comprometa a Taborda con el abuso. También cuestionó el informe del cuerpo médico forense que, a solicitud de las defensas, consideró que la víctima podía testificar en el debate. “No estaba en condiciones de declarar. Estaba siendo torturada”, reconoció en la víspera, aunque apenas 48 horas antes insistió en que comparezca, por lo que fue revictimizada.

Carvallo señaló que “las pruebas fueron traídas a la fuerza”, tras lo cual pidió la absolución de su cliente por el abuso; mientras que por el robo solicitó la pena mínima en “reconocimiento de su colaboración”, agregó.

En tanto, Roberto Bondar, defensor particular de Bareiro, inició su alegato solicitando la absolución de su cliente por el beneficio de la duda. Cuestionó la labor del Tribunal y de la fiscal y ahondó en pruebas que no se hicieron, siendo que hace cinco años asiste a Bareiro.

También cuestionó que la víctima, quien tiene dificultad para expresarse por un problema en la lengua, dijo Barreiro en vez de Bareiro, lo que consideró “un error determinante”. La paradoja del caso es que en el cierre de su alegato nombró a su cliente como Barreiro. Luego que alegaron sus colegas pidió explayarse, lo que fue rechazado por extemporáneo.

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