“Es por acá”

Lautaro Amarilla marca su camino en el lanzamiento de jabalina a escala nacional e internacional. Un fenómeno del CEF N°2 que no para de crecer y ahora fue convocado al equipo argentino para los Juegos Panamericanos de Cali. “Es mi año”, dice el crack
miércoles 20 de octubre de 2021 | 6:01hs.
“Es por acá”
“Es por acá”

El diamante se fue puliendo y hoy brilla en su esplendor. El atleta posadeño Lautaro Amarilla (20) encontró en el lanzamiento de jabalina su lugar en el mundo y esta pasión es un motor para hacer cosas impensadas para él, en tan sólo dos años.

El nacido en el barrio A4 logró la mejor marca de este 2021 y sus 65,91 metros, en el nacional U23 de septiembre, en el Cenard, lo hacen reinar en todas las categorías nacionales -U20, U23 y Mayores-. Además, se consagró campeón en el Sudamericano de Lima, Perú, y falta más.

El atleta de mayor proyección de la Tierra Colorada recibió en estos días un ‘notición’ es parte del equipo que apunta a los 1° Juegos Panamericanos Junior que se harán en Cali, Colombia, del 25 de noviembre al 5 de diciembre.

Más allá de sus condiciones, que están a la vista, hay un trabajo de fondo porque en el alto rendimiento basarse sólo en eso no basta. Hay trabajo duro a diario, como el de ayer que a las 8 ya estaba en la pista del Cepard para comenzar su rutina junto a Sergio Lotz, uno de sus entrenadores del Centro de Educación Física N°2.

“Nunca supe que el CEF N°2 estaba en mi barrio hasta que un día -en el 2019- me acerqué y me dijeron si quería correr, pero vi que había chicos lanzando la jabalina, que era lo que me llamaba la atención, y me sumé. Primero me mandaron a correr y lo hacía sólo para poder lanzar y lo logré”, recordó riendo.

Y vaya si eligió bien la modalidad de atletismo, que con el acompañamiento de sus profes Lotz, Claudio Viñas y Verónica Morcillo, en pocos meses tuvo su primeros Juegos Evita. “En los nacionales me fue de lujo. En los Evita de hace dos años fui tercero, no podía creer que tan rápido hice podio: y un mes después tuve el nacional U18 en Córdoba y ahí quedé primero, tuve una rápida revancha y mejorando cinco metros”, señaló.

Pero no todo fue color de rosas y cuando sus motivaciones empezaban a crecer, el 2020 lo ‘atrapó’ con una lesión en el hombro lo dejó fuera de las pistas desde febrero a septiembre. “Fue duro porque no podía entrenar, sólo hacía técnica y me bajoneé mucho, no sabía si dejar porque lo mental en las lesiones juega mucho; pero este año comencé muy fuerte, fue empezar de cero y no imaginaba que iba a poder superarme, pero lo hice en cada nacional”.

Con el paso de los meses la jabalina volaba más lejos y su ánimo crecía. “Eso me hace estar contento, pero no me confío y lo llevo tranqui” subrayó.

El mejor de sudamérica

En los nacionales la corona le pertenecía y la vara estaba más alta. Fue así que en julio le llegó la chance de vestir la celeste y blanca y Lautaro no dejó pasar la oportunidad de hacer que el himno argentino sonara y las lágrimas llegaran en ese momento tan especial.

“Este fue mi año. Tenía como objetivo llegar a un Sudamericano y se dio todo y más cuando escuché el himno... lloré valían mucho esas lágrimas. Después le metí a full al entrenamiento y yendo a varias competencias para conseguir las marcas mínimas y se nos dio, lo aproveché... fue un sueño cumplido”, compartió el posadeño.

Es que Lautaro le pone el cuerpo, pero atrás hay mucha gente empujando. Su familia, sus profes y su barrio. Es así que el A4 tiene el orgullo de tener a un atleta para valorar, un buen ejemplo para los más chicos, en un contexto de familias laburantes. “Mi mamá que acompaña, me apoya, es tan lindo eso”, explicó resoplando felicidad.

Unas zapas para el campeón

Ayer en su entrenamiento, la perla del atletismo salió a la pista del Cepard y sus zapatillas estaban remendadas con cinta. A sólo semanas de ir a Cali, Lautaro necesita de la ayuda de todos para seguir cumpliendo sus objetivos siendo el abanderado misionero. “La verdad que ya están bastante viejitas ya se arregló muchas veces y se vuelven a romper, tratamos de conseguir ayuda pero por el momento nada”, explicó Lautaro.

Para finalizar, el posadeño fue contundente con sus metas. “Se me abrieron muchas puertas y tengo que aprovechar. Ni sospechaba lo de Cali y ahora reprogramamos todo. La idea es llegar a tirar 70 metros, que es una marca importante a internacional para hacer podio y vamos a ver qué sale, gracias a Dios está saliendo todo bien. Me puse a mirar marcas internacionales y estamos todos iguales, entonces me digo ‘es por acá’”.


“Braian Toledo es mi ídolo”
Sus vida se asemejan. Nacidos en barrios humildes, el gran  Braian Toledo, el mejor lanzador de jabalina que tenía la Argentina fallecido en febrero de 2020, en un accidente de moto, y Lautaro, tienen cosas en común y eso hace que el posadeño lo idolatre.

“Braian era mi ídolo, lo sigue siendo, es mi ídolo. Sigo mirando los videos de sus lanzamientos para poder guiarme y continuar aprendiendo”, señaló el misionero.

Y tuvo la gran oportunidad de conocerlo meses antes del accidente, en noviembre del 2019, en la inauguración de la pista del atletismo en el Cepard.

“Hice una exhibición y él miró cómo yo lancé y me dijo que andaba bien. En ese momento tiré 62 metros, fue un lindo día”, recordó Lautaro sobre el día que su ídolo lo vio dar sus primeros pasos.

El posadeño construyó una interesante carrera en sólo dos años, producto de sus condiciones y su trabajo arduo.
Lautaro y ergio Lotz trabajaron ayer en el Cepard pensando en Cali.
Lautaro es el abanderado del atletismo en el barrio A4 y un lindo ejemplo para la juventud. Fotos: Marcelo Rodríguez
Lautaro con su ídolo en el 2019.
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