Dorothy Day, una emprendedora social en la lucha contra la pobreza

sábado 16 de octubre de 2021 | 6:00hs.

Por Nuria Toledano Profesora en la Universidad de Huelva
Para Theconversation.com

La pobreza es una realidad fácil de reconocer. Son obvias muchas de sus caras: personas sin hogar, sin alimentos, sin oportunidades… No obstante, no todo sobre la pobreza resulta fácil de explicar. Las formas de luchar contra ella a veces sobrepasan los razonamientos lógicos y científicos para adentrarse en el campo de la moral y la justicia.

El 17 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Esta fecha invita a pensar en algunas contribuciones personales que han servido para aminorar este mal del que todos somos testigos y quizás también algo responsables.

En este contexto, nos acercamos a la figura de Dorothy Day(1897-1980), una mujer que dedicó su vida a luchar contra la pobreza. Su contribución ha sido afirmada por el Vaticano; en 1996 fue declarada Sierva de Dios por Juan Pablo II y recientemente se han dado los primeros pasos formales para reconocer su santidad.

Por su forma de afrontar las necesidades y sufrimientos que acompañan a la pobreza, también podríamos referirnos a ella como un ejemplo singular de emprendedora social.

Hablar de la pobreza obliga a apuntar algunos datos que ponen de manifiesto la magnitud del problema. Según el Banco Mundial, 1,90 dólares al día marcan la línea internacional de la pobreza extrema. Ese es el nivel por debajo del cual una persona no podría satisfacer sus necesidades mínimas en términos de nutrición y es considerada pobre. En un reciente estudio el Banco Mundial ha estimado que, para finales de 2021, la ratio de pobreza extrema podría llegar a aumentar en 150 millones de personas, situándose por encima de los 700 millones.

Indudablemente, el Covid-19, además de generar enfermedad y muerte, ha sido portador de pobreza. Se estima que entre 720 y 811 millones de personas habrían pasado hambre durante 2020. A consecuencia de la pandemia, la prevalencia de la desnutrición pasó, en solo un año, del 8,4% al 9,9%, lo que nos aleja de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en la que poner fin a la pobreza en todas sus formas aparece el primero de ellos.

Pero además de saber cuántas personas sufren a consecuencia de la pobreza, es importante entender cómo se sienten, cuál es su historia y qué anhelan para ayudar a paliar su situación del modo más apropiado. Las estadísticas, aunque necesarias para conocer el problema y adquirir una perspectiva de su complejidad, pueden distraer del conocimiento de las personas que se encuentran en situación de pobreza.

Dorothy Day mantuvo este anhelo por conocer a las personas más desfavorecidas en su propio contexto y circunstancia. Como emprendedora social singular, abordó el problema de la pobreza inspirándose en los valores del cuidado mutuo y la amistad. Nacida en Brooklyn, Nueva York, Dorothy Day fue periodista y activista social antes de convertirse en una de las representantes contemporáneas más notables del compromiso y la acción contra la pobreza de la Iglesia Católica.

Fue cofundadora y principal impulsora delMovimiento del Trabajador Católico, el cual promovía la ayuda a los más necesitados. En el origen de dicho Movimiento encontramos el periódicoThe Catholic Worker, fundado el 1 de mayo de 1933 y que servía de plataforma de denuncia contra las estructuras sociales y económicas que fomentaban o permitían las injusticias sociales. Con todo, el trabajo intelectual de Day pronto acabó convertido en un movimiento más extenso de ayuda, del que cabe destacar la creación de lascasas de hospitalidad, que inspiradas en los antiguos hospicios, se establecían en las zonas más pobres para ofrecer ayuda a sus habitantes. La primera de ellas fue el propio apartamento de Dorothy Day, convertido en un sitio donde compartir comida, ropa y, cuando era posible, un espacio para dormir. Actualmente, hay alrededor de 200 de estas casas desperdigadas por el mundo.

El aspecto distintivo de lascasas de hospitalidad es que en ellas comparten la vida benefactores y beneficiarios, de modo que las posibles barreras entre unos y otros desaparecen.

Según explicaba Day en su autobiografía ‘La larga soledad’, un aspecto crucial de las casas de hospitalidad era el tiempo dedicado al otro mediante la escucha activa. Ello ayudaba a superar los razonamientos individuales al buscar soluciones a la pobreza, implicando a la persona necesitada, de algún modo, en la búsqueda de su mejor alternativa.

Pese a los avances científicos y tecnológicos de las últimas décadas, la erradicación de la pobreza sigue siendo un problema complejo. Sin embargo, ello no exime al conjunto de la sociedad de la responsabilidad de buscar caminos que contribuyan a su fin.

En el marco de dicha búsqueda, hace años que se habla de las acciones de los emprendedores sociales para hacer frente al problema de la pobreza. No obstante, llevar a la práctica este emprendimiento requiere mucho más que la creación de una empresa o una organización con fines sociales. Demanda esfuerzo y sacrificio continuos en un doble sentido: primero, con la renuncia a necesidades propias, y segundo, con la apertura para compartir las necesidades ajenas.

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