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Segunda jornada del debate oral que se realiza en el Oberá Tenis Club

Testigo avaló la coartada de acusado de robo y abuso en Campo Grande

Hugo Gregorio dijo que el día y horario del hecho estuvo con Luciano Benítez. Afirmó que le vendió un auto, pero nunca cobró por la transacción. El juicio sigue el miércoles

viernes 08 de octubre de 2021 | 6:03hs.
Testigo avaló la coartada de acusado de robo y abuso en Campo Grande
Los acusados son Luciano Benítez (51) y su hijo Emiliano (29). Fotos: Cristian Valdez
Los acusados son Luciano Benítez (51) y su hijo Emiliano (29). Fotos: Cristian Valdez

Poco más de media hora duró la segunda jornada del juicio oral por robo calificado y abuso sexual en perjuicio de dos mujeres de la localidad de Campo Grande, aunque fue tiempo suficiente para escuchar a un testigo que avaló la coartada de uno de los principales imputados.

Ante el Tribunal Uno de Oberá, Hugo Oscar Gregorio (44) afirmó que “desde la tardecita y hasta la medianoche” del domingo 9 de abril de 2017 estuvo en compañía de Luciano Benítez (51), imputado por el hecho junto a su hijo Emiliano Benítez (29).

En consecuencia, el relato de Gregorio sacó de la escena del crimen al mayor de los Benítez, ya que el delito que se investiga se registró entre las 19.30 y las 20.30 del citado día, tal como denunciaron las víctimas, madre e hija que entonces tenían 73 y 52 años, respectivamente. 

Según Gregorio, quien reconoció ser amigo de Luciano Benítez y haberlo visitado en la Unidad Penal VIII de Cerro Azul, el 9 de abril de 2017 se reunió en su casa de Oberá con el imputado para venderle un Renault Megane gris por 90 mil pesos.

Al mismo tiempo, aclaró que recién el martes 11 le entregó el coche, otra circunstancia que apunta a beneficiar al acusado, puesto que en la instrucción de la causa trascendió que vecinos de las víctimas observaron un rodado de las mismas características rondando la zona el día del hecho.

Con relación a la transacción, Gregorio aseguró que nunca cobró los 90 mil porque su amigo fue detenido y, curiosamente, tampoco se preocupó por recuperar el coche.

“No fue la primera vez que hicimos un negocio. Ya le había vendido dos autos”, señaló.

Reunión sin testigos

El testigo insistió en que recibió a Luciano Benítez en su casa a la tardecita, sin precisar la hora exacta. Acordaron el negocio, cenaron y su amigo se retiró a la medianoche.

Gregorio aseguró que estuvieron solos en la operación y se preocupó por aclarar que su propio hijo no estuvo presente, como tampoco el hijo de Benítez.

“Le dije que le iba a entregar el auto el lunes porque le tenía que hacer algunas cosas”, declaró, aunque luego indicó que recién el martes le dio el Megane al comprador.

Admitió que nunca cobró los 90 mil pesos acordados, como tampoco supo qué pasó con el coche o dónde está, ante lo cual el presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, le informó que el auto se halla en resguardo de la comisaría de Campo Grande.

Ante la consulta de las partes, reconoció que le tenía confianza a Benítez: “Le entregué (el auto) así nomás, de palabra, porque no era el único negocio que habíamos hecho. Hicimos muchos negocios y siempre me cumplió”.

Asimismo, precisó que conoce al imputado desde que eran chicos y ambos fueron vendedores en la ex terminal de ómnibus de Oberá.

Con relación a los acusados, en la primera audiencia del debate ambos brindaron su versión de los hechos y se despegaron de la grave acusación que pesa sobre ellos, al tiempo que implicaron a otro familiar, quien ayer debía comparecer en el juicio pero no se presentó.

En consecuencia, se resolvió que el citado sea ubicado y trasladado por la fuerza pública el próximo miércoles, cuando se escucharán a los últimos testimonios y luego se dará paso a los alegatos y la sentencia, todo en instalaciones del Oberá Tenis Club.

Relato del horror

Las víctimas del hecho que se investiga son madre e hija, ésta última quien fue violada por uno de los tres encapuchados que irrumpieron en la chacra de la familia, la noche del 9 de abril de 2017.

El último miércoles, por acuerdo entre las partes, se resolvió incorporar por lectura la declaración de la septuagenaria. En tanto, la hija testificó y ratificó el horror que padecieron hace cuatro años y medio.

En la lectura del requerimiento de elevación a juicio se enumeraron las pruebas contra los Benítez, como ser elementos secuestrados en diferentes allanamientos, su ubicación en el lugar del hecho a partir del registro de las antenas de telefonía móvil y el cotejo de muestras genéticas que los implican en el abuso sexual.

Otro elemento relevante en la acusación fue el testimonio de Priscila C., quien era novia de Emiliano Benítez y aportó una serie de datos que comprometieron seriamente a los acusados.

En el mismo expediente fueron imputados por encubrimiento Luis Alberto Velázquez (22) y Ángel Joel Viana (23), quienes tramitan el juicio abreviado.


El hecho

Según se reconstruyó, el atraco se registró el domingo 9 de abril de 2017, alrededor de las 19.30, en una chacra situada a la altura del kilómetro 919 de la ruta nacional 14, jurisdicción de Campo Grande.

En base a la instrucción, los Benítez en compañía de un tercero que no fue identificado irrumpieron en la vivienda con un palo y una manguera que usaron para golpear a las víctimas. 

La hija forcejeó con los ladrones, pero fue reducida y llevaba a una habitación junto a su madre, donde las ataron y golpearon. Uno de los delincuentes abusó de la mujer más joven delante de su progenitora.

Primero hallaron una pistola y un revólver, y exigían dinero en efectivo, circunstancia en la que efectuaron un disparo en la habitación.

“No griten que las mato”, amenazó uno de los encapuchados, y agregó: “Si quieren vivir entreguen la plata”.

El dinero se hallaba en un ropero. Además preguntaron dónde estaba la escopeta, indicio de la intervención de un entregador que aportó el dato que posibilitó el robo. 

Los ladrones escaparon a bordo de la camioneta Chevrolet S10 de una de las víctimas con un botín de 60 mil pesos en efectivo, dos celulares, una pistola calibre 22 milímetros, un revólver calibre 32 y una escopeta calibre 14 de un cañón.

Minutos más tarde las mujeres lograron deshacerse de sus ataduras y pidieron auxilio en casa de un familiar que reside cerca. A las 21 la comisaría de Campo Grande tomó conocimiento del hecho.

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