Habría ocurrido en Dos de Mayo

Acusó por abuso al padrastro y pidió protección para su madre

Ante la falta de respuestas del Juzgado de San Vicente, la mujer radicó una segunda denuncia en Oberá. Su lucha y su reclamo
martes 05 de octubre de 2021 | 6:03hs.

Las secuelas del abuso marcaron su vida de las formas más extremas. Hoy tiene 32 años, cuatro hijos, un comercio y proyectos, pero los recuerdos la atormentan. Hace un año se animó a denunciar a su padrastro, al hombre que la crió desde que tenía nueve meses de vida y a quien le decía “papi”.

La denuncia formal fue radicada ante la Comisaría de la Mujer de la localidad de Dos de Mayo y el expediente fue elevado al Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente, aunque pasaron los meses y la causa no tuvo avances.

Por ello, la semana pasada la víctima efectuó una segunda denuncia, pero esta vez en la Comisaría de la Mujer de Oberá, lo que consideró como la última alternativa en busca de justicia y ahora debería intervenir un juzgado de esa localidad.

“En agosto del año pasado denuncié a mi padrastro por abuso sexual con acceso carnal, pero nunca me citaron y cajonearon el expediente. Además solicité una medida de protección para mi mamá, que sigue viviendo con mi abusador y es manipulada por él”, aseguró la denunciante.

En diálogo con El Territorio, detalló que los abusos denunciados se registraron en una chacra ubicada en la zona de Picada Indumar, localidad de Dos de Mayo. El acusado fue identificado como J. R. K. (53). Su identidad completa se preserva para no revictimizar a la denunciante. 

“Este hombre se acompañó con mi mamá cuando yo tenía nueve meses, y lo único que recuerdo de él son insultos, golpes y manoseos desde los 5 años. Cuando tenía 14 me accedió por primera vez”, aseguró la mujer en la continuidad del diálogo con este diario.

Y agregó un dato estremecedor: “Me hacía todo lo que me hacía y me obligaba a que le diga papi. Cuando fui creciendo me negaba a decirle así, pero me pegaba para que lo haga”.

“Una pesadilla”

La mujer mencionó que en paralelo al abuso sexual, desde muy pequeña su padrastro también la explotó laboralmente y la sometió a todo tipo de privaciones.

“Me hacía trabajar en la cosecha de tabaco, me mezquinaba la comida. Medía el pan con una regla y si notaba que faltaba un poco me pegaba con varas de durazno. La verdad que mi vida, sobre todo esos primeros años, fueron una pesadilla tras otra”, graficó.

En esos años conoció a un chico y esa relación fue su válvula de escape para tanto horror.

A los 15 quedó embarazada y fue muy maltratada por su padrastro, al tiempo que su madre se apegó con el bebé, ya que no tenía más hijos.

“De entrada me sacaron a mi hijo y lo criaron como suyo, mientras que yo seguía sufriendo de todo. A los 16 me escapé y viví un año en la calle, en San Vicente. Hoy nadie cree cómo salí adelante con mi vida, porque pude haber caído en la prostitución o en las drogas para tapar todo el dolor y las necesidades que tenía”, reflexionó.

En los primeros meses durmió en una plaza, hasta que consiguió trabajo en un lavadero de autos y pudo pagar una habitación.

“Salí adelante, crié a mis hijos y hoy tengo mi negocio, pero no voy a tener paz hasta que el violador pague lo que me hizo”, remarcó.

Reconoció que tardó varios años en denunciar a su padrastro por temor a que les haga daño a su madre y su hijo, con quienes convive.

Sin embargo, a mediados del año pasado su mamá sufrió un ACV y fue a visitarla, circunstancia en que el acusado la maltrató e intentó agredirla con un machete.

“Siempre me callé y me humillé para poder ver a mi mamá y a mi hijo, pero ese día dije basta y lo denuncié. Lamentablemente no hubo avances, pero voy a seguir reclamando justicia”, concluyó.

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