Vecinos que se convierten en ejemplo perseverancia

La historia de Aristóbulo del Valle resume en la zona centro de Misiones similares particularidades, hazañas y victorias. Particulares, familiares y colectivas. Pese a ello, el sacrificio compartido desde la juventud por Jacinta Borda y Enrique Ebenau muestra cómo las expectativas, los amores, tropiezos, y triunfos de ambos reflejan lo jugoso de las historias locales que están esperando ser un volumen de la historia lugareña o -porqué no- la película que mixtura ficción y testimonios, porque sus protagonistas lo merecen.
Enrique es oriundo  da Picada San Javier Itacaruaré. Ella, en tanto, nació en Paso de los Libres. Cada cual por diferentes motivaciones, hizo su travesía para desembarcar en las generosas tierras que hoy guardan sus historias. En las chacras, en los rebusques familiares  también en sus puestos de trabajo.

La casualidad quiso que en algún momento de sus vidas se cruzaran  trabajando de porteros en la Escuela Normal 6 (una institución educativa madre del quehacer académico regional) y pronto el amor, los sueños, los unió para la vida familiar.
Hoy, en Aristóbulo del Valle Jacinta y Enrique son vecinos admirados y queridos por sus muchos méritos. Los de casa adentro, los vecinales. Con heroísmo y perseverancia hicieron estudiar y obtener títulos profesionales a todos sus hijos: Hugo y Jorge profesores de Educación Física, Omar profesor de Historia, Hernan Contador Público y la única nena, Laura, Licenciada en Historia y Doctora en Antropología.

El orgullo y la sencillez con igual intensidad sobrevuelan las fiestas familiares en el corazón urbano de la ciudad que los cobija. Simples, humildes, enormemente serviciales. Él (83) al volante de su histórico Citroën 2CV y ella (81) entretejen recuerdos, bromas, anécdotas, rodeados de sus 13 nietos y bisnietos. Izado bien alto los colores de la familia, la esperanza y el sacrificio. z