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Juicio por el femicidio de Fiorella Aghem, día 1

Testimonios acorralan a acusado por femicidio

Una compañera de la víctima aportó el contenido de un audio que anticipó el crimen. “Él la manipulaba, la estrangulaba y después le daba flores y bombones”, graficó la mamá de Fiorella

jueves 23 de septiembre de 2021 | 6:08hs.
Testimonios acorralan a acusado por femicidio
Como en todo el proceso, el acusado eligió callar. Fotos: Macarena Bordón
Como en todo el proceso, el acusado eligió callar. Fotos: Macarena Bordón

Indiferente ante el relato del horror que se cobró la vida de quien fue su novia por tres años. Con la mirada clavada en un punto fijo en la pared del frente, inmutable ante las lágrimas de la madre de la víctima. Ningún rasgo de empatía por el dolor ajeno. Ningún signo de tristeza o arrepentimiento.

Así transcurrió Leopoldo Borovski (22) las casi cinco horas que duró la primera audiencia del debate oral y público que lo tiene como único imputado por el femicidio de Fiorella Itatí Aghem (20), cuyo cadáver fue hallado el 4 de marzo del 2019 en una chacra de San Vicente.

Tal como lo hizo en todas las instancias del proceso, ayer el acusado se abstuvo de declarar ante el Tribunal Penal Uno de Oberá.

Como contrapartida, la lectura del requerimiento de elevación a juicio y el aporte de varios testigos presentaron una catarata de pruebas en contra Borovski, quien afronta la pena de prisión perpetua.  

Se enumeraron los antecedentes y denuncias por violencia contra la víctima, como ser un audio mediante el cual en enero del 2019 la propia víctima le contó a una amiga que el muchacho trató de ahorcarla.

En tanto, el 28 de febrero -y a pesar de la prohibición de acercamiento que se hallaba vigente- la pasó a buscar por inmediaciones de su casa.

El recorrido posterior de la camioneta Ford Ranger blanca de Borovski quedó registrado en el sistema de cámaras de seguridad de diferentes locales de San Vicente. Incluso, en los primeros minutos del 1 de marzo se los vio utilizando los sanitarios de la terminal de ómnibus. 

Además, bajo las uñas de la víctima hallaron ADN compatible con el sospechoso, quien el 2 de marzo viajó a Brasil a un encuentro de jeeps y, cuando le preguntaron por Fiorella, dijo que hacía seis meses que no la veía.

Dolor de madre  

El 28 de febrero de 2019, a las 20.15, Borovski le escribió a Fiorella: “Hola mi amor cómo estás, será que podemos vernos. Me baño y te llamo. Te extraño, te amo. Besos y abrazos. Sos todo para mi princesa”.

Luego le llamó dos veces y la chica, que era estudiante del profesorado de Lengua y Literatura, le dijo a su mamá que iba a la casa de una amiga a entregar unos papeles. Fue la última vez que la vio con vida.

Más tarde, con el hecho consumado, trascendió un audio que el 2 de enero la víctima le mandó a su compañera de estudios Rocío Mereles, un documento estremecedor porque anticipó el modo del asesinato.

“Como jugando conmigo me estaba ahorcando. Me enojé y le dije si me vas a matar, matame en serio. Ahí me apretó más y me hizo ver las estrellas. Me caí en la capuera y me acurruqué porque me dolía el cuello. Él se arrepintió, pero me escapé y pedí ayuda en el destacamento de vial”, detalló Fiorella apenas dos meses antes de morir ahorcada. 

Su madre, Mercedes Pereyra Gómez (49), contó ayer que recién el 1 de marzo se enteró de aquel hecho, ya que encontró la denuncia revisando las cosas de su hija que estaba desaparecida. 

“Primero y principal que no deberíamos estar acá. Si la Justicia hubiera actuado bien esto no tendría que haber pasado. Hubo varias denuncias previas. Me duele en el alma tener que estar acá”, comenzó diciendo ante el Tribunal.

“Estudiaba en Aristóbulo, era una persona muy capaz que el día de mañana podría estar ahí donde ustedes están sentados”, agregó quebrada por el llanto.

Reconoció que Borovski era como de la familia, ya que lo conocía de pequeño y luego fue novio de su hija. La joven empezó a estudiar en la facultad y él le controlaba las amistades y hasta las aplicaciones que tenía en el celular. 

Crítica a la Policía

Las escenas de celos y la violencia fueron en aumento. Así, en julio de 2018 el sospechoso llevó a Fiorella hasta una chacra de su familia, en Picada Zulma, con la excusa de entregar mercadería al personal.

“Allá empezó a cuestionarle cosas. Que se iba a matar porque ella lo quería dejar porque tenían una relación muy conflictiva. Forcejearon, le sacó el teléfono y la lastimó, pero él le pidió perdón y volvieron juntos al pueblo. Primero no me dijo nada, pero después me pidió ayuda y empezó a llorar. Le hablé y le dije que era agresivo, que tenía que salir de esa relación”, indicó.

En este punto criticó la atención que recibieron por parte de las autoridades policiales, una cuestión sobre la que volvió varias veces durante su declaración.

“Fuimos a la Comisaría de la Mujer y nos atendieron malísimo. Esto no tendría que haber pasado. El mal accionar de la Policía me separó de mi hija. Me dijeron que yo no podía acompañar a mi hija cuando hacía la denuncia porque ella era mayor. Le dije que mi hija estaba lastimada, pero la oficial puso un policía en la puerta y no me dejó entrar. Salimos de ahí con una exposición, no con una denuncia. La oficial le convenció a mi hija que haga la exposición y le mandó hacer una denuncia en la Comisaría Primera, pero por el robo del celular. Tampoco nunca hicieron nada con eso, ni le citaron”, aseguró.

Ante la consulta del presidente del Tribunal, Francisco Aguirre, la mamá de Fiorella precisó que la oficial que las atendió se llama Débora Iglesias. También apuntó hacia los padres del acusado, quienes nunca habrían intercedido ante los hechos de violencia.

Pedido de justicia

El sospechoso le sacó un primer celular a Fiorella y su mamá le compró otro, pero también se lo quitó.

“Ese tenía GPS y marcaba que estaba en la casa de Borovski. Fuimos y la madre se escondió. Salió el papá y dijo que no tenía el celular, que su hijo no mentía (...) Hablé con mi hija y me dijo que iba a terminar. Le compré un tercer teléfono y nunca supe que seguían. Él la manipulaba, la estrangulaba y después le daba flores y bombones”, graficó Pereyra Gómez.

El 2 de enero se produjo el primer intento de ahorcamiento, según contó la víctima en un audio, pero su familia desconocía el hecho.

“El 28 de febrero me dijo que iba a entregar un documento a una compañera, yo no sabía que iba a encontrarse con él. El otro día me fui a trabajar, miré la camita de ella y no estaba. A las 11.45 me llamó mi hijo y me avisó que ella no volvió. Me erizó la piel porque sabía que Borovski era violento con ella. Otra vez hicieron oídos sordos en la comisaría porque no querían tomar la denuncia antes de que pasen 48 horas”, recordó entre lágrimas. 

Ya en su casa comenzó a revisar las cosas de Fiorella y encontré la denuncia de enero: “Volví a la comisaría y dije que él le hizo algo. Los de la Seccional Segunda fueron a la casa de él y se enteraron que viajó a Brasil. Ahí supe que estaba muerta”. 

Desde entonces la familia insistió con la necesidad de rastrillar la chacra de la familia del sospechoso, ya que siempre iban a ese lugar. En este punto cuestionó a la Policía y la instrucción judicial.

“Pido a Dios que ilumine esta sala para que se esclarezca el crimen de mi hija”, concluyó.

Presagio fatal

Por su parte, Rocío Mereles (25), compañera de estudios de Fiorella, aportó detalles de la relación con el acusado.

“Hicimos una hermosa amistad y me empezó a contar sobre el vínculo enfermizo que tenían. Que era muy celoso. Salían y no quería que hable con nadie. A veces la llevaba a la facultad y le esperaba hasta que salíamos. Me contó que él le dijo que se merecía que le deje en un descampado sin vida. Yo le dije que se aleje”, relató.

Y agregó un dato escalofriante: “Un mes antes me contó que Borovski la llevó a la chacra y quiso matarla, pero escapó”.

En tal sentido, ante la consulta del Tribunal, precisó que le dijo Fiorella en el audio del 26 de enero, material incorporado al expediente.

“Me quedó grabado porque él usó un cable y ella me dijo que llegó a ver las estrellas. Me dijo que estaban charlando y empezaron a discutir. Él le quiso ahorcar con un cable, pero ella se pudo bajar de la camioneta. Corrió y él fue atrás pidiendo perdón. Siempre le pedía perdón y ella accedía a seguir. O le decía que si lo dejaba se iba a matar”, mencionó.

Después la víctima le contó que terminaron porque le robó el celular, aunque “a lo último no me contaba porque yo me enojaba y le decía que se aleje”, agregó.

Jorge Luis Duarte (56), sereno de la terminal de ómnibus de San Vicente, confirmó que entre la noche del 28 de febrero y la madrugada del 1 de marzo la pareja utilizó en tres ocasiones los sanitarios del predio.

“Siempre ocupaban los baños. Andaban en una Ford Ranger blanca”, precisó.

¿Más implicados?
Oscar Aghem (58), papá de Fiorella, indicó que luego del hecho se enteró que Borovski ya había tratado de matar a su hija, pero ella logró escapar.

“Era obsesivo, muy agresivo, le perseguía y manipulaba. Se ve que tenía planeado hacer lo que hizo. Decía que era para él o para nadie. Él ya no llegaba a la casa, pero le veía y le perseguía”, comentó.

También cuestionó la investigación policial. Por su parte, la defensa del acusado le preguntó si se enteró que la chica tenía otros novios, lo que negó.

En tanto, el ex policía José Dahmer (60) sumó la hipótesis de la participación de más personas en el hecho, ya que relató que residía en inmediaciones al lugar donde hallaron el cadáver y la noche de la desaparición de Fiorella lo despertaron gritos de auxilio.

“Decía ‘no me pegues, no aguanto más, matame ya…’. Me levanté, agarré la portátil y vi una camioneta blanca que ya se iba. Cerca había un auto gris. Era lejos y oscuro. Uno dijo ‘boludo nos vieron’, llegué a escuchar”, indicó.

Si bien en la instrucción declaró que la voz que pedía auxilio era femenina, ayer no pudo precisarlo.

El último en declarar fue Héctor Werner (23), amigo de Borovki con quien viajó al encuentro de jeeps en Brasil. La madre del testigo posee un coche gris.

“Yo le invité y primero íbamos a ir en la camioneta del padre. Pero al otro día me dijo que no le querían prestar la camioneta, entonces fuimos con otro amigo. A las 15.30 (del 2 de marzo) estábamos en la aduana (…) Al otro día mi mamá me llamó para decirme que Leo tenía que volver porque Fiorella no aparecía, pero estábamos en grupo y teníamos que volver en grupo”, argumentó.

Cuando le preguntó a Borovski si sabía algo de Fiorella, dijo que el sospechoso le respondió que “no pasó nada y que esa noche (la de la desaparición) fue a cuidar la casa de un amigo”.

Borovski fue detenido apenas cruzó la frontera y desde entonces permanece tras las rejas.

El debate continuará hoy con cuatro testigos, tras lo cual se escucharán los alegatos y la sentencia.  

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