Caso Fiorella Aghem, el debate: "Le reventaba todas las cosas, la estrangulaba y después le daba flores y bombones"

Leopoldo Borovski se abstuvo de declarar en la primera jornada de debate oral, en el Tribunal Penal de Oberá. Los padres de Fiorella volvieron a dejar en evidencia las fallas en el ámbito policial y judicial cuando la joven pretendió buscar ayuda.
miércoles 22 de septiembre de 2021 | 13:38hs.
Caso Fiorella Aghem, el debate: "Le reventaba todas las cosas, la estrangulaba y después le daba flores y bombones"
Caso Fiorella Aghem, el debate: "Le reventaba todas las cosas, la estrangulaba y después le daba flores y bombones"

"En este momento vos te jugás todo y nosotros nos jugamos nuestro prestigio profesional". La arenga del abogado José Aranda continuó con una plegaria tomado de la mano con su colega en la defensa, Marcos Hirch, y su cliente -a quien iban dirigidas esas palabras- Leopoldo Borovski (23), acusado de asesinar a su ex novia, Fiorella Itatí Aghem (20), en la localidad de San Vicente, entre la noche del 28 de febrero y la madrugada del 1 de marzo de 2019.

La escena no pasó desapercibida en la sala de debates del Tribunal Penal Uno de Oberá, donde esta mañana el sindicado femicida comenzó a ser juzgado por el delito de "homicidio agravado por razones de género", que podría significarle una pena de prisión perpetua.

Borovski llegó, desde la unidad penitenciaria de Puerto Rico, alrededor de 20 minutos antes del inicio del debate oral y se unió a los letrados. Permaneció inmutable durante la lectura del auto de elevación a juicio y despliegue de la carga probatoria en la que quedó nuevamente expuesto como un hombre "celoso, controlador y agresivo", a quien la víctima había denunciado por violencia de género logrando una restricción de acercamiento mutua que nunca fue cumplida.

Después de declarar los padres de la víctima pudieron presenciar el debate.

"Hola mi amor ¿Cómo estás? ¿Será que podemos vernos? Te extraño, te amo, besos y abrazos. Sos todo para mí preciosa", fue el último mensaje de texto que Borovski le mandó a Fiorella, a las 20:15 de ese último día de febrero de hace dos años cuando la vieron juntos en la Ford Ranger doble cabina de su propiedad. Cuatro días después un peón rural la encontró estrangulada en un yerbal situado en las afueras del pueblo.

Durante toda esta mañana el acusado evitó cruzar miradas con los testigos, entre los que estaban sus ex suegros, aunque en algunos tramos de las declaraciones se vio motivado a cruzar información con sus defensores. En su rostro no hubo gestos indicativos de sentimientos, ni siquiera en el momento de máxima angustia como lo fue la declaración de la mamá de Fiorella.

Cuando tuvo que enfrentar a los jueces -Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Miguel Orlando Moreira- prefirió nuevamente el silencio. Habló solamente cuando la fiscal, Estela Salguero, le preguntó si ratificaba lo que había expresado en un escrito presentado en la etapa de instrucción, en el que dio su versión de los hechos. Dijo sí y volvió a su lugar de imputado.

El acusado decidió abtenerse de declrarar ante los jueces.

La primera advertencia

Mercedes Pereira Gómez es la mamá de Fiorella, y su testimonio fue uno de los más valiosos en la primera jornada de debate en razón de que expuso no solamente los aspectos relacionados con la personalidad del acusado, sino a los episodios de violencia que vivió su hija -a su decir- en manos de éste y las barreras con las que se topó en el ámbito policial cuando quiso denunciar la desaparición y las sospechas hacia Borovski.

"Es doloroso para mí estar acá, esto no debería haber pasado si la justicia hubiera actuado debidamente. Había varias denuncias, me duele en el alma", declaró la mujer y en esa línea agregó que el acusado "era como mi hijo, casi vivía en mi casa, era el novio de mi hija durante tres años. Lo conozco de chiquito si fueron juntos a catequesis, después la primaria hicieron en escuelas distintas y se reencontraron en la secundaria".

"Cuando terminaron la secundaria comenzó con los celos porque ella viajaba todos los días hasta Aristóbulo del Valle para estudiar el profesorado de lengua. La cuestionaba por algunas aplicaciones que ella había bajado a su celular, por sus amistades, hasta rompió su teléfono por eso. Cuando me entero hablo con Borovski, en mi casa, le dije que no hiciera eso con mi hija porque me costaba comprar otro celular para que pueda estudiar y estar comunicada, no gano mucho. Le rogué que no lo vuelva a hacer y quedó todo ahí. Siguió la relación", manifestó.

Sobre eso dijo que "en julio de 2018 el acusado llevó a Fiorella a Picada Zulma, dice qué para llevar alimentos al personal de una chacra que su familia tenía allá, era de noche y en la camioneta empezó a cuestionar cosas por celos y mi hija le dijo que quería terminar la relación, porque era muy conflictiva y él le respondió que se iba a matar porque ella le iba a dejar, después la agredió. Esa noche ella volvió lastimada pero no me contó nada porque yo salía muy temprano a la mañana para trabajar y al regreso me pidió ayuda, porque tenía miedo. Comenzó a llorar, le hablé y le dije que tenía que salir de la relación y hacer una denuncia porque no podía seguir así".

Borovski charlando con uno de sus dos abogados defensores.

"Siempre fue un manipulador"

Recordó Mercedes que ese día fue la primera vez que acompañó a su hija a la Comisaría de la Mujer de San Vicente para radicar una denuncia por violencia en contra de Borovski pero que todo terminó minimizado a instancias de la intervención de una policía, a quien identificó como Débora Iglesias, quien por un lado "impidió que ingresara para acompañar a mi hija y la convenció de que haga apenas una exposición".

"Me atendieron malísimo, por eso digo que no tenía que haber pasado esto. Me dijeron que no podía participar con mi hija en la denuncia que iba a hacer, que ella era grande y que tenía que hacerlo sola, que espere afuera y pusieron una guardia para que no ingrese. Estando en la comisaria no pude ayudar a mi hija. Salió con una exposición, no con una denuncia", lamentó.

Dijo que en ese momento pensó "que si sacaba a mi hija de la relación terminaba todo, hasta fui a hablar con los padres del muchacho, le dije que mi hija estaba mal, que él la lastimaba pero siempre fue un manipulador (por Borovski), negaba todo. En parte esos padres también son responsables porque se les pidió ayuda con el hijo pero siempre lo protegieron, lo cubrieron".

"Las autoridades también son responsables por todas las maldades que le hizo a mi hija. La encontramos en las peores condiciones después de haber pedido ayuda muchas veces, pero nunca nadie hizo nada. Le reventaba todas las cosas, la estrangulaba y despues le daba flores y bombones", lamentó Mercedes.  

Mercedes Pereira Gómez, es la mamá de Fiorella. Foto: Makarena Bordón.

Ruego, denuncia y desinterés

En varios tramos de su testimonio la madre no pudo contener el llanto, como cuando recordó la última vez que estuvo con Fiorella, horas antes del asesinato. "Me pidió para ir a lo de una compañera. No sabía que era un encuentro con él. Nunca más regresó. Me dio un beso y se fue. La compañera la iba a traer, me dijo. Cuando salí al día siguiente vi su cama vacía, pensé que volvería en el transcurso de la mañana porque cuando salía siempre mandaba un mensaje, avisaba. Mi hijo me llamó cerca del mediodía para contarme que no había regresado. Sabiendo los hechos de violencia que me había contado fui a casa, estaba el papá (del cual está separada) y decidimos hacer la denuncia pero otra vez en la Comisaría no me quisieron tomar. Yo le exigía al jefe que me atienda, que quería saber dónde estaba mi hija, pero me decían que había que esperar 24 o 48 horas. Tuve que volver a casa, desesperada y buscando algún indicio entre los papeles de Fiorella encontré la copia de una denuncia que ella había hecho apenas semanas antes porque en un ataque casi la estrangula y ella pudo escapar. Yo no sabía de tal episodio hasta ese momento, por lo que con esa copia regresé a la Comisaría y les dije 'fue él, Borovski mató a Fiorella'. Seguían negándose a tomarme la denuncia. Un abogado conocido estaba ahí, entendió la situación y les dijo que qué esperaban para actuar. Un móvil fue a buscar a Borovski finalmente y el papá contó que se había ido a Brasil. En ese momento supe que mi hija no estaba viva", declaró en lágrimas.

Mercedes dijo haber creído que el sospechoso se había escapado pero en realidad había viajado el viernes 1 de marzo a la ciudad de Horizontina, junto a su primo, a un encuentro de Jeeps. El lunes 4 a la mañana regresó y ni bien pisó suelo argentino fue detenido como sospechoso, a instancias de que Fiorella todavía estaba siendo buscada (el cuerpo fue hallado al mediodia)

"Desde el principio la policía no quiso ayudarnos, fue todo engorroso. El juez (Gerardo) Casco (de Instrucción 3 de San Vicente) apareció el lunes (4 de marzo, día del hallazgo del cuerpo) con prepotencia diciendo que si no tenían pruebas en tres días lo largaba. Me dio un bajón, una impotencia, más aún porque en la camioneta de Borovski habían hallado sangre y pelos de mi hija, esa noche que salió de casa los habían visto juntos. Hasta la búsqueda fue familiar porque nosotros salimos a rastrillar las chacras hasta que después se sumaron los bomberos de la localidad, y algunos policías acompañaban", cuestionó.

Oscar Aghem, papá de Fiorella, ante los magistrados. Foto: Makarena Bordón

"Obsesivo y manipulador"

Oscar Aghem, papá de Fiorella, coincidió con Mercedes sobre la "personalidad agresiva" del acusado y el desinterés de las autoridades "cuando todavía se podía hacer algo".

"Cuando mi hija terminó el noviazgo empezó a tener problemas porque él se volvió muy agresivo, le sacaba y rompía sus teléfonos, la perseguía a donde iba, era muy obsesivo, manipulador y para mí que tenía planeado hacer lo que hizo porque en dos o tres oportunidades la llevó a una chacra alejada donde la quiso asesinar y ella se escapó, corrió y pidió auxilio. Le había dicho que ella se merecía terminar muerta en un descampado. Nos enteramos después de todo lo que le hacía", lamentó.

Manifestó que "la justicia y la policía actuaron muy mal. Si actuaban como correspondía ante el primer alerta no iba a pasar esto, si ella buscó ayuda, que la protegieran, para eso hizo denuncias pero él siempre la buscaba pese a que estaba vigente la restricción de acercamiento. La manipulaba como quería".

"Nos tomaron la denuncia por su desaparición recién después de que encontramos copia de la denuncia cuando él la quiso ahorcar, semanas antes y tardaron demasiado, querían que esperemos. Con la moto empecé a buscar yo, porque ellos (por los policías) no salieron. Toda la noche del viernes busqué, sábado también con algunos parientes, y ahí se sumaron los bomberos voluntarios y un par de policías, recorrimos las chacras donde le llevaba para maltratar y no encontramos nada, hasta el domingo a la noche sonaba el celular de ella pero nadie atendía. Yo quería encontrarla. Recién el lunes un peón se topó con el cuerpo un poco más al fondo de las propiedades de los Borovski", detalló.

Oscar recordó haber hablado con su hija, a quien pidió que se enfoque en el estudio "pero este tipo se encargó de perseguirla, mangueaba y la encontraba en la calle, la escribía, la hostigaba, pero nunca pensé que para hacerle esto. Como padre es un sufrimiento total porque mi hija no está más".

Rocío Mereles estudiaba junto a Fiorella, en Aristóbulo del Valle. Foto: Makarena Bordón.

"Pedía perdón siempre que la lastimaba"

Rocío Mereles era compañera de la víctima en un instituto de formación docente de Aristóbulo del Valle, y terminó siendo testigo clave en la causa en función de que si bien nunca presenció algún episodio de violencia, según testificó, Fiorella le había contado sobre el supuesto ataque que sufrió en manos de Borovski algunas semanas antes del asesinato, ese que derivó en denuncia cuya copia después halló  Mercedes al revisar sus cosas.

"Ingresamos al profesorado, la conocí ahí. Era una persona muy callada, tímida. Tiempo después empezamos a tener confianza y me contó la relación que tenía con Leopoldo, un vínculo enfermizo. Era muy celoso, salían y no quería que ella hable con nadie", recordó y en ese contexto declaró que "una vez me contó que habían discutido y él (por Borovski) le dijo que merecía terminar muerta en un descampado. Le aconsejé que se aleje, logramos que se alejara pero después siguieron. Un mes antes de que desaparezca me contó que el tipo le había llevado a una chacra, que primero estaban charlando en la camioneta pero discutieron y él quiso ahorcarla con un cable, que ella llegó a ver las estrellas, eso me quedó grabado, pero en un momento se cae, corrió y él comenzó a llorar, a pedirle perdón. Era siempre así, pedía perdón siempre que la lastimaba o lloraba y decía que se iba a matar, ella me contaba y tenía mucho miedo. Yo me llegué a enojar porque presentía que no iba a terminar bien, fue una situación triste para mí porque fui su amiga".

Dahmer ratificó haber visto la camioneta blanca con dos personas atrás, y un coche gris. Foto: Makarena Bordón.

Una camioneta con dos hombres y el coche gris

En calidad de testigo, el policía retirado José Martín Dahmer, quien vivía cerca de la chacra donde fue encontrado el cuerpo de Fiorella, volvió a plantar dudas respecto a la participación de una sola persona en el asesinato. Ratificó que en la madrugada del 1 de marzo de 2019 escuchó fuertes gritos, pedidos de auxilio, salió de la casa y vio salir de la zona una camioneta blanca (que se supone es la de Borovski) con dos personas en la caja, además de las que estaban en el habitáculo de donde provenían los pedidos de ayuda. Inclusive aseguró haber visto un coche gris seguir a dicha camioneta.

"Me desperté con un griterío que decía 'no me pegues, no aguanto más, matame ya'. Me levanté, enchufé la luz portátil y salí, así en calzoncillos nomás. La camioneta blanca ya se iba. Vi que iban dos personas paradas atrás y de adentro provenían los gritos. Entré para ponerme ropa y antes de que llegue a la ruta se silenció todo, fui atrás de la camioneta que estaba parada debajo de un poste cerca de la ruta y había otro auto gris al lado. Cuando alumbré escuché que dijeron 'boludo nos vieron, vamos pelotudo' y se fueron para el lado de San Vicente".

El testigo no supo precisar la marca o modelo del coche, ni tampoco identificar si los gritos que lo despertaron aquella madrugada eran de hombre o de mujer.

Dijo que sufrió reiterados ataques desde entonces, que apedrearon su casa y hasta robaron, episodios que lo obligaron a vender la propiedad y mudarse.

El amigo de Borovski, con quien viajó a Brasil el 1 de marzo de 2019. Foto: Makarena Bordón.

"Yo sabía que desde julio no salían más"

La familia de Fiorella sospecha que el coche al que hace referencia el policía retirado podría ser del amigo de Borovski, Manuel Werner, quien también declaró hoy como testigo y reconoció haber manejado el auto gris (Sandero) de la mamá en algunas oportunidades pero negó haber salido de su casa en la noche que se cometió el crimen. Dijo que se acostó a dormir temprano debido a que al día siguiente después del mediodía viajaban junto al acusado a la ciudad de Horizontina, algo que habían programado tiempo antes

"El viernes a la tarde íbamos a salir, después del mediodía. Fuimos con un vecino, 2:30 salimos y 3:30 estábamos en la aduana, cruzando hacia Brasil. Más tarde, ese mismo día, llegué a comunicarme con mi mamá pese a la mala señal que impedía la buena comunicación desde aquel lugar donde estábamos y me decía que Borovski tenía que volver, pero sin mucha explicación. Lo mismo pasó el sábado, estábamos todos disfrutando y me decía que Leopoldo vuelva porque no estaba apareciendo Fiorella y él podía saber dónde estaba. Yo sabía que desde julio ellos no salían más", dijo ante los jueces, abogados y fiscal.

Una vez terminado el evento en la ciudad brasileña, sábado a la noche, Werner declaró que "para no quedarnos solos en el predio donde se hacía la trilla hablamos con el ex intendente, Valdir Dos Santos, que estaba allá y nos llevó a un hotel con otro grupo. En ese lugar había buena señal de internet y empecé a leer mensajes que llegaban y las noticias sobre que Fiorella no aparecía. Esa noche le consulté (a Borovski) si pasó algo en San Vicente y me dijo que no, que no sabía nada, que ese día a la noche (por el jueves) se fue a lo de un amigo a cuidar una casa. En el evento actuó normal. El lunes volvimos. Ni bien cruzamos la balsa lo interceptan los de la brigada y desde ahí no tengo contacto hasta la fecha".

Un sereno de la terminal de ómbinus de San Vicente, José Luis Duarte, también se presentó ante los jueces y declaró haber visto al acusado junto a la víctima en tres oportunidades, entre la noche del 28 de febrero y la madrugada del 1 de marzo de 2019. "Fue a las 22:30, 00:30 y 02:30 para ocupar los sanitarios de la terminal y siempre con la misma chica. Lo vi muy amable con la joven, le abría la puerta de la camioneta al bajar y subir. Fue muy amable conmigo. Muy educado", recordó.

El debate continuará mañana, a las 8:30, con la comparecencia de cuatro testigos para cerrar la ronda de testimoniales. Luego será el turno de los alegatos y al final la sentencia, que podría conocerse al final de la jornada.

Un grupo de activistas en contra de la violencia contra las mujeres estuvo presente para apoyar a la familia Aghem y pedir justicia para Fiorella.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?