Juicio por el homicidio de Carlos Amarilla

Crimen del taxista: una testigo dijo que teme por su vida y complicó al acusado

Gabriela Sanabria, testigo clave, recordó un diálogo que tuvo con Fernando Pensotti en la noche del hecho. Afirmó que teme por su vida. Una vecina también lo complicó
miércoles 22 de septiembre de 2021 | 6:06hs.
Crimen del taxista: una testigo dijo que teme por su vida y complicó al acusado
Crimen del taxista: una testigo dijo que teme por su vida y complicó al acusado

“Estoy un poco nerviosa. Me siento libre de poder contestar las preguntas, pero también temo por mi vida”, fueron las primeras palabras emitidas ayer por una de las testigos más importantes de la segunda jornada del juicio oral para esclarecer el homicidio del taxista Carlos Alberto Amarilla (62), asesinado de un tiro en la cabeza en el marco de un robo.

La frase silenció a todos los presentes en la sala de audiencias del Tribunal Penal Dos de Posadas y luego de ello se resolvió que el único imputado en la causa, Fernando Axel Pensotti (23), se retirara del recinto para tranquilidad de la mujer.

La testigo es Gabriela Sanabria, pareja del otro implicado que tuvo la causa, pero que terminó siendo declarado inimputable por ser menor de edad al momento del hecho.

Su testimonio era considerado clave porque estuvo con los sospechosos durante la noche del 31 de marzo de 2017, momentos después en que presuntamente se cometió el asesinato del taxista en el barrio Giovinazzo, cerca de la usina de Emsa, en la zona Sur de Posadas.

El estado de nerviosismo de la mujer fue tal que debió apoyarse en un micrófono para ampliar el volumen de su voz, prácticamente quebrada por la tensión del momento.

“Esa noche lo sucedido fue  que me fui a pasar la noche con mi marido, como hacíamos siempre, y ahí él me dijo que Pensotti había metido la pata, que se mandó una cagada. Después en el transcurso de la noche escuché que ellos discutían”, se explayó Sanabria, después de un breve receso y ya sin la presencia del imputado.

La mujer recordó que esa escena sucedió en la casa de su suegra, donde su pareja invitó a vivir a Pensotti ya que eran amigos y además trabajaban juntos como serenos en Itaembé Guazú.

Luego, Sanabria describió que esa noche Pensotti “estaba nervioso” y recordó un intimidante diálogo que tuvo con él: “Me dijo que yo no suelte la sopa, que no sea botona, porque iba a pagar los platos rotos”.

También señaló que recién supo exactamente lo que había pasado un tiempo después, cuando fue a visitar a su pareja en el Correccional de Menores. “Cuando lo fui a visitar en el penal mi marido me contó que Pensotti estaba peleando con el hombre y que se le escapó un tiro”, relató.

Allí la fiscal, Adriana Herbociani, intervino y pidió leer la declaración que la testigo había dado en sede policial cuando comenzó la investigación, pero el defensor del imputado, Miguel Ángel Varela, solicitó la nulidad de ese testimonio porque fue tomado sin notificarle a la mujer el artículo 234, que habilita la abstención de declarar cuando hay vínculo familiar.

Por último, la testigo indicó que no pudo visitar a su pareja mientras estuvo detenido en la Comisaría Decimoprimera porque los taxistas se movilizaron y se manifestaron frente a la dependencia policial, ante lo cual también se sintió amenazada.

Incluso, señaló que en los últimos días le llamó la atención “tres o cuatro remiseros que recorrieron el barrio” y “dos hombres que andaban por la zona preguntando cosas”.

Ante esta situación, el Tribunal dispuso que tanto ella como su suegra sean llevadas hasta su domicilio por un móvil policial y le recomendaron que si se siente intimidada haga la denuncia para que el hecho sea investigado.

Corriendo

Otro de los testigos relevantes de la jornada fue el aportado por Nidia Salinas, una vecina del barrio Giovinazzo que en la noche del hecho vio al menor de edad involucrado en el caso corriendo por la zona junto a otro joven que sería el ahora imputado Pensotti.

“Lo único que recuerdo es que mi marido no venía y en un momento escuché a los perros, entonces salí a mirar a la calle. Ahí le vi a W. (se protege la identidad del menor) con otro chico. A W. lo conocía porque era mi vecino. Él entró a su casa y el otro siguió para arriba”, precisó.

Ante la consulta de la fiscalía, la testigo amplió que esa situación ocurrió entre las “21.30 o las 22” y aseguró que “ellos venían de abajo, de la parte de usina. Uno era W., el otro era un muchacho alto y flaquito”.

El testimonio cobra relevancia, teniendo en cuenta que la hipótesis acusatoria sostiene que el crimen se produjo cerca de ese horario y que el vehículo con Amarilla sin vida en su interior fue hallado sobre la avenida 210, en inmediaciones a la usina de Emsa.

Hallazgo

Justamente, ayer también declaró Ángel Cristaldo, un policía que esa noche hacía adicional en la usina y fue quien descubrió el hecho.

“Ese noche divisé una luz que me llamó la atención, ahí no suele haber mucho tránsito. Entonces agarré la moto y fui a mirar. Era un auto, no tenía polarizado, pero no se veía nada. Pasé más cerca, prendí la luz de mi celular y vi el cuerpo y la sangre en el lado del acompañante. Era un coágulo, una mancha grande. Él auto estaba en marcha, con la radio fuerte pasando un partido de fútbol y el aire acondicionado al máximo”, describió.

Tras toparse con esa escena, el hombre llamó al 911 y comenzó la investigación del caso que hoy se ventila en debate oral.

Amarilla fue asesinado de un tiro calibre 22 en la parte trasera de la cabeza y Pensotti está imputado por homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, con criminis causa, con uso de arma de fuego y con la participación de un menor de edad, que prevé prisión perpetua.

El juicio continúa hoy, a partir de las 8, con la declaración de al menos cinco testigos más. Se prevé que mañana podría comenzar la ronda de alegatos de las partes.


“Siempre tenía plata porque era muy trabajador”

Otro testimonio que sirvió para reconstruir lo sucedido esa noche del 31 de marzo de 2017 fue el de Carlos Galeano, un taxista que fue compañero de Amarilla durante 15 años.

El hombre recordó que esa noche, cerca de las 21.30, vio cuando Amarilla subió a dos muchachos en la parada de taxis frente de la terminal de ómnibus. Esos dos clientes habrían sido Pensotti y su presunto cómplice menor de edad en ese momento.

Galeano además describió a su compañero al borde de las lágrimas. “Él era una excelente persona. Intachable. Era un buen tipo, en serio. Si el tema fue por la plata, fue porque él siempre tenía plata, porque era muy trabajador y siempre exhibía la plata. Se veía su plata en el bolsillo de su camisa siempre”, sostuvo.

La fiscal Herbociani, atenta a la declaración de la testigo clave.
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