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Además trabajan sobre un vivero de yerba mate

Suman recursos para preservar la cultura y mejorar la calidad de vida

En la aldea Guavirá Poty, de San Pedro, incorporaron herramientas para sembrar con el fin de obtener mejores cosechas de un alimento ancestral como lo es el maíz

domingo 05 de septiembre de 2021 | 6:05hs.
Suman recursos para preservar la cultura y mejorar la calidad de vida
Con el taca-taca se pueden sembrar hasta ocho cajas de semillas por día. Foto: CARINA MARTÍNEZ
Con el taca-taca se pueden sembrar hasta ocho cajas de semillas por día. Foto: CARINA MARTÍNEZ

San Pedro es un municipio que se caracteriza por el crisol de razas que habitan sus tierras, siendo de importancia patrimonial el asentamiento de ocho aldeas mbya que le dan un valor agregado a la cultura e idiosincrasia local. Estas comunidades, lejos de aislarse, conviven de forma armónica sin dejar pasar las oportunidades de incorporar recursos que vengan a mejorar la calidad de vida, pero eso sí, sin que estas adaptaciones estén por sobre la cultura ancestral de los aborígenes, sino que permitan conservarlas.

A diferencia de años atrás, actualmente los cambios y la apertura de los nativos para con los avances y recursos que disponen los blancos es muy notable, siendo la implementación de servicios como la educación, energía eléctrica, salud, agua, viviendas y tierra, las grandes luchas. Las comunidades van evolucionando y es destacable la firmeza y vigor para defender su rica cultura, que engloba costumbres, comidas, tradiciones, rituales y un valor casi sagrado para con la tierra, la naturaleza y los recursos que ella produce.

Esta evolución se da de forma gradual, cada cambio a implementar es analizado previamente, primero por el cacique con los ancianos y luego por todos los integrantes de la aldea, quienes deciden y reflexionan sobre los impactos de tal o cual mejora. Si bien están en una primera etapa de evolución y apropiación de matices de la cultura blanca, los cambios que van notando son valiosos y aportan de sobremanera en la calidad de vida.

Uno de los casos es el de la aldea Guavirá Poty, ubicada en colonia Santa Rita, en el límite entre los departamentos de San Pedro y Guaraní.

La historia de esta comunidad comenzó hace 24 años, cuando un pequeño grupo de siete familias salió en busca de nuevas tierras, motivado por uno de los ancianos, muy renombrado en la zona, Pa’i Antonio Martínez.

Desde ese entonces decidieron custodiar 1.545 hectáreas de tierra, de las cuales sólo utilizan para el cultivo de autoconsumo entre cinco y seis hectáreas.

A la fecha son 23 familias, cuentan con el templo Opy, con un aula satélite con sanitarios hechos de containers y servicio de energía eléctrica desde hace once años, lo que les permite algunas comodidades como televisión con señal satelital, teléfonos móviles y cada uno se dedica al cultivo de plantas anuales para el autoconsumo, siendo la actividad agrícola uno de los ítems donde insisten con poder adquirir herramientas que les permitan ampliar la producción y tornar menos forzadas las labores.

En este caso, las actividades en la chacra, tanto de preparación del suelo como de siembra y cosecha, las realizan de forma manual y muy de a poco van adquiriendo alguna herramienta mecánica.

“Las familias tienen machete, azada y tenemos una máquina de plantar, que usamos de forma comunitaria para plantar poroto, maíz y arroz. Este año estoy implementando un vivero de yerba mate con la idea de tener algo más para nosotros”, indicó a El Territorio Francisco Duarte, cacique de Guavirá Poty.

La máquina de plantar granos, conocida como taca-taca, es una de las más utilizadas en las chacras de San Pedro porque resulta una herramienta que se adapta a cualquier terreno y pese a no poseer grandes avances tecnológicos, permite un rinde importante en comparación a tener que realizar la siembra de forma manual.

“Vemos la diferencia y optimizamos el tiempo con esta taca-taca, porque a mano rinde muy poco la siembra. Incluso es una herramienta que un joven puede usar fácilmente, llegando a sembrar hasta ocho cajas por día”, aseguró el cacique.

Esta herramienta permite a la aldea llevar adelante un proyecto que consiste en el cultivo de maíz con el objetivo de preservar las especies, teniendo en cuenta que este grano va mucho más allá de la cuestión alimentaria. Para los mbya es considerado un grano sagrado, utilizado para realizar ofrendas y justamente esta variedad se estaba perdiendo. Por ello, previo a la pandemia, viajaron a Paraguay, donde obtuvieron semillas.

“El maíz es sagrado para nosotros, lo llevamos al templo para hacer ofrendas y algunos panes. Nosotros organizamos un viaje a Paraguay para conseguir semillas ya que notamos que se estaban perdiendo. Ahora estamos plantando unas tres hectáreas de maíz. La más importante y antigua es el maíz de tres meses. Es especialmente para las ofrendas, plantamos en septiembre cuando celebramos año nuevo y se está produciendo para realizar la ofrenda en diciembre, cuando hacemos los bautismos”, explicó Francisco.

Desde la comunidad los integrantes planifican alguna alternativa que les permita adquirir alguna herramienta como arado, que sería de gran utilidad para preparar la tierra.

“Esta realidad es similar en todas las aldeas de San Pedro, estamos muy atrasados en cuanto al tema de herramientas, sería muy bueno recibir ayuda para adquirir máquinas y también necesitamos mejoras en las casas, porque se sufre con las lluvias y el frío”, fue uno de los pedidos de Duarte.

Avances

En la aldea son varios los avances que llaman la atención, desde adoptar el fútbol como sinónimo de salud a lo esperanzador y motivador que resulta ver a niños y adolescentes con un libro, cuaderno o completando sus trabajos prácticos con la ayuda de los avances en la tecnología.

En este caso, todos los integrantes en edad escolar asisten a la escuela. Son 17 los mbya que van al secundario en una extensión áulica de la Unidad de Gestión Local (UGL) 3 que funciona en la Escuela 780, institución a la cual pertenece el aula satélite de nivel primario que funciona en la comunidad aborigen.

En las aldeas el acceso a la educación es un derecho por el cual vienen luchando desde hace mucho tiempo, ante la dificultad de la comunicación y desenvoltura con los blancos.

“Cuando yo tenía que ir a la escuela, no había secundario a pocos metros de la aldea, teníamos que ir al pueblo, no teníamos recursos. Hoy las madres reciben la asignación y eso permite que los niños tengan los útiles y puedan estudiar y qué mejor que tener la escuela en la aldea”, destacó Francisco.

Y agregó: “Como padres es un alivio tener la escuela acá, porque el estudio es muy necesario, tenemos adultos que no manejan el español y son los chicos que estudian quienes nos van a ayudar a nosotros los mayores. La escuela está funcionando hace cinco años y representa un gran logro”.

La institución funciona en doble turno con un total de 42 alumnos mbya.

Alternativa

Como otro ejemplo está la aldea aborigen Pa’i Antonio Martínez, de Fracrán, integrada por 130 familias, quienes desde hace unos años comenzaron a pensar en la diversificación ante la notoria disminución de la fauna y en este caso realizaron varias gestiones a fin de adquirir los recursos para comenzar con la piscicultura.

Optar por esta alternativa tiene que ver con la búsqueda de alimentos saludables y que pueda ser compartido entre las familias.

El proyecto Piscicultura Comunitaria fue ejecutado mediante gestiones realizadas por Hugo Arce, coordinador, ejecutor y gestor de la propuesta ante el gobierno de Austria e instituciones locales que participaron como la Subsecretaría de Agricultura, Familiar, Campesina e Indígena de Nación y la Municipalidad de San Vicente.

En un estanque fueron sembrados 600 alevinos, los que son cuidados de forma rotativa por las familias. “Estamos cuidando entre todos, es una iniciativa para todas las familias, estamos contentos porque si bien es el comienzo, es algo lindo, nuevo y vamos aprendiendo para tener alimentos sanos. La idea es ampliar con más tajamares, tenemos varios lugares aptos para esta actividad”, señaló el cacique de la aldea, Marcos Morínigo. 

 

Informe de domingo

Mbya, entre sus raíces y la integración urbana

Suman recursos para preservar la cultura y mejorar la calidad de vida

“Ser promotor de salud es una tarea que realizo con orgullo”

“Hay que mejorar la educación para que más mbya lleguen a la facultad”

Tras la búsqueda de un oficio para mejorar ingresos en las comunidades

Estudia educación física para inspirar a su aldea

Asegurar la propiedad comunitaria de la tierra a los pueblos, la prioridad

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