La literatura como una excusa para el reencuentro

El Teatro de Prosa del Parque del Conocimiento volvió a ser el escenario de la poesía, de la música, del baile -del arte, en definitiva- después de tantos meses de encierro por la pandemia. El motivo, fue la presentación del libro Cuentos con Esencia Misionera del escritor Juan Marcelo Rodríguez, un asiduo colaborador del suplemento Letras de Acá.

Así, bajo un definido protocolo, una de las salas más bellas del Parque recibió al público, a los artistas y a la emoción, que atravesó de punta a punta la hora veinte que duró la presentación. Es que además de una reunión literaria fue un lugar de reencuentro y de experiencias que en algún momento -más pronto que tarde- serán de pospandemia.

La cita fue el martes. En las gradas, el público, ubicado en sillas con la distancia de protocolo, y en el escenario, Rodríguez y sus invitados especiales: el ministro de Cultura Joselo Schuap, que sigue recuperándose de las secuelas del Covid-19; la titular del Parque del Conocimiento, Claudia Gauto; la presidenta de la Sade Misiones, Belén Silva; y la escritora Rosita Escalada Salvo. En los costados y paredes, varias pinturas de Claudia Olefnik enmarcaban el escenario y anticipaban la confluencia artística que se vendría.

“Esta presentación estaba prevista para el año pasado, pero para el libro de poesías (Poemas con Esencia Misionera), que no pudo ser por la pandemia. Entonces esta presentación será doble”, dijo Rodríguez y exhibió la tapa de los dos libros. De hecho, los poemas fueron parte del escenario en forma de canción y recitado en distintos momentos.

Sobre el proceso creativo que confluyeron en estos dos libros, Rodríguez lo definió como una búsqueda y rescate, al mismo tiempo, de la esencia misionera: en los personajes, en las historias, en las formas, de la cultura, en todo aquello que enmarca lo misionero.

Pero el motivo oficial de la reunión fue la presentación del libro de cuentos. Y la encargada hablar de la obra fue Rosita Escalada Salvo. La escritora rescató la calidad narrativa y la amplitud de vocabulario del autor. “Marcelo logra que uno entre y sea parte de las cosas que está contando. Así, por ejemplo, sentí la angustia de Don Otto (uno de los relatos), estuve a su lado, en su soledad de fin de año en pandemia y en la chacra. Sentí la alegría del chipero (El atardecer del chipero) cuando al final del día aparece un contingente de turistas y logra vender todo su canasto, también repasé la otra cara nada agradable de la política”, dijo con humor refiriéndose al cuento El vendedor de humo.

De una obra literaria se puede hablar y también cantar. Y el escenario que hasta entonces había asociado literatura con las pinturas de Olefnik, sumó la música de la mano de Bichi Vargas, de Los Mitá, que le puso melodías al poema Regalo de ensueño, que integra el poemario de Rodríguez.

Pero la fiesta no iba a estar completa si no había baile. Fue cuando desde los pasillos de entre el público aparecieron los bailarines del Ballet Folclórico dirigido por Luis Marinoni para escenificar en poesía.

Le siguió el músico Javier Negrito Arias, que trajo desde Oberá los sonidos de su guitarra. La puesta parecía plena, lo que había arrancado como la presentación de un libro derivó en una confluencia de expresiones artísticas.

Pero faltaba el cierre emotivo y vino de la mano del músico Andrés González, que en marzo de 2019 sufrió un accidente que lo tuvo en coma más de 15 días en el Hospital Madariaga. Para sus seres queridos, su recuperación fue un milagro. Apenas pudo volver a andar entonces, fue Joselo Schuap el que le hizo lugar en un escenario para que volviera a cantar. Ahora Joselo estaba ahí de público, después de haberse recuperado del Covid (estuvo internado en la misma sala y cama que ocupó Andrés). “Yo te debo una -le dijo Andrés a Joselo antes de finalizar su presentación- y te la voy a devolver: en el próximo escenario vamos a cantar juntos”.

La canción elegida para esa devolución es una que compuso Andrés y que estrenó este martes en agradecimiento a médicos y enfermeros, al personal de blanco, los  héroes de esta pandemia.

“Fue un momento único y maravilloso que vivimos en el Teatro de Prosa. Ojalá que podamos vivir nuevamente emociones de ese tipo donde todas las artes se expresaron”, dijo Rodríguez al final de la jornada.  Según anticipó el autor, todo lo recaudado por la venta del libro será donado a ONG que trabajan en la asistencia a víctimas de adicciones.