“Tuve Covid asintomática, creo que ser deportista ayudó”, señaló la tenista

Un tubo de pelotas, el secreto para una longevidad sana y alegre

Elsa Rentería (64), Rubén Barberán (82) y Mario Reyes (93) comparten la pasión por el tenis, un deporte que los mantiene vitales en una etapa de disfrute a pleno
domingo 22 de agosto de 2021 | 6:05hs.
Un tubo de pelotas, el secreto  para una longevidad sana y alegre
Un tubo de pelotas, el secreto para una longevidad sana y alegre

Son las 15 y en pleno agosto misionero la temperatura supera los 35 grados. A la sombra, Elsa Rentería (64) espera a sus compañeros en el Capri para meterse en su mundo: la cancha de tenis. Con el correr de los minutos ‘va cayendo gente al baile’. A todos se los ve llegar con alegría; y puñito tras puñito -saludo en días de pandemia-, comienza una tarde a pura risa y camaradería.

“Cómo no voy a poder estar acá… yo apenas tengo 64 años -risas-, pero allá viene Mario (Reyes) con 93 años y Rubén (Barberán) con más de 80, los dos con una vitalidad increíble”, presenta Elsa a sus ‘secuaces’ de los dobles, con la compañía de ‘la piba de 40’ como ellos la llaman a Natalia Fontanini.

Un intenso viento hace que cueste más de lo común hacer que la pelota pase de lado y las risas copan el aire. Esta tarde el ritual se hace divertido por esta cuestión y siempre habrá una excusa para soltar una risa al aire. Pero sin duda alguna la fascinación será para quien pueda evidenciar que hay una tercera edad con calidad de vida, sólo hay que apasionarse por algo y mover el esqueleto, ya hacerlo con amigos será el plus para un combo de juventud eterna.

El 2020 fue un año en el que tener más de 60 fue ser parte del grupo de personas de riesgo, el Covid-19 hizo una cuestión de estado cuidar a los mayores y la medicina para afrontarlo de la mejor manera fue el deporte. Hubo miedo al comienzo, pero de a poco y con las habilitaciones correspondientes, los centros deportivos volvieron a tener vida; y en el caso del tenis, levantar polvareda.

“El año pasado tuve Covid y fui asintomática. Creo y también que tiene que ver con las defensas que uno va desarrollando cuando es más deportista y ayuda también en el post Covid”, reflexionó Elsa. Por estos días ya está vacunada y esto le da tranquilidad para llevar adelante su rutina.

Es difícil encontrar un deporte que tenga tantas personas de edad avanzada en actividad y casi diariamente, como el de la raqueta. Los clubes misioneros suelen incluso tener una cancha siempre destinada para ellos y se los respeta. “Me apasiona el tenis, es un complemento. Primero porque es un desafío ganarle al otro, ya que todo tenista es competitivo, y por otro lado, está el grupo de buenas personas, acá todos juegan con todos”, explicó la tenista.

También hay que decir que por estos días, los 60 son años que llegan con personas más vitales que tiempos atrás y es una edad en la que aún hay mucho hilo en el carretel.

“El hecho de haberse jubilado hace que uno mire la vida desde otro lugar. Tenés otra posición ante las cosas y el Covid nos hizo darnos cuenta de la posibilidad concreta de la muerte; de decir qué hice por mí y mi familia; y valorás más el tiempo”. Y luego agregó: “Siento también que en la cancha capitalizás toda la energía negativa y la descargás en el golpe de tenis y permite centrarte sólo en la pelota y tu mente deja de estar maquinando; y en el lo físico, es decir hasta aquí puedo, siempre dando lo mejor, y también te encontrás con la imposibilidad del paso del tiempo y hay que aceptarlo… tal vez corrés menos, los golpes son más lentos, pero se disfruta más”.

Para finalizar, Elsa dejó un mensaje para quienes aún dudan en comenzar a moverse porque sienten que ya son ‘grandes’ para hacerlo. “Después de jubilarnos tenemos que buscar algo para hacer. No termina nada, empieza todo. Es una nueva etapa, en la que se tiene más horarios disponibles y no hay excusas. Si te da el cuepo, pero no tenés dinero para pagar una actividad, salí a caminar, disfrutá la naturaleza y disfrutá de estar vivo. Hay que aprender a estar bien con lo que se tiene”.

Un mimo al corazón
Tanto Mario Reyes (93) como Rubén Barberán (82) tienen en el Capri canchas que llevan su nombre. Para los dos fue un mimo por tantos años de juego.

“Tengo un poco más de 40 años jugando. Vengo dos o tres veces por semana y me genera satisfacción, tengo mi grupo de amigos y más que nada es tratar de hacer algo porque si uno no se mueve, los médicos dicen que es dañino, y no es fácil, a veces cuesta salir de la casa, pero le pongo voluntad porque me hace bien”, reflexionó Rubén.

Y compartió la divertida anécdota de tener un cartel que lleva su nombre:”No lo esperaba. Iban a hacerle el homenaje a Mario, me avisaron y vine. Lo aplaudimos por el cartel y dijeron ‘ahora vamos a la otra’ y era con mi nombre -risas- ¡no me avisaron!”.

Por su parte, Mario compartió que lleva 75 años desplegando su juego y eso, sin dudas, es la clave para estar tan bien. “Tengo 69 trofeos de los torneos que gané y soy vitalicio en el Itapúa y acá”, resalta orgulloso y se devela el despliegue de su calidad de juego.

Para Mario la cancha es parte de su vida y la raqueta ya parte de su cuerpo. “Estar acá me hace bien, el tenis es mi vida”, sintetizó.

Y risueño comentó “pero lo tomo todo más relajado, me levanto a las 10, porque durante 42 años me levanté a las 5, así que si me buscan antes no me encontrarán. También me divierto con mis nietos y me la paso en los clubes y esa es mi vida”.

Una vida marcada por una pasión, por un deporte acentuado por la longevidad de sus adeptos y la clave sin dudas es la camaradería, la competencia sana y saber que al otro lado de la cancha alguien siente lo mismo al jugar.

 

Un estudio asegura que jugar al tenis alarga la vida

Las personas que juegan tenis con regularidad viven en promedio 9,7 años más que aquellas que llevan un estilo de vida sedentario. El bádminton hace 6.2 más longevo al pacticante; el fútbol, ​​4.7 años; el ciclismo, 3.7; la natación, 3.4; trotar, 3.2 y la calistenia, 3.1 años. Así lo afirma el estudio Copenhagen City Heart Study, realizado en Dinamarca.

Para llevar adelante esta investigación, científicos internacionales le dieron seguimiento entre los años 1991 y 2017 a los hábitos deportivos de 8.577 personas oriundas de la capital danesa y compararon luego la expectativa de vida entre quienes practicaban algún deporte con regularidad y aquellos que tenían estilos de vida sedentarios.

Según afirman los investigadores “varios deportes se asocian con mejoras notoriamente diferentes en la esperanza de vida”. En la misma línea añaden: “Curiosamente, los deportes de tiempo libre que intrínsecamente implican una mayor interacción social entre las personas, se vincularon con una mejora en la longevidad”, remarcó James O’Keefe, coautor del estudio y director de cardiología preventiva del Mid America Heart Institute. O’Keefe señaló además que se conoce por otras investigaciones que “el apoyo social proporciona mitigación del estrés”, por lo que “el jugar e interactuar con otras personas, como en juegos que requieren de un compañero o un equipo, probablemente tenga efectos psicológicos y fisiológicos únicos”, extendiendo los beneficios del ejercicio físico.

Las conclusiones de este estudio coinciden con las de otro realizado en la Universidad de Oxford, publicado en el British Journal of Sports Medicine, que reveló que quienes juegan deportes de raqueta con regularidad son menos propensos a morir. Este grupo redujo un 47 por ciento las causas por muerte general y un 56 por ciento en casos vinculados con problemas cardíacos.

El tenis, la pasión de Elsa. Foto: Federico Gross
El mimo a Rubén: su nombre plasmado. Foto: Federico Gross
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