La pandemia afectó a gran parte de los alumnos de la tercera edad

El deporte como excusa para mantenerse activo

Para el profesor Fernando Boede, especialista en gerontología, la clave para la vitalidad pasa por el movimiento. “Ayuda no sólo a lo físico; para la cabeza es fundamental”
domingo 22 de agosto de 2021 | 6:05hs.
El deporte como excusa para mantenerse activo
El deporte como excusa para mantenerse activo

Antes de la pandemia, Fernando Boede tenía un nutrido grupo de alumnos de la tercera edad que salían a caminar por la costanera posadeña y que complementaban esa actividad con entrenamiento funcional. La premisa era mantenerse en movimiento.

Pero cuando en marzo de 2020 se decretó el aislamiento y comenzó la cuarentena esa premisa quedó, por unos meses, de lado. La incertidumbre de la primera época y la gran cantidad de restricciones hicieron que muchos alumnos se alejaran de la actividad física, un riesgo mayúsculo para personas de la tercera edad.

“En todas las edades es importante el movimiento, no solamente la actividad física, sino también en la rutina, en el día a día. Es importante cuando las personas pueden realizar actividad física dos o tres veces por semana, sobre todo a medida que van pasando los años”, reflexionó el licenciado en educación física y quien se especializó en gerontología.

El antes y el después de la cuarentena fue notorio y, en muchos casos, produjo un retroceso. “Me pasó con mi abuela, que tiene 83 años. Empezó la pandemia y se quedó”, contó el profesor.

“Pasaron tres meses y le dije vamos a empezar a caminar. Arrancamos por los alrededores de su casa, por la calle, después empezamos con movimientos dentro de la casa y se le fueron sus dolores de rodilla y cadera. Cuando dejó, por diferentes motivos, volvieron esos dolores. Entonces eso demuestra la importancia del movimiento para esta franja etaria, pero para todos en general”, aseguró Boede.

“Con la pandemia fue complicado para todos. Cuando empezamos a retomar había un poco de miedo. Los alumnos volvieron un poco toscos, bajamos las cargas y la intensidad de los ejercicios, pero de a poco las personas se adaptaron. El cuerpo se adapta. Si uno a un futbolista le va dando distintos estímulos de entrenamiento se va acostumbrando y acá es lo mismo. Pero costó el regreso, después de estar muy inactivos”, recordó.

Ese regreso significó, para todos, un alivio. “A mí me complicó la pandemia, quería salir a tomar aire y para ellos fue lo mismo y más”, confesó el profesor, y agregó que “nos comentaban que querían y necesitaban salir, aunque sea a dar una vuelta a la manzana”.

“En algunos casos hasta se notaron tintes de depresión, porque se iban de los grupos de WhatsApp. Afectó a la sociedad en general y también a este tipo de grupos”, destacó sobre la pandemia.

Adaptarse para seguir

En la etapa más dura de la cuarentena y con las salidas prohibidas, la tecnología se convirtió en una aliada para profesores y alumnos.

“Nosotros hacíamos entrenamientos por Zoom, pero fue complicado, sobre todo el tema de la tecnología. Les costó entrar, ver los ejercicios, a veces no nos veían a nosotros o no podían entrar desde su celular. Después consiguieron adaptaciones para la tele y nos pidieron que subamos las clases a YouTube, así podían verlas en diferentes horarios”, recordó Boede. “Por suerte se empezaron a habilitar diferentes actividades, pero alrededor del 70 por ciento de nuestros alumnos se sintieron afectados en este tiempo”, agregó.

Para Boede, una de las claves para no perder la actividad en el día a día es llevar el ejercicio a acciones de la rutina y no a ponerlo como una obligación.

“Es difícil hacer ejercicio solo. Quizás uno dice voy a ir a caminar tres veces por semana, pero no lo hace, entonces lo que se puede hacer es empezar a hacer las compras. Si no pueden solos, tienen que pedir ayuda e ir con un acompañante”, aconsejó.

“Dar un paseo, pero no tomarlo como algo estructurado. Es dar una vuelta con un nieto, con un familiar, con un amigo y a medida que van pasando los estímulos, los entrenamientos, las salidas como decimos nosotros, sumarle intensidad. Eso ayuda no solamente a lo físico, sino a lo social y para la cabeza es fundamental”, aseguró el profesor.

En cuanto a las personas que por diferentes motivos no pueden moverse solos, el especialista destacó que “hay un montón de actividades para personas que no pueden desplazarse o que tienen que pasar gran parte de su vida acostados”. “Hay movimientos básicos y otros más complejos que se pueden aprender, con la guía de un profesional. Hay que buscar la manera y asesorarse”, indicó.

Para Boede tiene un doble significado poder trabajar con los mayores: “Tenemos mucho para enseñarnos. Nosotros desde lo profesional, pero ellos desde su experiencia”. “Es muy gratificante trabajar con gente mayor, con los viejos como les digo yo de manera cariñosa. De todos se aprende, en las charlas, en comentarios. Ojalá llegue a esa edad como algunos de los alumnos que tengo”, cerró.

 

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