Escuela de pajaritos

domingo 22 de agosto de 2021 | 6:00hs.
Escuela de pajaritos
Escuela de pajaritos

La mamá Gorrión removía cariñosamente con el pico a sus pequeñines, que se apretaban acurrucados debajo de sus plumas.

- Vamos hijos que se hace tarde- decía mientras trataba de despertarlos.

Pedrito y Pablito abrían los ojos, le sonreían y volvían a cerrarlos acurrucándose contra ella.

-Tomen su desayuno y vayan- decía la mamá acercándoles unas frutitas coloradas.

Comieron a toda prisa porque vieron pasar rumbo a la escuela a las palomas mensajeras, que eran alumnos más grandes y volaban bien. Ellos salieron dando vuelos cortos, casi saltando de rama en rama, de árbol en árbol, en dirección al higuerón donde se daban las clases.

Pichones de todas las especies de la zona revoloteaban y jugaban entre sus ramas, persiguiéndose unos a otros, hasta que la campana tocada por la directora Doña Lechuza, indicaba la hora de entrada.

Los más pequeñitos debían mejorar su vuelo, aprender a planear en las corrientes de viento y salir volando rápido cuando se acercaba algún enemigo.

-Tienen que estar siempre atentos- les decía la maestra Garza- sobre todo por las víboras y los gatos que quieren comernos y de los hombres, que no sé porque, pero nos hacen daño.

-¡Sí señorita! - respondía la clase entera.

En otra rama más arriba todos observaban atentos a Doña Lora, la maestra que más hablaba, que estaba explicando cómo hacer las diferentes clases de nidos. Separó por grupos a los alumnos para que aprendieran el tipo que le corresponde a cada clase.

El grupo más aplicado era el de los boyeros que tejían su nido con mucha paciencia, dirigidos por una boyero joven que estaba practicando antes de recibirse de maestra.

Las palomitas apenas prestaban atención porque su nidito era muy fácil de hacer. Los horneros hacían mucho ruido y jugaban tirándose barro unos a otros, hasta que llegó Doña Lora.

-¿Qué pasa aquí?- dijo muy seria- ¿No saben que esto es muy importante? Tiene que aprender esto aquí para poder hacerlo solos cuando lo tengan que hacer. Ustedes son horneros, orgullosos de tener una casa completa, son los mejores constructores entre las aves ¿Van a hacerlo bien?

-¡Si señorita!- contestaron todos juntos y se pusieron a construir el nido con mucha dedicación.

-En la copa del árbol los pichones de águila y de halcón se preparaban para lanzarse a atrapar una pelotita que les tiraba el profesor.

-El que la atrapa antes de caer al suelo tiene un diez- decía y arrojaba la bola que uno de los pichones perseguía.

-¡Muy bien!- gritaba cuando alguien conseguía atraparla.

La campana sonó fuerte y los trinos subieron también el volumen. Todos hablaban al mismo tiempo despidiéndose hasta el día siguiente, cuando tuvieran que volver a la escuela.

 

Jorge Lavalle

Lavalle ha publicado los libros Releyendo mitos (cuentos), Sarita (novela), Andrés y la Melchora (novela), Argentina 78, el otro mundial (cuentos) entre otros.

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