Objetos de vida cotidiana

Un espacio para rememorar historias

Alberto comenzó a resguardar antigüedades y hoy, mientras cuenta historias a sus nietos, disfruta sus raíces
domingo 15 de agosto de 2021 | 6:05hs.
Un espacio para rememorar historias
Un espacio para rememorar historias

Desde una plancha americana que funciona a vapor, cámaras fotográficas y teléfonos hasta balizas con benceno y anafes a kerosén son algunas de las pequeñas antigüedades que tiene Alberto Monzón (63) en su casa.

El museo particular es un viaje en el tiempo para quedarse horas escuchando las historias.Muchos de los elementos todavía pueden usarse, pero quedaron obsoletos con las nuevas tecnologías.

Uno de los objetos más preciados para Alberto fue el regalo de un amigo cuando se fue a estudiar, una plancha americana que cumplió 47 años y funciona de forma eléctrica, pero es a vapor y ultraliviana.

Así comenzó el recorrido de El Territorio con los elementos que colecciona, para mostrar las antigüedades que le traen recuerdos infinitos, desde su niñez.

Alberto nació y se crió en Concordia, Entre Ríos, “En mi casa, mi mamá tenía muchas cosas antiguas, había vitrolas, fonolas y muchos instrumentos musicales’’, arrancó recordando. ‘‘Teníamos una casa de campo, dónde mi padre administraba un almacén de ramos generales, una pista de baile... pero de eso no tengo nada, porque emigré y nunca lo pedí para mí”, agregó.

Hoy reconoce que también sumó algunos ‘cachivaches’, como él mismo define. “Empezamos a acomodar todo en muebles para que queden vistosos, pero al poco tiempo, nos encontramos que quedaba chico el espacio”, comentó, entre risas.

El primer elemento que compró para empezar, sin querer, el museo personal fue un anafe a kerosén, lo compró en 1995 y arregló. “Aprendí en casa que todo se arreglaba, no se tiraba, así que la refaccioné para mostrar como es el sistema. En los años 70, los genios cambiaron el quemador y lo hicieron a gas, pero quedaron estas para el recuerdo”, refirió Alberto.

No todos los elementos los consiguió a través de donaciones u obsequios, muchos fueron comprados y en ese sentido hay todo un sector de planchas, de hierro a vapor y una de carbón que vino de Suecia. Los nietos de Alberto son los más curiosos, que despiertan su interés por hacer historia sobre las cosas que resguarda con mucho cariño.

Además, entiende que su afición refuerza el recuerdo de sus raíces. “La satisfacción de ver muchos recuerdos me añora cuando era niño, adolescente y cuando empecé a ser adulto, me da placer verlos”.

 

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Cámaras, planchas extrañas y más son parte de la colección.
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