En la dirección del Hospital Baliña funciona un museo histórico

Un espacio que evidencia las transformaciones en salud

Resguarda objetos desde la primera mitad del siglo XX, vestigios de cuando se fundó el sanatorio colonia para aislar y tratar a personas con lepra
domingo 15 de agosto de 2021 | 6:05hs.
Un espacio que evidencia las transformaciones en salud
Un espacio que evidencia las transformaciones en salud

Con la finalidad de rescatar la historia de la institución y sensibilizar sobre la prevención y detección temprana de enfermedades para su tratamiento se proyectó el Museo Histórico del Hospital Baliña en un espacio de la dirección.

Allí se exhiben equipos e instrumental médicos y de laboratorio que utilizaban los profesionales desde las primeras décadas del siglo XX; también valiosos documentos como los registros del personal y de los pacientes y, objetos de uso cotidiano y doméstico.

El director del Hospital Baliña, el médico Juan Carlos Mancini, contó a El Territorio sobre los objetivos salientes de este espacio de rescate de parte de la historia de la salud pública en la provincia y también, aportó datos sobre las piezas que integran las colecciones. A su vez, realizó una reseña de los cambios que experimentó el centro de salud en sus 83 años de vigencia.

“El Museo Histórico del Hospital Baliña lo inauguramos en 2016, fue una idea que impulsó la doctora Viviana Ramírez, que estuvo en la dirección de 2012 a 2015 y que se concretó porque es valioso rescatar la identidad de este lugar”, dijo.

El Hospital Baliña fue fundado el 6 de febrero de 1938 como Sanatorio Colonia para alojar y atender a personas con lepra.

La colonia estaba asentada en el mismo lugar que ocupa actualmente el hospital en el Oeste capitalino, pero se extendía por unas diez hectáreas y funcionaba como una unidad administrativa y económica, tenía el albergue de mujeres y de varones, una iglesia que aún está en pie, huerta, cocina, almacén, lavadero, los habitantes-pacientes-internos recibían una remuneración por sus tareas.

“La colonia era prácticamente una ciudad, en el país había sólo cinco de estos centros impulsados por el doctor Baliña para la internación y atención de las personas con lepra, que en ese entonces la enfermedad no tenía cura”, indicó y añadió: “Los pacientes con lepra eran totalmente aislados debido a los prejuicios”.

Incluso el mobiliario donde se dispusieron los objetos del museo fue construido por los internos a partir de la década del 40, y se pueden ver además las máquinas de coser que utilizaban las mujeres para producir vestimenta y ropa de cama, entre otros.

“Uno de los requisitos para la existencia de la colonia era que debía autoabastecerse y autosustentarse, los internos no salían de la colonia y había casos en que se alojaba a familias enteras”, detalló.

Todo cambiaría con el advenimiento de las sulfas, un tipo de antibiótico eficaz para combatir muchas bacterias. “En 1942 se produce un gran hito con las sulfonamidas, clofazimina y rifampicina y su aplicación en el tratamiento de la lepra a nivel mundial, pero debieron pasar más de dos décadas para lograr una rehabilitación con integración a la sociedad de quienes padecían la enfermedad”, evidenció Mancini.

“En los años siguientes, ya con un tratamiento cambió la modalidad y la atención de los pacientes que ya no se aislaban, la colonia se transformó en Hospital Monoclínico Baliña y siguió atendiendo exclusivamente pacientes con lepra de manera ambulatoria”.

Recién a finales de los 80 pasó a ser hospital de nivel I de enfermedades infectocontagiosas. “Hoy somos un hospital de nivel I de enfermedades infectocontagiosas y también atención de agudos y crónicos, se brinda atención a una amplia población”, enfatizó y expuso que el Baliña fue cediendo parte del terreno que originalmente fue asignado a la colonia. “Del espacio inicial del Baliña tenemos un diez por ciento, lo demás se fue transformando, incorporando áreas y servicios”. Por ello, sintetizó, “hicimos este pequeño museo para rescatar la identidad y se busca reflejar la evolución con los años, las transformaciones en salud y sociales”. En este sentido, marcó que el museo aunque no sea muy conocido por la comunidad, es una puerta a la historia de un momento determinado y también a cómo las sociedades van cambiando conforme avanza la ciencia.

 

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