Ñande reko rapyta (Nuestras raíces)

La Rosadita

viernes 13 de agosto de 2021 | 6:00hs.

La Casa de Gobierno de Misiones, sede del Poder Ejecutivo Provincial, frente a la plaza 9 de Julio de Posadas -sobre la calle Félix de Azara– se denomina popularmente La Rosadita porque su fachada está pintada de ese color, en consonancia con su homónima nacional, en Balcarce 50 de la ciudad de Buenos Aires, a la que se llama también Casa Rosada.

La elección del color se hizo durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento, y si bien no hay consenso sobre el argumento de la decisión, la versión más difundida y aceptada refiere al deseo del primer mandatario de unificar simbólicamente colores representativos de las dos mayores tendencias políticas de la época: unitarios, autodefinidos con el color blanco, y federales, identificados con el rojo; la mezcla de ambos colores resultó en un contundente color rosado. Otra versión de la elección colorimétrica responde a la técnica de pintura más difundida por entonces para ese tipo de inmuebles, una mezcla de sangre de buey con cal que impermeabilizaba las paredes exteriores y era de “larga duración”.

No tenemos certeza desde cuándo la misionera ostenta ese color, pero sí conocemos su historia, que, como es predecible, tiene dos versiones: una oficial y otra difícil de comprobar, pero no por ello imposible.

En diciembre de 1881, el gobierno nacional decidió conformar el Territorio Nacional de Misiones; la nueva capital sería Corpus con el nuevo nombre de San Martín, días después se designó a Rudecindo Roca primer gobernador del mismo -el hecho de ser hermano del presidente en ejercicio… fue “mera coincidencia”-; como estaba en la ciudad de Corrientes, llegó con premura a su nuevo destino y cuando pisó suelo de la designada capital, quedó decepcionado, era poco más que una aldea, con caminos casi inexistentes, limitada por la Sierra Central y con demasiado trabajo a futuro para trasformar ese poblado en una ciudad acorde a la figura administrativa de Misiones -según el propio Roca-.

Entonces escribió una larga y conceptuosa carta a su hermano presidente detallando la belleza del lugar, su potencial y lo inapropiado de la designación como “sede de las autoridades”; en los párrafos finales sugirió que Posadas era el lugar adecuado para ciudad capital, despachó la misiva y emprendió viaje a la aludida, a la espera de la respuesta, que llegó… dos largos años más tarde.

En tanto, Rudecindo se instaló en Posadas, y aquí comienzan más versiones. Para algunos lo hizo en compañía de su esposa Teodora Lencisa, para otros solo. Parece que la Gobernación empezó a funcionar como dependencia pública en la esquina de Sarmiento y Buenos Aires –en ese lugar después abrió sus puertas la Farmacia del Pueblo y en épocas más recientes la pizzería Los Pinos -, y luego se mudó a San Lorenzo y Bolívar, pero el gobernador no estaba conforme con los inmuebles, así que apuró la búsqueda del adecuado.

La versión más aceptada relata la adquisición a Eladio Guesalaga de una propiedad en la manzana 69, alquilada en ese entonces a Leonardo Troazzi, donde funcionaba un ingenio azucarero y la posterior construcción de una fastuosa vivienda, según proyecto del ingeniero Juan Coll –el mismo que construyó la Casa de Gobierno correntina– y mano de obra de los soldados del Regimiento 3 de línea que comandaba Roca; finalizada en el año 1883, para algunos historiadores costeada por el propio Rudecindo inicialmente, gasto cubierto a posteriori por el Ejecutivo Nacional, para otros éste último desembolsó el dinero para la compra y construcción, lo cierto es que poco tiempo después  se le solicitó al gobierno central la aprobación para realizar “mejoras” en la propiedad, se remitió un presupuesto que fue probado y los fondos, remitidos para la obra.

La otra versión relata una noche de timba, un mano a mano entre el dueño de la propiedad y Roca, una apuesta fuerte que incluyó el título del inmueble –¿o del terreno?– y el triunfo del militar que luego blanqueó con el hermano presidente y significó dos interesantes montos de metálico, uno por compra y otro por reformas.

Un tercer relato pone en duda al titular Guesalaga e introduce a Felipe Tamareu como propietario original del inmueble, afincado en la zona de San Javier inicialmente, antes de la Guerra Grande.

Así surgió la Casa de Gobierno de Misiones, vivienda familiar y oficinas públicas en sus principios; en 1912 se le realizó la primera reforma, en 1949 se inauguró una nueva intervención arquitectónica y a principios de los años 90 se trabajó en ella bajo preceptos de preservación y conservación. Está considerada Patrimonio Histórico Cultural Provincial y Municipal y Monumento Histórico Provincial y Nacional.

Interminables pasillos se abren en patios hermoseados con árboles y plantas nativas, palmeras, orquídeas, aljibes y ancianas baldosas invitan a adentrarse en un mundo que ya no existe, en costumbres que hoy nos resultan increíbles.

Cuando su silueta era la más destacada, supo influir en la modernización de la plaza 9 de Julio, se colocaron novedosos faroles a kerosene, se delimitaron los canteros, se trasladó el Batallón apostado en ella y hasta las retretas de la Banda de Música Municipal se vieron afectadas en pos de su señorial presencia; en un momento se la cercó y se colocaron molinetes en las cuatro esquinas para acceder a ella; la Iglesia Matriz completó por muchos años un área símbolo de la alta burguesía regional y a la vez el lugar elegido para las expresiones ciudadanas y populares.

Los juegos florales, desde la primera edición, entraron a la Casa de Gobierno a buscar los galardones obtenidos cada año; en esas instalaciones se coronaron durante años a las Reinas del Carnaval y de los Estudiantes y un día se transformó en sede de las autoridades de la provincia… hasta hoy.

Cuando se retomen algunas actividades, un buen plan de paseo con la familia y/o amigos sería conocer y recorrer este lugar que la mayoría de los misioneros desconoce.

¡Hasta el próximo viernes!

¿Que opinión tenés sobre esta nota?