Frío que alberga calidez

En el fin del mundo hay una aventura de sabores

Habitado por apenas un centenar de personas, Puerto Almanza es conocido como el pueblo más austral del país. La pesca es su principal actividad económica
domingo 08 de agosto de 2021 | 6:00hs.
En el fin del mundo hay				 una aventura de sabores
En el fin del mundo hay una aventura de sabores

Puerto Almanza es un pequeño poblado de pescadores ubicado sobre la costa este del Canal Beagle, a 75 kilómetros de la ciudad de Ushuaia. Un poco más allá del “fin del mundo” este paraje es habitado por no más de 150 personas. La mayoría de los pobladores se dedican a la pesca artesanal y poseen restaurantes a orillas del canal de Beagle. Tienen como actividad económica la extracción de centollas, centollones, mejillones, cholgas y otros moluscos de las frías aguas. Junto con truchas y salmones son preparados y ofrecidos en casas de familias o en pequeños restaurantes. Así, la economía se fortaleció con la creación de casas de comida, que actualmente son el sustento de muchos hogares.

La comunidad que se conformó en Puerto Almanza es muy reciente. El primer asentamiento tuvo lugar en 1966 y fue un Destacamento de la Prefectura Naval Argentina, montado para vigilar la isla chilena de Novarino a causa de las disputas territoriales que se presentaban en la época. Posteriormente, en 1991, comenzaron a llegar los primeros pobladores civiles, y por el 2001 se establecieron definitivamente en la región.

Los habitantes originarios de la zona fueron los yaganes, quienes mantenían la tradición de arrojar restos de conchillas a las fogatas. Esos montículos aún forman parte del paisaje y hoy es posible visitar responsablemente algunos “concheros” o sitios arqueológicos a orillas del canal. En la actualidad, el pueblo cuenta con un ancladero que sirve de refugio de naves de pesca y turismo y algunas casas de particulares que apostaron a pasar su vida allí.

También se han creado emprendimientos dedicados a la cría de mejillones, cholgas, erizos y truchas. Todos estos platos de mar pueden degustarse en los restaurantes ubicados en Puerto Almanza o en la ciudad de Ushuaia.

Todo el mar en un plato
Durante el verano, Puerto Almanza se convierte en un impensado fenómeno gastronómico gracias a su plato estrella, la centolla patagónica. Esta especie de cangrejo de color salmón, de carne muy preciada, aquí no puede servirse más fresco, ya que sale del mar a pocos metros y, tras un rápido hervor, va directo a la mesa.

La sirena y el capitán, es un restaurante pionero que en 2020 inauguró un segundo salón para poder responder a la gran demanda. Ahora su propietario cuenta con la ayuda de ocho personas de su familia, tiene capacidad para 42 cubiertos y atiende en cuatro turnos por día, sólo para almuerzos. Aún así, los fines de semana hay gente que va sin reserva y tiene que esperar hasta una cola de media hora.

Lo mismo sucede a pocos metros, en La mesita de Almanza, donde su dueño sirve y entretiene a puro carisma a los comensales sentados alrededor de la famosa “mesita” compartida que da nombre al lugar. A su lado, su esposa hace malabares entre las ollas en una minúscula cocina detrás de una barra.

Variedad en el frío
Este diminuto pueblo no solo tiene buena gastronomía, excelentes paisajes y una paz que llega a todos los sentidos, también ofrece diferentes actividades relacionadas con el senderismo y las caminatas.

Desde la localidad se puede realizar un recorrido de dificultad media-baja hacia la Cascada Lashifasaj. El punto de partida se encuentra luego de transitar 3 kilómetros por la ruta “J” (que es de ripio), tomando una bifurcación que lleva a la estancia Harberton. Allí comienza la caminata.

La ubicación de Puerto Almanza resulta ideal para explorar la zona costera y sus atractivos, como la Estancia Harberton, propiedad de la familia Bridges, un sitio histórico que cuenta con un museo propio y una oferta de actividades como caminatas y navegaciones. Frente a Puerto Almanza, del otro lado del Canal Beagle, se encuentra la localidad chilena de Puerto Williams, en isla Navarino.

Punto estratégico, en Almanza hay destacamento de la Prefectura Naval y delegación de la Armada Argentina, y todavía se puede observar a un lado del camino la artillería preparada en los años 80 durante el conflicto limítrofe con el país vecino por las islas Picton, Nueva y Lennox.

Es tal la expectativa que muchos observan incrédulos la postal que encuentran. Frente al espejo de agua helada, con la vecina ciudad chilena de Puerto Williams del otro lado, se despliega una hilera de cabañas (o “ranchos” como los llaman los pobladores) más o menos dispersas a lo largo de escasos 15 kilómetros. Casi todas fueron construidas por las manos de sus propios dueños, que hace dos décadas comenzaron a abrir las puertas de sus casas para alimentar a los pocos viajeros que entonces se le animaban a estas latitudes.

Para que siete alumnos puedan estudiar en la localidad, recientemente se inauguró la escuela llamada “44 Héroes del Submarino ARA San Juan”, en homenaje a los tripulantes del submarino que había navegado las aguas del canal frente a Puerto Almanza poco antes de su desaparición.

Para llegar a este interesante pueblo, se debe tomar la Ruta Nacional n°3 y luego la Ruta Provincial J. Saliendo desde Ushuaia en dirección oeste, corre la ruta nacional 3, desde ahí son 38 kilómetros hasta la intersección con la ruta provincial J. Entre bosques centenarios y colosales montañas, el camino de ripio se abre paso hasta el canal Beagle. Desde allí comienza Puerto Almanza, a lo largo de la ruta provincial K: son 12 kilómetros de casas aisladas, restaurantes y embarcaciones.

El plato estrella del lugar es la centolla patagónica.
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