En Buenos Aires

Prisión condicional para un misionero que mantuvo cautiva y bajo amenaza de muerte a su ex pareja

Leonardo David Brítez (27) se declaró culpable de los delitos de "privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometida mediante el empleo de violencia y amenazas"
viernes 06 de agosto de 2021 | 14:49hs.
Prisión condicional para un misionero que mantuvo cautiva y bajo amenaza de muerte a su ex pareja
Prisión condicional para un misionero que mantuvo cautiva y bajo amenaza de muerte a su ex pareja

Un misionero fue condenado en Buenos Aires a la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional tras haberse declarado culpable -en un juicio abreviado- de los delitos de "privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometida mediante el empleo de violencia y amenazas" en perjuicio de quien es ahora su ex pareja, también oriunda de esta provincia.

Se llama Leonardo David Brítez, de 27 años y es conocido como Gordi.

El fallo condenatorio homologado por el Tribunal en lo Criminal y Correccional 12 de la Capital Federal, a cargo de la jueza -unipersonal- Claudia Beatríz Moscato, ordenó en paralelo la prohibición de acercamiento al lugar de residencia y/o domicilio laboral de la víctima durante tres años, debiendo abstenerse de toda vinculación y/o contacto por cualquier medio, inclusive telefónico.

Más allá de eso, Brítez deberá realizar un tratamiento médico o psicológico -previo informe que acredite su necesidad y eficacia- y someterse de inmediato el programa para recuperación de hombres violentos que dicta el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Horas de violencia y amenazas

El condenado llegó a la instancia de debate acusado de haber privado ilegítimamente de la libertad, mediante violencia y amenazas, a su pareja de 17 años y haberla intimidado con un  arma de fuego -que luego se determinó que se trataba de una réplica- para que se acostara en la cama, situación que tuvo lugar desde el 19 hasta el 20 de noviembre de 2020, en una vivienda situada en la Casa 2 de la Manzana 6 del sector Tierra Amarilla del barrio 21-24 de Barracas.

Según el expediente, a las 17 del día 19 ambos se encontraban en ese domicilio junto al hijo de 3 años de la víctima y, en medio de una discusión Brítez comenzó a increparla, situación que se extendió a lo largo de toda la noche hasta que le propinó a la mujer un golpe con la mano abierta en la cabeza y ésta se retiró hacia otro ambiente del inmueble.

Luego, tomó una réplica de arma de fuego y amenazó con matar tanto a la víctima como a su hijo, exigiéndole que fueran a acostarse y colocando el arma sobre su cuerpo mientras la apuraba para que se dirigiera a la cama.

Esta situación se prolongó hasta las primeras horas del día 20, oportunidad en que la joven pudo enviar un audio a su madre –que vive en Misiones– en el que se escuchaba a Brítez intimidándola.

Finalmente, cuando éste se quedó dormido -aproximadamente a las 3:30-pudo tomar las llaves de la vivienda y se escapó con el niño, encontrándose con personal de Prefectura Naval que había concurrido a auxiliarla a instancias de un llamado de la progenitora desde Misiones.

Al intervenir el personal de esa fuerza, ante el relato de la víctima acerca del arma con la que el violento le había apuntado, inspeccionaron el lugar y encontraron detrás de un televisor una réplica de arma de fuego -tipo revólver de plástico color negro- dentro de una funda negra, la cual fue incautada.

Testimonio de la víctima

En su declaración testimonial la víctima refirió que desde hacía un mes y medio mantenía una relación sentimental y de convivencia con Brítez, que se trataba de una persona violenta y temperamental que ejercía violencia psicológica y ambiental sobre su persona, lo cual se potenciaba cuando él consumía excesivamente bebidas alcohólicas.

Sostuvo que se sentía sumamente amedrentada por las reiteradas amenazas de muerte que recibió por parte del acusado y que el día del hecho había utilizado un arma de fuego para intimidarla.

Relató que él siempre le dijo que pertenecía a una fuerza policial y que ella sabía que poseía en el domicilio prendas y accesorios asociados a una fuerza de seguridad, inclusive documentación, credenciales y armamento.

En relación al hecho, dijo que ese día, Brítez había llegado de su trabajo a las 18
-indicándole que estaba trabajando de albañil- y empezó a tomar; aclaró que antes de que se fuera a trabajar se habían peleado porque él la trataba mal, le decía india  y cosas así, por lo que ella le había dicho que se quería volver a Misiones.

Expresó que, cuando llegó, el hombre bebió entre 12 y 13 cervezas, después salió y supuestamente se fue a buscar más cerveza, pero tardó media hora, lo que le pareció raro porque el supermercado estaba a la vuelta de la casa.

Indicó que cuando volvió del supermercado a las 12 de la noche la empezó a insultar; ella le decía que parara y él empezó a hablar mal de su madre, por lo que ella se cansó y se lo dijo, momento en que él, con la mano abierta, le pegó en la cabeza y la tumbó en la cama.

Dijo que luego se levantó y se dirigió al baño con su bebé, donde se sentó dejando la puerta abierta. Brítez le dijo que se fuera a acostar, pero ella no quería porque él estaba tomando en la habitación, motivo por el cual permaneció en el baño hasta que el condenado fue hasta allí con un arma con la que apuntó tanto a ella como a su bebé de tres años mientras le decía que se acostara, a lo que finalmente accedió por miedo.

Refirió también que el violento mientras le apuntaba le decía que no iba a salir de ahí con vida; aclaró que ellos estaban en la cama acostados y él ponía el arma sobre la frazada. También le dijo que iba a matar a su familia. Agregó que luego le refirió que se quería ir de la vivienda, pero que él le decía que no iba a salir viva de ahí y que, si llamaba a un policía, iba a ser peor.

Indicó que la puerta y la reja tenían llave y que, cuando Brítez se quedó dormido, se la sacó y salió encontrándose con personal de la Prefectura Naval.

Precisó que ella no tenía llave de la casa; que estuvieron conviviendo un mes y medio, pero no contaba con una y cuando él se iba ella se quedaba ahí ya que no tenía dónde ir.

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